BOGOTÁ (AP) — Las apetecidas flores colombianas esperan convertirse en obsequios del día de San Valentín en Estados Unidos, pero la tensión política entre los presidentes de ambos países y la mutua amenaza de imponer aranceles dejaron al sector en la incertidumbre, pese al acuerdo bilateral ya existente que relajó ese tipo de imposiciones comerciales.
La tensión se generó el domingo debido a la negativa del gobierno colombiano de aceptar vuelos militares de repatriación de sus ciudadanos deportados desde Estados Unidos. El presidente Gustavo Petro consideró que la llegada en aviones militares era una afrenta a su dignidad y lo condicionó a que fueran devueltos en “aviones civiles”.
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Fueron menos de 24 horas de un cruce de mensajes en los que el presidente Donald Trump ordenó imponer aranceles de 25% sobre todos los productos colombianos entrantes, que serían aumentados a 50% en una semana y otras sanciones como restricción de visados. Petro reaccionó en la misma dirección anunciando un alza de aranceles del 25% a las importaciones desde Estados Unidos.
Para el sector floricultor fueron de las horas más tensas que han vivido en décadas, por ser Estados Unidos su principal mercado y el destino del 80% de su producción en unas fechas clave. Esperan exportar hacia ese país más de 60,000 toneladas de flores para la actual temporada de San Valentín.
“Esta (crisis) de ayer yo creo que es la más cortica, pero de las más preocupantes y más angustiantes”, reconoció a The Associated Press Augusto Solano Mejía, presidente de la Asociación Colombiana de Exportadores de Flores (Asocolflores).
La floricultura genera más de 200,000 empleos directos e indirectos en Colombia, a lo que se suman otros proveedores como los de agroquímicos y las casas de empaques.
Hasta noviembre del año pasado, Estados Unidos había importado 1,140 millones de dólares en flores cortadas de Colombia, más de lo que importó en todo 2023, según el Departamento de Agricultura de Estados Unidos.
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Además de las flores, Colombia exporta a Estados Unidos café, manufacturas, frutas como el banano e hidrocarburos. Con corte a noviembre, las exportaciones de Colombia a Estados Unidos fueron más de 13,100 millones de dólares, según el Departamento Nacional de Estadística.
Al final de la noche del domingo, la Casa Blanca se atribuyó una victoria sobre el impasse bilateral y anunció que Colombia recibiría a los deportados incluso en aviones militares, levantando la orden de aumentar aranceles pero manteniendo otras como las restricciones de visa para los funcionarios colombianos y mayores inspecciones aduaneras de mercancías procedentes de ese país hasta que el avión con deportados fuera enviado con éxito.
Al ser Estados Unidos el principal socio comercial de Colombia, los sectores económicos no se tranquilizaron de inmediato.
“Creo que todavía hay incertidumbre y todavía se mantiene cierta tensión. Afortunadamente, se solucionó lo que pasó... Pero todavía no es claro qué va a pasar en adelante, qué más van a pedir y cómo va a reaccionar el gobierno colombiano”, aseguró Solano Mejía.
De haberse materializado el alza de aranceles e implementado a lo largo del tiempo inspecciones aduaneras más rigurosas, los efectos se habrían sentido de inmediato en el país sudamericano, debido a que Estados Unidos es su mayor mercado al representar el 29% de sus exportaciones totales, mientras que Colombia sólo representa el 0.5% de las importaciones estadounidenses.
“Una inspección puede frenar, dañar e impedir la entrada en el territorio de Estados Unidos. Puede generar retrasos en las exportaciones, afectando cadena de suministro y aumentando costos o generando requisitos adicionales”, dijo a AP la presidenta de la Cámara de Comercio Colombo Americana, María Claudia Lacouture. “Todo ad portas de una de las fechas más importantes para los floricultores colombianos”.
Para ese sector habría sido “una debacle”, según Solano Mejía, porque las delicadas flores colombianas hubieran podido echarse a perder en los estantes de Estados Unidos, luego de que el costo del arancel se trasladara a los consumidores. Las tiendas “al ver que no vendieron sus flores porque estaban muy caras, pues no le pagan al cultivador”, dijo el presidente del gremio sobre el escenario hipotético.
Dada la predominancia de Estados Unidos para el comercio colombiano, no es fácil buscar en el corto plazo un nuevo destino de reemplazo, por lo que los floricultores esperan seguir alegrando el San Valentín, como menciona el líder del gremio: “Es afortunado para muchos que esto haya terminado y esperamos que no vuelva a ocurrir”.