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Casi 15 años de estudios vinculan nacimientos prematuros con contaminantes ambientales en Puerto Rico

El Departamento de Salud no reconoció los hallazgos porque los contaminantes no están comprobados como causantes de prematurez por autoridades salubristas

COLOMBIA-HEALTH-VIRUS COLOMBIA-HEALTH-VIRUS (LUIS ROBAYO/AFP)

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Pese al consenso médico de que no hay razones concretas sobre qué provoca un nacimiento prematuro, un grupo de científicos de Puerto Rico y Estados Unidos ha realizado, desde 2010, cientos de estudios científicos, en los que han participado más de 3,000 puertorriqueñas embarazadas, para investigar posibles efectos adversos de contaminantes ambientales en los nacimientos.

Por lo menos en los pasados 20 años, Puerto Rico ha obtenido los porcentajes más altos de nacimientos prematuros en Estados Unidos. Entre 2014 y 2023, el valor osciló entre 11% y 12%, según datos del Departamento de Salud (DS) entregados a Metro Puerto Rico. Pero en 2006, se había alcanzado la cifra más alta, de 20%, por lo que la organización de salud materno infantil March of Dimes acudió al Recinto de Ciencias Médicas (RCM) de la Universidad de Puerto Rico (UPR) para buscar respuestas a la incidencia.

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El cohorte de investigación Puerto Rico Testsite for Exploring Contamination Threats (Protect)—compuesto por los recintos de Ciencias Médicas y de Mayagüez de la UPR, la Universidad de Northeastern, en Boston, y otras cinco universidades estadounidenses— concentró sus estudios en el norte de la isla, donde hay dos acuíferos de agua potable en la región del carso, por una alta densidad de zonas contaminadas por instalaciones manufactureras.

La Agencia de Protección Ambiental federal (EPA, en inglés) designa estas áreas afectadas que requieren atención prolongada para limpiarlas como Superfondos, de las que hay 14 identificadas en Puerto Rico; seis se concentran en el norte, en los municipios de Arecibo, Barceloneta, Vega Baja, Vega Alta, Toa Baja y Florida.

Los estudios hallaron presencia de compuestos volátiles orgánicos clorinados (CVOC), que son resistentes a la degradación y se encuentran en solventes; químicos añadidos a plásticos llamados ftalatos; metales pesados, como cobre y plomo; y pesticidas en muestras de pozos de agua y en la plomería de los hogares de participantes. Incluso, detectaron algunos químicos en la orina de algunas mujeres participantes.

Uno de los investigadores que inició Protect, el pediatra José Cordero, contó que el proyecto, que mantiene investigaciones activas, busca contestar cómo los químicos llegan a las comunidades, cómo se pueden eliminar y cómo impactan a la mujer embarazada antes, durante y después de la gestación.

Sobre los efectos que inciden en la mujer, el también exdecano de la Escuela Graduada de Salud Pública (EGSP) del RCM explicó: “Lo que hacen los químicos es que, al elevarse, es como si fueran a prender el switch (interruptor) que dice: ‘Ya es hora de que el bebé salga’. Pero ese no es el único efecto. El otro efecto que tienen es que también puede resultar en que la placenta sea más pequeña o que la placenta no funcione tan bien y, cuando eso sucede, hay menos alimento yendo de la placenta hacia el bebé. Y entonces eso es lo que reduce el peso del bebé al nacer”.

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José Cordero, pediatra, epidemiólogo y exdecano de la Escuela Graduada de Salud Pública del Recinto de Ciencias Médicas de la Universidad de Puerto Rico. El pediatra José Cordero fue uno de los fundadores del cohorte Protect. (Recinto Universitario de Mayagüez)
José Cordero, pediatra, epidemiólogo y exdecano de la Escuela Graduada de Salud Pública del Recinto de Ciencias Médicas de la Universidad de Puerto Rico. El pediatra José Cordero fue uno de los fundadores del cohorte Protect. (Recinto Universitario de Mayagüez)

Otros estudios publicados por Protect, que es financiado por el programa de investigación de Superfondos del Instituto Nacional de Salud Ambiental, muestran que los ftalatos se han asociado con la preeclampsia —presión alta y alza en el nivel de proteínas en la orina—, mientras que otros químicos como ésteres organofosforados y fenoles y parabenos, que están presentes en protectores solares, enlatados o maquillajes, afectan la presión arterial de la embarazada y provocan hipertensión.

Aunque Protect se limita a mujeres en edad reproductiva sin riesgos adicionales y a 22 municipios, que incluyen pueblos costeros desde Toa Baja hasta Aguadilla y montañosos como Ciales, Morovis y Lares, Cordero sostuvo que los químicos se pueden extender de esa periferia.

La porosidad del carso actúa como un filtro. Según José Cordero, los contaminantes pueden yacer en la roca, pero salen con la lluvia u otros eventos atmosféricos que dispersan los contaminantes. (Centro Protect)
La porosidad del carso actúa como un filtro. Según José Cordero, los contaminantes pueden yacer en la roca, pero salen con la lluvia u otros eventos atmosféricos que dispersan los contaminantes. (Centro Protect)
La porosidad del carso actúa como un filtro. Según José Cordero, los contaminantes pueden yacer en la roca, pero salen con la lluvia u otros eventos atmosféricos que dispersan los contaminantes. (Centro Protect)
La porosidad del carso actúa como un filtro. Según José Cordero, los contaminantes pueden yacer en la roca, pero salen con la lluvia u otros eventos atmosféricos que dispersan los contaminantes. (Centro Protect)

“Aun cuando el agua sale de esos acuíferos del carso, hay un supertubo y el supertubo trae parte de esa agua al acuífero, que llega también a San Juan. Es parte de la que viene del [río de] La Plata y de otros sitios y todo eso se junta. O sea, no solamente están expuestos los del carso, que quizás tienen algún pozo, sino también la gente que lo está tomando del agua de la pluma”, amplió Cordero, quien actualmente es profesor de salud pública en la Universidad de Georgia en Atlanta.

“Yo creo que el problema de las prematuras no es un problema del carso. Es un problema de todo Puerto Rico”, continuó.

Entrevista con el pediatra José Cordero El epidemiólogo abundó sobre los hallazgos del cohorte de investigación Protect

Salud trivializa los hallazgos de Protect

El director de la Sección Madres, Niños y Adolescentes (SMNA) de la División de Salud Familiar e Infantil del DS, el doctor Manuel Vargas Bernal, no obstante, expresó que no utiliza los hallazgos de Protect ni advierte de los riesgos de contaminación ambiental en las estrategias estatales o materiales difundidos a madres gestantes.

“Nunca se pudo corroborar que directamente estaba ligado a prematurez”, sostuvo el ginecólogo y obstetra.

La SMNA proporciona material educativo a mujeres embarazadas mediante cursos virtuales o presenciales, impartidos por un equipo de 86 enfermeras perinatales a nivel isla. En 2023, informaron a poco más de 5,000 mujeres sobre cuidado pre y posnatal, relacionado a cuidado de salud oral, consumo de ácido fólico y manejo de condiciones crónicas como hipertensión y diabetes.

“La información [de los cursos] se actualiza. Es acreditada y verificada”, afirmó.

El especialista en salud materno fetal William Ramírez Cacho, quien dirige el Departamento de Ginecología y Obstetricia en el grupo hospitalario Manatí, Mayagüez y Bayamón Medical Center, planteó que los estudios de Protect apuntan preliminarmente a que hay alguna correlación, pero “se tiene que validar más”.

Amplió que los causantes de un parto prematuro son multifactoriales, por lo que no se puede atribuir a uno solo. Otros factores, enumeró, son sobredistensión del útero, problemas con el cuello de la matriz, condiciones preexistentes como diabetes o coagulación de sangre, situaciones de alimentación y uso de sustancias controladas.

“Cada caso tiene sus razones de prematurez”, acotó.

Sobre las guías de Salud, Ramírez Cacho opinó que no hay una recomendación “sólida” sobre la contaminación ambiental para que se aplique a nivel estatal.

“Sin tener una evidencia contundente de que [lo ambiental] es un factor confirmado que ocasiona partos prematuros, no se va a poder abordar de una manera preventiva porque, ¿qué podemos hacer? ¿No tomar agua? ¿No estar expuestos? […] Es difícil de decir y atribuir un punto en específico y decir: ‘Esto se puede abordar de esa manera”, planteó.

Agregó que “tiene sentido” que la contaminación que ocasionaron las instalaciones manufactureras en el norte tenga efecto en las personas, pero “hay que esperar para implementar cambios de política pública”.

Décadas de contaminación

Dos investigadoras de Protect, Ingrid Padilla Cestero, del RUM, y Carmen M. Vélez Vega, del RCM, resaltaron que los Superfondos llevan desde al menos la década de 1980 en Puerto Rico, y algunos siguen activos; es decir, su proceso de limpieza y remediación está en desarrollo.

“Estamos hablando de 40 años de sitios que están altamente contaminados o que tienen un potencial alto de exposición y de impacto a la salud”, expresó Padilla Cestero, quien también sostuvo que hay otras fuentes de exposición a contaminantes.

“No todo lo que existe lo podemos medir. Sí, podemos decir [que] hay una exposición, pero no es tan fácil de medir”, reconoció Vélez Vega.

La líder de participación comunitaria Carmen M. Vélez Vega. La investigadora recibió una distinción de la Asociación de Información sobre Salud Ambiental de la Biblioteca Nacional de Medicina. (Centro Protect)
La líder de participación comunitaria Carmen M. Vélez Vega recibió distinción de la Biblioteca Nacional de Medicina. De izquierda a derecha, Hector Torres Zayas, Carmen M. Velez Vega, Nobel Hernández Otero, y Chrystal Galán Rivera. (Centro Protect)
La profesora Ingrid Padilla Cestero. La investigadora especialista en la región del carso en una visita a la zona. (Centro Protect)
La profesora Ingrid Padilla Cestero. La investigadora especialista en la región del carso en una visita a la zona. (Centro Protect)

Según las investigadoras, los resultados se comparten con la división del Caribe de la EPA, pero el desarrollo de política pública “toma tiempo”. No obstante, la agencia federal solo pide a la división estar en cumplimiento con contaminantes regulados; los que no, no se consideran.

“Si un potencial contaminante no está regulado, tú no lo tienes que medir. Solamente tienes que cumplir con esos contaminantes que están regulados. Así que, el encontrar nuevos contaminantes, ya sea en el cuerpo o en el ambiente, suma unas banderas en donde yo, a lo mejor, tengo que estar mirando más a que esto lo empecemos a monitorear”, declaró la facultativa del RCM.

Osvaldo Rosario, catedrático de química en el Recinto de Río Piedras de la UPR, agregó que las regulaciones de la EPA son a base de las cantidades individuales y no se considera un impacto acumulado entre múltiples contaminantes.

“La ley ambiental está fallida y la evidencia es enfermedad por pobre calidad del ambiente”, aseveró.

Joaquín A. Rosado Lebrón cubre salud para Metro Puerto Rico a través del programa Report for America.

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