La sensación de unidad católica no duró mucho. Menos de una semana después de compartir el escenario de la investidura con un alto cardenal católico, el vicepresidente JD Vance se enzarzó en una pelea con los máximos dirigentes estadounidenses de su iglesia.
El nuevo vicepresidente, un católico converso, acusó a la Conferencia Episcopal de Estados Unidos de reasentar a “migrantes ilegales” para conseguir fondos federales. El cardenal neoyorquino Timothy Dolan, que pronunció la homilía poco antes de que Vance jurara su cargo, denunció los comentarios como “burdos” y “desagradables”.
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Vance ha afirmado que un concepto de la teología católica medieval —“ordo amoris” en latín– justifica la mano dura del gobierno de Trump contra la inmigración que se basa en la consigna "Estados Unidos primero”. Sostuvo que el concepto delinea una jerarquía de cuidado - a la familia en primer lugar, seguido por el vecino, la comunidad, los conciudadanos y, por último, los que están en otros lugares.
Varios estudiosos dicen que Vance está promoviendo una lectura errónea simplista del concepto y que la doctrina católica requiere la ayuda a los extraños en necesidad urgente.
Pero Vance recibió el apoyo de otros, en particular los de un movimiento mayoritariamente católico con el que se identifica, conocido como postliberalismo. Este movimiento combina el conservadurismo social con la creencia en el uso del poder del Estado para promover los valores cristianos y construir la comunidad. Los principales pensadores del movimiento han abogado precisamente por el tipo de “cambio de régimen” radical en curso en el gobierno de Trump, aplaudiendo sus recortes a gran escala de las agencias federales y las fuerzas de trabajo consideradas antitéticas a estos objetivos.
La ruptura católica se produce cuando los principales obispos aplaudieron algunas de las nuevas iniciativas del gobierno de Trump. Las declaraciones de la Conferencia de Obispos Católicos de Estados Unidos dieron la bienvenida a las órdenes ejecutivas que apoyan la “elección escolar”, revierten el apoyo federal a las transiciones de género y requieren que las agencias extranjeras que reciben ayuda de Estados Unidos certifiquen que no proporcionan o promueven el aborto.
Cambio de poder católico en Washington
El cambio de gobierno parece marcar un giro radical en el poder católico en Washington. Los demócratas Joe Biden y Nancy Pelosi –católicos liberales que asistían a misa y apoyaban el derecho al aborto, lo que llevó a algunos obispos a oponerse a que recibieran la comunión– ya no están en la Casa Blanca ni en la presidencia de la Cámara de Representantes.
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Trump ha nombrado a un destacado activista católico conservador, Brian Burch, presidente de CatholicVote, como embajador en el Vaticano, incluso cuando el Papa Francisco nombró a un cardenal relativamente progresista, Robert McElroy, como arzobispo de Washington.
Pero el ataque de Vance a la conferencia episcopal causó escozor.
Vance se definió a sí mismo como un “católico devoto” que estaba decepcionado de que los obispos “no han sido un buen socio en aplicar la ley de inmigración con sentido común”. Afirmó que tomaron 100 millones de dólares “para ayudar a reasentar migrantes ilegales”.
Dolan, en su programa de SiriusXM, calificó las declaraciones de dañinas. “Eso es simplemente difamatorio, es muy desagradable, y no es verdad”, afirmó Dolan. La conferencia episcopal es una de las 10 organizaciones nacionales estadounidenses que reasientan a refugiados, que han sido traídos legalmente al país bajo una política que duró décadas hasta que Trump pausó el programa. Dolan dijo que las subvenciones del gobierno no igualan los gastos y se complementan con donaciones privadas.
“¿Crees que ganamos dinero con ello? Lo estamos perdiendo a manos llenas”, afirmó Dolan, añadiendo que esperaba algo mejor de Vance en el futuro.
Pero Vance se ha mantenido firme en su justificación “ordo amoris” de las restricciones migratorias de Trump.
“Amas a tu familia, y luego amas a tu vecino, y luego amas a tu comunidad, y luego amas a tus conciudadanos en tu propio país”, afirmó Vance en Fox News. “Después de eso, puedes centrarte y dar prioridad al resto del mundo”. Afirmó que la “extrema izquierda” ha invertido eso.
Qué significa el concepto de “ordo amoris”
En una escaramuza posterior en las redes sociales, Vance instó a la gente a buscar en Google “ordo amoris” u “orden del amor”.
Sobre este concepto, San Agustín, un antiguo teólogo, dijo que, aunque todos deben amar a todos por igual, ninguna persona finita puede ayudar a todos y, por tanto, debe cuidar especialmente a aquellos con los que se tiene una “conexión más estrecha”.
Santo Tomás de Aquino, en el siglo XIII, estaba de acuerdo en que las personas tienen una obligación particular con la familia y los conciudadanos. Pero, añadía, también depende de las circunstancias: “En ciertos casos uno debe, por ejemplo, socorrer a un extraño, en extrema necesidad, antes que a su propio padre, si no está en tan urgente necesidad”.
David Hollenbach, teólogo jesuita y profesor de la Walsh School of Foreign Service de la Universidad de Georgetown, indicó que Vance malinterpreta gravemente a Santo Tomás de Aquino.
“Aquino dice que amamos más eficazmente a los que están cerca de nosotros”, dijo Hollenbach, que también es miembro del Berkley Center for Religion, Peace and World Affairs. Pero, añadió, “Aquino continúa diciendo que si hay personas más distantes que están muy necesitadas, tienen prioridad”.
Hollenbach citó la parábola bíblica del Buen Samaritano, en la que un marginado se hizo cargo de un viajero maltratado y desatendido por los demás.
“Si hay refugiados y hay personas que huyen para salvar sus vidas, están muy necesitadas y tenemos que responder a sus necesidades”, afirmó Hollenbach.
También citó las exhortaciones del papa Francisco a los países para que acojan migrantes. Francisco, en una encíclica de 2020, advirtió contra una respuesta “xenófoba” que niegue la “dignidad inalienable” de los migrantes necesitados.
Inmigración, identidad de género y otras cuestiones sociales católicas
Vance ha recibido muchos apoyos de católicos conservadores que ven en el gobierno de Trump la posibilidad de hacer realidad muchas de sus ideas.
“Sabes que estás en un orden postliberal cuando los altos líderes electos explican sus puntos de vista en términos de teología política, y el debate principal no es sobre si son ‘intolerantes’, sino sobre si la teología política es correcta o incorrecta”, publicó el profesor de Derecho de Harvard Adrian Vermeule en la plataforma de redes sociales X.
R.R. Reno, en un artículo para la revista digital Compact, argumentó que Vance tenía razón sobre el “ordo amoris”. Citó a la ficticia señora Jellyby de una novela de Charles Dickens —alguien que está tan ocupada con obras de caridad que descuida a su propia familia— como ejemplo de amor desencaminado.
“El amor al estilo de Cristo anima a preocuparse por las víctimas de incendios en otros estados, regiones o países”, escribió Reno. “Pero con mayor razón el amor semejante al de Cristo nos obliga a acudir en ayuda de los vecinos cuyas casas, calle abajo, están ardiendo”.
Otros obispos católicos han mantenido su apoyo a la ayuda a los migrantes.
El obispo Michael Burbidge, de la diócesis de Arlington, Virginia, defendió “la dignidad de cada migrante, independientemente de su estatus”. Dijo que los migrantes han enriquecido a la nación y a la Iglesia. La enseñanza católica, afirmó en un comunicado, no permite una frontera abierta, sino que hace hincapié en un “enfoque de sentido común en el que el deber de cuidar al extranjero se practica en armonía con el deber de cuidar a la nación”.
La inmigración no es el único tema que divide a los católicos de alto nivel en Washington y en otros lugares, también hay fuertes divisiones sobre la inclusión de la comunidad LGBTQ+.
La reciente orden ejecutiva de Trump que obliga al gobierno federal a definir el sexo solo como masculino o femenino —un repudio a las personas transgénero— fue bien recibida por el arzobispo para los servicios militares de Washington, Timothy Broglio, presidente de la Conferencia de Obispos Católicos de Estados Unidos.
Sin embargo, el cardenal McElroy ha abogado por la “inclusión radical” de los católicos LGBTQ+ en la Iglesia. Y el arzobispo saliente de Washington, el cardenal Wilton Gregory, se disculpó en un reciente servicio de oración por el trato de la Iglesia a los católicos LGBTQ+ y por su “propia falta de valentía para traer sanación y esperanza”.
Vance, por su parte, sigue citando nombres católicos de los que se habla más en el seminario que en política. En un discurso pronunciado el miércoles sobre la libertad religiosa, citó al antiguo teólogo Tertuliano en apoyo de la libertad de conciencia.
“Es, creo, una presunción de la sociedad moderna que la libertad religiosa es un concepto liberal”, dijo en la Cumbre Internacional de Libertad Religiosa en Washington. “Pero sabemos que la libertad religiosa emana de conceptos centrales para la fe cristiana, en particular el libre albedrío de los seres humanos y la dignidad esencial de todos los pueblos”.