En medio de los avances logrados por el feminismo en las últimas décadas, algunas voces advierten sobre la posibilidad de una reacción en su contra que podría traducirse en violencia y recorte de derechos para las mujeres. La preocupación se centra en la hostilidad creciente en espacios digitales y en el resurgimiento de discursos que buscan frenar los avances alacanzados.
Eva Prados, feminista y académica, explica que el feminismo en la isla se encuentra en una etapa de resistencia, marcada por intentos de grupos conservadores por revertir avances importantes. Según Prados, los retrocesos se manifiestan en la negación de los derechos reproductivos, en la minimización de la violencia de género y en la falta de avances sustantivos en temas como la igualdad laboral.
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Además, afirmó que el reto principal para el feminismo es que “el ataque más fuerte no viene de la confrontación directa, sino de una resistencia que se infiltra en la vida cotidiana”. Para Prados, aunque no se trata de una “contrarrevolución” explícita, sí existe una resistencia activa que se articula de manera subrepticia, intentando deslegitimar las demandas feministas. Además destacó que, “el feminismo tiene que dejar de ser percibido como una lucha exclusiva de un grupo, sino como una causa universal que afecta a todas las mujeres”.
Prados subrayó que el contexto político actual juega un papel importante en este fenómeno. La polarización política, alimentada por debates sobre temas como el aborto y la equidad salarial, ha generado un clima de confrontación que ha obstaculizado el avance de las políticas públicas en favor de la igualdad de género.
Sostuvo que, “si bien la lucha feminista avanza, los avances son frágiles y dependen de la voluntad política”. En su opinión, la falta de un enfoque integral en la implementación de leyes y políticas públicas ha sido una de las razones por las cuales el feminismo sigue enfrentando obstáculos en su lucha por la igualdad de derechos.
Por su parte, Josefina Pantojas, feminista y activista social, aborda la contrarrevolución machista desde una perspectiva centrada en el impacto de las nuevas tecnologías. Pantojas explica que las redes sociales juegan un papel crucial en la difusión de discursos conservadores y machistas. Según ella, “el discurso conservador en las redes sociales no solo se difunde rápidamente, sino que también se disfraza de argumentos legítimos, haciendo más difícil el cuestionamiento público”. En este sentido, el feminismo enfrenta una lucha también en el ámbito digital, donde los ataques a los avances logrados por las mujeres son constantes.
Pantojas también destacó la necesidad de que las nuevas generaciones mantengan el compromiso con la lucha feminista, pues considera que las voces jóvenes tienen un poder considerable para desmantelar las narrativas que intentan revertir los derechos de las mujeres. A su juicio, las mujeres jóvenes deben seguir luchando por los avances en salud reproductiva, en la eliminación de la violencia machista y en la visibilidad de los derechos sexuales. Sin embargo, Pantojas reconoce que, aunque el feminismo ha ganado terreno, los retos continúan siendo importantes, sobre todo en un contexto de creciente conservadurismo y rechazo a los cambios que propone el movimiento feminista.
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Ambas expertas coinciden en la importancia de un feminismo inclusivo y plural, capaz de unir diversas perspectivas para enfrentar la contrarrevolución machista. Prados y Pantojas coinciden también en que el feminismo debe seguir avanzando en la visibilidad de los derechos de las mujeres y en la promoción de políticas públicas que garanticen la igualdad de género.
Pantojas añade que “el feminismo debe ser un espacio para todos, donde las diferencias sean entendidas como una fortaleza, no como una debilidad”. Si bien las dificultades persisten, las expertas son firmes en que la lucha feminista continúa, aunque con desafíos constantes por delante.