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Afirman hay que buscar otras alternativas para mitigar con el impacto del cambio climático en la salud

La charla presentó datos sobre la relación entre el cambio climático y la salud e informaron un pronto aumento en muertes debido al cambio climático

Foto referencial de un hospital
Foto referencial de un hospital Getty Images (Virojt Changyencham/Getty Images)

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El cambio climático ya no es solo un problema ambiental, sino una amenaza directa para la salud pública en Puerto Rico.

“Se estima que entre los años 2030 y 2050 existirán 250,000 muertes adicionales por año debido a los efectos del cambio climático”, afirmó el vicepresidente de Alianzas Internacionales de Salud de Baptist Health International, Galed Hakim, citando cifras de la Organización Mundial de la Salud.

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El doctor Hakim presentó datos sobre la relación entre el cambio climático y la salud, en el que destacó un pronto aumento en muertes asociado al cambio climático.

Su presentación fue parte de la charla Riesgos a la Salud por el Cambio Climático ante la Cámara de Comercio de Puerto Rico donde también estuvieron la directora de la División de Preparación y Coordinación de Respuesta de Salud Pública del Departamento de Salud, Liza Millán y el secretario del Departamento de Educación (DE), Eliezer Ramos Parés. El diálogo giro sobre los efectos de las olas de calor, la contaminación y la proliferación de enfermedades en el archipiélago.

Hakim explicó que la exposición prolongada al calor extremo está causando un aumento en la mortalidad, especialmente en municipios metropolitanos como San Juan y Bayamón.

“Hoy escuchamos a la meteoróloga (Ada Monzón) hablar sobre la mortalidad que incrementó en ciertas áreas de la isla, y estos estudios han puesto un énfasis bastante alto en el control del calor”, agregó.

De hecho, detalló que el calor extremo también agrava enfermedades respiratorias y cardiovasculares.

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“La emisión de CO2 afecta directamente la salud de los pacientes con asma, insuficiencia cardiaca congestiva y enfermedades pulmonares crónicas”, advirtió Hakim.

Asimismo, mencionó que en ciudades con alta contaminación, como la Ciudad de México, la mala calidad del aire se ha convertido en un problema de salud pública grave.

“Durante la pandemia, por primera vez en décadas se pudo ver el horizonte en la Ciudad de México porque el tráfico se redujo drásticamente”, señaló, como ejemplo del impacto de las emisiones en el aire.

Otro riesgo destacado y creciente es el aumento de enfermedades transmitidas por vectores, como el dengue y la malaria.

“Los cambios en los patrones de lluvia pueden dañar el hábitat de ciertos organismos e insectos portadores de enfermedades”, explicó Hakim. Asimismo, enfatizó que la eliminación de aguas estancadas en zonas afectadas por huracanes y tormentas es una medida urgente para evitar brotes epidémicos.

Por su parte, Millán presentó un análisis de vulnerabilidad y riesgo realizado por el Departamento de Salud, en el que se concluyó que el cambio climático afecta de manera desproporcionada a comunidades de bajos recursos, envejecientes y personas con discapacidades.

“Nuestra población se caracteriza porque el 41.7% vive en pobreza, el 21.3% tiene 65 años o más y el 21.7% tiene alguna discapacidad”, detalló. Señaló que las amenazas naturales como huracanes y terremotos afectan más a estas comunidades, ya que carecen de los recursos para prepararse y recuperarse de los desastres.

De hecho, Millán advirtió que el sistema de salud de la isla no está preparado para enfrentar eventos extremos.

“La mayor parte de los hospitales de Puerto Rico fueron construidos antes de 1988 y la mayoría son privados”, explicó.

La directora añadió que muchas instalaciones médicas están ubicadas en zonas de alto riesgo de inundaciones y deslizamientos, lo que dificulta la provisión de servicios de emergencia en situaciones de desastre.

Mientras, desde el sector educativo, Ramos Parés destacó el impacto del cambio climático en la comunidad escolar.

“Nuestras escuelas son refugios en emergencias, pero también enfrentan retos significativos en infraestructura y salud”, dijo.

Explicó que la ola de calor ha obligado al Departamento de Educación a desarrollar estrategias para garantizar la seguridad de los estudiantes y maestros, cómo la implementación masiva de aires acondicionados.

“Todo el mundo habla de los aires acondicionados, pero la realidad es que instalar estos sistemas en todas las escuelas costaría miles de millones de dólares y nuestra infraestructura no está lista para soportarlo”, continuó .

Pero, detalló que esto no es suficiente, sino abogó por soluciones como la reforestación de los patios escolares para mitigar el calor.

Además, Ramos Parés destacó la importancia de la educación ambiental no solo en las escuelas, sino en el hogar.

“El cambio climático no es solo un problema de adultos. Si hablas con un grupo de estudiantes, muchos no tienen idea de lo que está pasando en el mundo”, señaló.

Informó que el currículo escolar ha sido actualizado para incluir temas de cambio climático y salud ambiental, con el objetivo de “concienciar a las futuras generaciones”.

Los panelistas coincidieron en que es necesario un enfoque integral para enfrentar la crisis climática.

“Mitigar significa comprender y prevenir las causas del problema, no solo sus consecuencias”, enfatizó Hakim.

Entre las soluciones propuestas se encuentran mejorar la gestión del agua potable, fortalecer los servicios de salud mental para atender a las comunidades afectadas por desastres, desarrollar infraestructura hospitalaria más resiliente y fomentar campañas de concienciación sobre la salud y el cambio climático.

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