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Una esperanza para estudiantes con síndrome de Down

CODERI lleva 30 años de servicios educativos

En un pequeño rincón de San Juan, Puerto Rico, nació una historia de amor, dedicación y superación. En 1994, un grupo de padres decididos a brindar una educación especializada a sus hijos fundó el Colegio de Educación Especial y Rehabilitación Integral, Inc. (CODERI). La institución trabaja con estudiantes con autismo y síndrome de Down, para que cada alumno tenga acceso a oportunidades que antes podrían haber parecido inalcanzables.

Esta institución sin fines de lucro surgió tras el cierre de la Escuela Especial Nilmar, que dejó un vacío en la educación especial. A lo largo de más de 30 años, CODERI se ha consolidado por su dedicación a maximizar el potencial de sus estudiantes y facilitar su integración a la sociedad.

“Fueron padres quienes fundaron CODERI porque necesitaban un espacio para que sus hijos se desarrollaran. Actualmente, los padres siguen siendo parte integral de la educación de los estudiantes; esto es un trabajo en equipo”, comentó María Burset Flores, directora ejecutiva del colegio.

Más allá de sus servicios educativos y terapéuticos, CODERI es un refugio para muchas familias que buscan opciones para sus hijos con diversidad funcional. La directora ejecutiva del colegio explicó que la mayoría de los padres llegan por recomendaciones de otros que han visto un cambio positivo en sus hijos o de otros colegios que los refieren.

“No contamos con grandes estrategias de mercadeo como billboards o anuncios", señaló Burset Flores.

Actualmente, CODERI atiende a 75 estudiantes, de los cuales 12 forman parte del programa de vida independiente, un espacio diseñado para ayudar a jóvenes y adultos con síndrome de Down y autismo a desarrollar las destrezas necesarias para llevar una vida autónoma. Este programa incluye entrenamiento en tareas cotidianas, habilidades sociales y preparación para el empleo, para “asegurar que cada estudiante reciba el apoyo necesario para alcanzar su máximo potencial”, según Burset Flores.

Un ejemplo de esto fue la reciente celebración del Día del Síndrome de Down, donde los estudiantes participaron en la confección de un árbol de cartón y con medias disparejas en señal de reconocimiento a la diversidad.

“Estamos pendientes de todas esas diferencias y que ellos sepan que son importantes, que están aquí por algo y que van a hacer bien”, enfatizó Burset Flores.

El impacto de CODERI en la comunidad ha sido reconocido en múltiples ocasiones. En 2016, la institución recibió el Gran Premio a la Solidaridad, otorgado por la Fundación Miranda. En 2019, Fondos Unidos por Puerto Rico le concedió el Premio Impacto Comunitario, y en 2022, la Fundación Francisco Carvajal le otorgó el Premio Hermanas Carvajal Fuertes. “Algo estamos haciendo bien”, comentó Burset Flores.

Además, CODERI cuenta con el Proyecto de Empleo Sostenido de CODERI (PRESCOD), que prepara y ubica a sus participantes en el mercado laboral en puestos como ayudante de cocina, anfitrión de restaurante, mantenimiento, almacén, jardinería, entre otros. Gracias a este programa, egresados han podido sostenerse de manera independiente y formar sus propios hogares.

Burset Flores destacó la importancia de las alianzas con otras entidades para continuar apoyando a la población que atienden.

“CODERI ha sido acreditado por el Consejo de Educación de Puerto Rico en múltiples ocasiones, lo que refleja la calidad de nuestros servicios. Seguimos evolucionando para atender a una población que por mucho tiempo ha sido marginada, brindándoles oportunidades que fomentan su autonomía y desarrollo integral. Más allá de los logros institucionales, nuestro mayor éxito es el impacto que tenemos en la vida de nuestros estudiantes y sus familias, ofreciéndoles un camino hacia la independencia y la dignidad”, expresó Burset Flores.

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