Cada año, millones de creyentes en todo el mundo se reúnen en templos, plazas y procesiones con palmas en mano para celebrar el Domingo de Ramos, una de las fechas más emblemáticas dentro del calendario litúrgico.
Esta jornada marca el inicio de la Semana Santa, un periodo de profunda reflexión espiritual que conmemora los últimos días de Jesucristo antes de su crucifixión. Pero más allá de la tradición de llevar hojas de palma a misa o participar en actividades religiosas, ¿qué significa realmente el Domingo de Ramos y por qué es tan importante para los fieles?
Lo especial de este año es que la celebración llega en medio de la recuperación del Papa Francisco, quien estuvo hospitalizado varias semanas por complicaciones respiratorias. Aunque el Vaticano ha confirmado que su estado de salud mejora, su participación en los actos públicos ha sido limitada y se ha limitado a una breve aparición para saludar a los fieles concentrados en la Plaza de San Pedro. Aun así, el Pontífice ha enviado un mensaje de esperanza desde la residencia Santa Marta, donde sigue bajo observación médica.
El Domingo de Ramos recuerda la entrada triunfal de Jesús a Jerusalén, donde fue recibido por una multitud que lo aclamaba como rey y colocaba ramas de palma a su paso. Por eso, los fieles suelen llevar palmas o ramos de olivo bendecidos durante la misa, como símbolo de fe y humildad.
Además de las procesiones, la liturgia incluye la lectura de la Pasión de Cristo, anticipando lo que ocurrirá en los días posteriores: la Última Cena, la crucifixión y, finalmente, la resurrección.
El Papa Francisco, ausente físicamente pero presente en espíritu
Aunque el Papa no presidió personalmente la misa en la Plaza de San Pedro, ha insistido en que se realice con normalidad. En un breve mensaje leído por el cardenal Giovanni Battista Re, Francisco pidió a los católicos que vivan esta Semana Santa con “esperanza en medio del sufrimiento”, recordando que incluso en la adversidad, la fe puede ser luz.
Esta situación ha conmovido a muchos creyentes, que este año ven al Papa como una figura que encarna, más que nunca, el espíritu de la Semana Santa: el dolor, la reflexión, y la esperanza en la resurrección.
Una celebración global
Desde América Latina hasta Europa, pasando por Asia y África, las iglesias se llenaron desde temprano, muchas de ellas transmitiendo las misas por redes sociales o televisión para llegar a quienes no pueden salir de casa. En países como México, España, Colombia y Filipinas, las procesiones y representaciones del pasaje bíblico forman parte del paisaje cultural y espiritual.