Una monja de 81 años conmovió a todos en la Basílica de San Pedro al pararse frente al féretro del papa Francisco.
A diferencia de todos los que se despedían a la distancia y seguían su camino, la mujer se quedó parada, a un costado, y comenzó a llorar. Se mantuvo allí varios minutos, casi inmóvil.
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Más tarde se supo que se trataba de Geneviève Jeanningros, una monja de 81 años que era amiga del papa.
Esta religiosa de las Hermanas de Jesús desde hace 56 años ayuda a pobres, prostitutas y transexuales que trabajan en la calle.