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¿Confirmar o no confirmar? Así se construyen (y se caen) las nominaciones en el Senado

Según el profesor Jorge Schmidt, el criterio partidista es el factor principal en el proceso de confirmación de nombramientos.

La creciente tensión política en el Senado de Puerto Rico se ha intensificado con la comparecencia de tres nominados por la gobernadora Jenniffer González, ante Comisión Total. Un ejemplo destacado es la nominación de Verónica Ferraiuoli como secretaria de Estado, que ha puesto de manifiesto cómo las luchas de poder e intereses partidistas pueden eclipsar los criterios técnicos y éticos en el proceso de confirmación de nominados.

¿Cómo funciona el proceso de confirmación?

El proceso de confirmación comienza con la nominación de un candidato por parte del Ejecutivo, quien elige a personas para ocupar cargos dentro de su gabinete o en otras agencias del gobierno. A partir de ahí, el Senado juega un papel fundamental al revisar estos nombramientos. En primera instancia, los nominados son evaluados en las comisiones legislativas correspondientes, donde se realizan vistas públicas o privadas, dependiendo de la naturaleza del puesto.

En estas vistas, los senadores pueden hacer preguntas al nominado y expresar sus preocupaciones sobre la idoneidad de la persona para el cargo. Tras las vistas, la comisión emite un informe que puede recomendar la confirmación o el rechazo del candidato. Finalmente, el Senado vota en el hemiciclo. Si la mayoría de los senadores aprueba la nominación, el candidato es confirmado.

El procedimiento varía dependiendo del tipo de cargo. Los cargos de confianza, como los miembros del gabinete, están sujetos a un proceso de evaluación más riguroso, mientras que otros cargos, como los de las juntas reguladoras, pueden tener un proceso distinto que depende de las leyes que rigen cada entidad.

El profesor de Ciencias Políticas Jorge Schmidt advirtió que el partidismo domina de principio a fin el proceso de confirmación de funcionarios en Puerto Rico. Según explicó, esta dinámica se manifiesta no solo en las decisiones del Ejecutivo, sino también en la manera en que el Senado evalúa —o bloquea— los nombramientos.

“El partidismo juega el papel más grande en todo el proceso. La primera pregunta que se hace la gobernadora antes de someter algún nombramiento es: ¿cuál es la afiliación partidista de la persona? Ese es el primer criterio. Si la persona no es de su partido, ya la persona queda descartada”, afirmó Schmidt en entrevista.

Sus expresiones surgen luego de que el presidente del Senado, Thomas Rivera Schatz, manifestara su oposición a Ferraiuoli. Aunque aludió a señalamientos sobre su desempeño y la falta de radicación de planillas, el líder senatorial sostuvo que el verdadero problema era que su confirmación podía afectar la reelección del Partido Nuevo Progresista en 2028.

Para Schmidt, ese planteamiento valida el predominio de criterios partidistas.

“Él concluye con el planteamiento de que le va a hacer daño al partido, no a Puerto Rico, al partido en la era electoral. Así que el criterio partidista está ahí desde el principio, se mantiene durante todo el proceso y es, en última instancia, el que decide”, subrayó.

El académico comparó el caso de Ferraiuoli con otros nombramientos recientes, como el del doctor Víctor Ramos al Departamento de Salud. Aunque enfrentó objeciones serias desde el sector médico, fue confirmado. “Aparentemente no se percibía como que iba a ser un problema de cara a las elecciones del 2028, y eso fue confirmado”, apuntó Schmidt, quien interpretó esa diferencia como una manifestación clara de cálculo político.

Confirmaciones como moneda de cambio

Más allá de la lealtad partidista, Schmidt explicó que las confirmaciones a menudo funcionan como mecanismos de negociación entre el Ejecutivo y el Legislativo. “Totalmente común. A veces por razones ideológicas, porque confirman a alguien siempre y cuando esa persona se comprometa a llevar a cabo un tipo de política afín al presidente del Senado”, señaló.

También reveló que los nombramientos pueden usarse para obtener favores más mundanos, como la designación de familiares o aliados en otras posiciones gubernamentales. “Por eso vemos tanto nepotismo dentro del gobierno, porque hay mucho intercambio de nombramientos, de influencias… Se cubren mutuamente. Inclusive ha pasado a veces hasta con la judicatura”, indicó.

En ese contexto, el poder del presidente del Senado resulta clave. Aunque cada legislador tiene derecho a su voto, la influencia del liderato senatorial sobre su delegación puede ser determinante. “Si el presidente del Senado se opone a una nominación, es muy poco probable que esa nominación se apruebe”, aseveró.

Un golpe a la gobernabilidad

Schmidt sostuvo que esta politización del proceso redunda en efectos adversos para la gobernabilidad. “El sistema está diseñado para que el proceso de confirmación sea una depuración de los candidatos para producir la persona idónea. Cuando se anteponen criterios que no son estrictamente el mérito de la persona… ninguno de esos criterios mejora el gobierno”, advirtió.

En su opinión, esta situación representa una amenaza mayor en contextos de crisis como el actual. “Necesitamos a las mejores personas capacitadas en todas las posiciones. Y la manera como se está dando el proceso no está llegando siempre la mejor persona a la posición”, dijo.

¿Reforma al proceso?

El profesor opinó que sería oportuno reformar el proceso de confirmación para ciertos cargos, especialmente aquellos que requieren mayor independencia. Puso como ejemplo la Secretaría de Justicia, donde se podría incorporar un comité asesor compuesto por abogados, jueces o gremios legales. También sugirió considerar sistemas usados en otros países, donde se presentan ternas evaluadas por comités independientes.

“No hay más que buscar ejemplos en otros países… Hay muchas ruedas diferentes en otros lugares que pueden darnos ideas excelentes”, comentó. No obstante, defendió que el Ejecutivo conserve un rol activo en las nominaciones, al tratarse de posiciones de confianza. “Nadie puede exigirle a la gobernadora que tenga personas en su gabinete que tengan una opinión totalmente diferente… ahí sí se torna ingobernable”, expresó.

Distinciones entre nombramientos

Sobre las diferencias entre los nombramientos de jefaturas de agencias, secretarías de gabinete y juntas reguladoras, Schmidt indicó que algunas posiciones requieren confirmación senatorial y otras no, dependiendo de las leyes particulares que las rigen. Algunas ni siquiera son designadas directamente por la gobernadora.

“Ahí han sido un poco más creativos”, dijo, aunque reiteró que el análisis debe hacerse caso por caso.

Por el momento, el nombramiento de Verónica Ferraiuoli —confirmado en la Cámara de Representantes— permanece estancado en el Senado. Y según el análisis del profesor Schmidt, más que su capacidad profesional, lo que está en juego son las estrategias electorales a largo plazo.

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