Ayer miércoles miles de maestros se tiraron a la calle a manifestarse contra el gobierno reclamando aumentos salariales, así como que se atienda su sistema de retiro.
El año 2022 inició sin manifestaciones en la calle. El pasado 28 de enero se anunció un aumento para maestros de $470.00 mensuales y que se estaba legislando otros $530.00 para llevar el aumento a $1,000.00 adicionales. Luego del anuncio de aumento de $1,000.00, se tiraron a la calle reclamando justicia salarial. Aunque el reclamo incluye el asunto del retiro, la mayoría de las consignas en la manifestación era la justicia salarial.
Siempre ha ocurrido, ocurre y ocurrirá que sectores utilicen causas justas, como puede ser la búsqueda de una compensación apropiada, para intentar adelantar agendas ulteriores que nada tienen que ver con ese reclamo legítimo, el que adoptan como medio, pero para llegar a otro fin. La manifestación de ayer tenía un objetivo para la mayoría de los asistentes, aunque para otro grupo menor tenía otro propósito. Eso para mí es una realidad.
De otra parte, el gobernador Pedro Pierluisi, con sus expresiones, aporta considerablemente a que se mezcle una cosa con la otra y se levante el sentimiento que se levantó. El primer mandatario dijo algo que, aunque pueda ser cierto en la práctica, y que se puede aplicar a otros sectores, no necesariamente es una teoría aceptable, mucho menos salir de la boca de un gobernador. ¿Por qué no lo es? Porque aunque es cierto que nadie está obligado a permanecer donde no se siente cómodo, bien compensado o donde lo traten mal, el rol de un líder es mediar, no agitar. No es tan simple para cualquier persona como coger los motetes e irse.
Las palabras del gobernador en el sentido de que ningún policía o bombero está obligado a serlo si no está satisfecho o no se siente bien compensado, son una invitación a que se vayan, aunque no haya sido su intención. Esa expresión no abona en la búsqueda de soluciones para que los servidores públicos se mantengan enfocados en el servicio al pueblo y no pensando en que se quieren ir a Estados Unidos. Sus palabras inflaman. Esa es otra realidad.
Ahora bien, la pasada semana Migdalia Santiago, presidenta de la organización EDUCAMOS expresó: “Estamos calentando motores este fin de semana. Y durante los primeros días de la semana (próxima), nuestra organización va a estar haciendo la consulta con su base para saber hasta dónde nosotros vamos a llegar, y obviamente estamos planteando el paro (indefinido) como una alternativa” (Radio Isla). No veo en este momento los planetas alineados para una huelga indefinida de maestros.
En primera instancia no es ni será convocada, pienso yo, por la Asociación de Maestros, representante exclusivo. Por ley, el organismo no puede convocar ni provocar huelga del magisterio. Ya lo hizo la Federación de Maestros y fue descertificada. De otra parte, ¿tiene la Federación de Maestros, EDUCAMOS, UNETE o todas juntas los recursos económicos para sostener los hogares, o parte de los compromisos de todos los maestros que se mantengan en la línea de piquete y de los que decidan no cruzarla?
Yo no lo sé, pero si la respuestas es que no, pues menos ambiente hay para una huelga indefinida. Finalmente en este caso, por lo que he visto, de ordinario, este tipo de manifestación que afecta servicios de manera extensa requiere también del apoyo ciudadano en general, más allá del sector que dice “sí” a cualquier cosa que sea intentar crear desestabilización. Creo que hay empatía de la ciudadanía en general con la causa de los maestros, pero no sé hasta qué punto esa empatía sea eterna mientras cientos de miles de niños se vean afectados por un período extenso, y tomando en consideración que todo se da luego de que se anuncia que le darán $1,000.00 de aumento. El maestro o líder magisterial que entiende pueden lograr su cruzada sin el apoyo del pueblo en general, pues entiendo aún no comprende cómo se dan las cosas en la isla.
Finalmente, como les mencionaba, en todas las causas se cuelan causas políticas y agendas escondidas. Los reclamos de maestros ya comenzaron a ser utilizados para el discurso de “Pierluisi renuncia”. ¿Es real que cualquier gobernador renuncie porque se paran sobre un puente con una pancarta o porque un grupo de personas lo escriban en una cartulina. Quizás entienden que con eso se puede iniciar una revuelta nacionalista que culmine con una renuncia, pero no es tan simple y superficial.
Hay quien “olfatea” que se puede puede repetir el verano del 2019. Me sospecho esas narices pueden tener COVID y han perdido el olfato. Inmediatamente se anunció la renuncia de Ricardo Rosselló, quizás empañados por la emoción, algunos entendieron que lograr la renuncia de Wanda Vázquez era “pan comido”. Con lo agitado que estaba el escenario, se convocó a una “manifestación multitudinaria” al Departamento de Justicia para pedir la renuncia de Vázquez por todo lo que había salido de ella. Creo que no pasaron de 100 personas los que llegaron a la manifestación. Una vez Vázquez se convirtió en gobernadora, los sospechosos usuales siguieron durante la gobernación de esta parándose en puentes pidiendo la renuncia. Ni siquiera cuando los suministros de Ponce, que causaron indignación colectiva a nivel isla, lograron un aguaje de renuncia.
Son grupitos que intentan crear desestabilización, que usan causas ajenas y distintas a las suyas para intentar promover dicha desestabilización. Supongamos que Pierluisi renunciara. Asciende Omar Marrero. ¿Qué dirán estos grupos? “¡Marrero renuncia!”. Y vamos a suponer que Marrero también renunciara. Domingo Emanuelli se convierte en gobernador. ¿Qué dirán? “¡Emanuelli Renuncia!”. La realidad es que son discursos chistosos que hay que tomar como lo que son, un simple ejercicio de libre expresión. La democracia no se aplasta tan fácilmente.