El pasado lunes el Gobernador Pedro Pierluisi nos sorprendió con una conferencia de prensa que el país recordará por mucho tiempo. En primer lugar, y en respuesta a la presión pública, el Gobernador anunció un merecido aumento salarial para el magisterio. Claro, lo hizo utilizando fondos federales que se agotan en el 2024 por lo que —por el momento— se trata de una medida temporera. Sin embargo, no aprovechó el momento para asegurarles a nuestros maestros y maestras que trabajaría desde hoy para que este bono se convierta en su salario base. En segundo lugar, el Gobernador dejó ver una vez más su opinión al decir que “nadie está obligado a ser policía y bombero”. Acentuó esa lamentable expresión al añadir que si no estaban satisfechos con la realidad de su profesión, debían buscar otras alternativas. Nunca hubiese pensado escuchar una cita tan insensible como esta de parte de un Gobernador.
Pero no es la primera vez que Pierluisi deja ver su verdadera opinión. Hace poco mas de un mes, y en medio de la posibilidad del cuarto aumento en el costo de luz, éste dijo que la gente “tiene que acostumbrarse” al aumento de la luz. Y no olvidemos cuando el Gobernador dejó saber públicamente su malestar por lo que llamó carros “estartala’os” en nuestras calles porque daban una “mala impresión” a nuestros turistas.
Ese es el record. Lo curioso es que mientras el Gobernador Pierluisi era el abogado de la Junta, nunca lo escuchamos decirle a los que compraron bonos de Puerto Rico a precios de descuento que nadie los obligó a hacerlo. Durante la discusión del Plan de Ajuste de la Deuda, y mientras reclamábamos un mejor acuerdo, nunca se molestó en decirle a los acreedores que compraron a precio de quemazón que nadie los obligó a comprar bonos para luego pretender cobrar antes que garantizarle los servicios esenciales a la gente.
Los empleados públicos son los encargados de implantar la política pública del gobierno de turno a través de sus agencias. Lo menos que estos esperan, señor Gobernador, es que se les trate con dignidad y con respeto, tal y como lo hacía cuando estaba en campaña. Cuando uno ocupa posiciones electivas, posiciones de liderato, uno tiene que dar el ejemplo. Y es ese ejemplo el que nos da credibilidad ante la gente. No se trata de decir lo que quieren oír para cumplir, sino de hablar con sinceridad y, sobretodo, con respeto.
