No es la primera vez que hablo de que nuestra isla se caracteriza, en parte, por la falta de consecuencias con la crasa y temeraria irresponsabilidad de personas que manejan nuestras finanzas públicas. Por los pasados años nos han llevado a una profunda crisis económica en el gobierno, y ésta, a su vez, impacta como efecto dominó a la empresa privada y a la ciudadanía en general.
Ahora bien, nosotros también somos responsables de eso. Le hicimos “chijí chijá” electoral a los políticos que más dinero nos daban y que más responsabilidades nos quitaban. Hoy nos decimos, para auto consolarnos, que no fuimos nosotros los que cogimos prestado, pero sí, fuimos cómplices y complacientes con la irresponsabilidad fiscal. Miramos para el lado cuando cogían esos préstamos de manera irresponsable.
Nunca tumbamos democráticamente a un gobierno por su irresponsabilidad tomando préstamos, los tumbábamos si nos aumentaban luz, agua, contribuciones, si nos hablaban aportar más en el retiro… ellos nos dieron lo que nosotros queríamos con nuestros chantajes de votarles en contra, así que sí somos responsables de lo que tenemos. Eso por nuestra parte.
Por la parte de los líderes políticos-gubernamentales, la falta de voluntad para hacer las cosas bien, la excesiva voluntad para beneficiar a los financieros de las campañas, a los allegados, el discrimen político que luego tenía que pagar el pueblo, el utilizar el dinero prestado para fines que no eran, no invertir en mantenimientos, etc.. Mientras más dinero sacaban al pueblo, menos servicio decente proveían.
Con esos ejemplos mencionados de ambas partes, solo quien niega por negar y critica por criticar puede rechazar que la responsabilidad de donde estamos es compartida.
El pasado lunes el gobernador Pedro Pierluisi anunció que la isla entraba en una “nueva era” con el inicio de del pago de una deuda que hubo que negociar para poder cumplir, en algo, con nuestra responsabilidad. Sin embargo, esto de que entramos en una “nueva era” para salir del hoyo hay que tomarlo con escepticismo porque las autoridades gubernamentales se resisten a establecer leyes claras y directas que hagan que el que le falle al pueblo, y que el que se tome el atrevimiento de volver a fallar y endeudarnos por actuaciones irresponsables, tenga consecuencias.
En una entrevista que le realicé al Secretario de Estado y director ejecutivo de la Autoridad de Asesoría Financiera y Agencia Fiscal (AAFAF), Omar Marrero, éste admitió que estamos a expensas de la buena voluntad de los líderes políticos que vengan en el futuro.
Nos guste o no, con sus aciertos y desaciertos, en mi opinión, sin la Junta de Supervisión Fiscal (JSF) hoy no habría renegociación de la deuda ni hubiéramos comenzado a pagar. Si las negociaciones hubiesen dependido de nuestros políticos, hoy no estaríamos saliendo de algunos procesos. En ese aspecto, aún con sus fallas y cuestionamientos, la JSF fue “el adulto” en la casa. Nuestros políticos no tienen credibilidad en la isla, ni fuera de ella, para sentarse seria y responsablemente a bregar este asunto. Imagine usted, ¿los que nos hundieron eran los que iban a tener la credibilidad para negociar en el proceso? El chiste se cuenta solo.
Desde la existencia de PROMESA en el 2016 y con la JSF, el gobierno de Puerto Rico presentó todos los presupuestos descuadrados, lo que hizo evidente que no había voluntad para cambiar la cultura administrativa y abandonar la irresponsabilidad en el manejo de la cosa presupuestaria. El presupuesto vigente (2021-2022) fue el primero balanceado por el gobierno local, pero tuvieron que darse contra la laja 5 años corridos.
La imposición de la JSF fue un mal necesario. Aún le queda tarea, pero tarde o temprano esta tiene que culminar. La pregunta que me hago: ¿qué ocurrirá luego? ¿Tendrían nuestros políticos la capacidad de ser responsables o volveremos a la francachela del populismo?
Yo no he visto en los pasados 5 años la madurez gubernamental para lograr cambios significativos. Todo lo contrario, lo que hemos visto es resistencia al cambio y el que se haya presentado un presupuesto balanceado por primera vez en años no quiere decir que así será de ahora en adelante, principalmente cuando salga la JSF y culmine la ley PROMESA. Una golondrina no hace verano… tampoco cinco golondrinas.
En nuestra isla hasta el más independentista reclama la ayuda, los rescates federales y hasta destacan su ciudadanía americana para recibirlos. Tan es así que defienden que dicha ciudadanía se mantenga en un Puerto Rico independiente. ¿Porqué? No es necesario explicarlo, mucho menos desde el huracán María para acá. Aunque lo nieguen saben que es así. Saquemos a Estados Unidos de la ecuación. ¿Cómo nos hubiésemos manejado solitos? ¿Mejor? Tampoco tengo que darle la respuesta. Es con Estados Unidos, el FBI, la fiscalía federal y los niveles de corrupción son inaceptables, imagine cómo sería la corrupción en la república boricua. ¿Cómo estarían nuestras finanzas con esos niveles de corrupción en la Borinquén “libre y soberana”? Son preguntas que hay que hacer aunque haya un sector que no quiera por conveniencia ideológica.
Luego de lo que hemos recorrido en los pasados 5 años, lo que se ha enderezado más o menos por la JSF y lo que falta por enderezar bajo PROMESA, ¿volverán a llevarnos a la insolvencia, a la quiebra? Mi apuesta, viendo la clase política, de hoy es que sí. Les tocará a ellos demostrar que me equivoco. ¿Cuál es su apuesta como ciudadano mientras no haya consecuencias?