Según denunciamos muchos sectores desde que se aprobó el controversial proyecto que estableció la junta de control fiscal sobre Puerto Rico, su rol consistió en asegurar el pago a los acreedores empobreciendo a nuestra gente y reduciendo los servicios públicos esenciales. La junta es un cuerpo profundamente antidemocrático.
Las políticas públicas de nuestro País deben ser formuladas por personas electas que estén sujetas a la elección y revocación por nosotras. Este es un principio democrático elemental: el gobierno debe responder al pueblo. Mediante la ley PROMESA se delegaron decisiones cruciales a un organismo cuyas integrantes no elegimos. El gobierno actual responde a ese organismo y no al electorado -reducido- que lo eligió.
Este tipo de organismo no electo es el mecanismo típico para imponer más sacrificios a la mayoría asalariada, desempleada y empobrecida, a profesionales y a la pequeña y mediana empresa, incluyendo las pensionadas, según dictan los intereses de las minorías privilegiadas como los sectores bancarios y financieros.
La devastación de PROMESA no puede reducirse al tema del estatus colonial de Puerto Rico pero tampoco puede desvincularse de este problema. PROMESA se aprobó sobre la base de la llamada “cláusula territorial” de la Constitución de Estados Unidos y en los poderes que tiene el Congreso estadounidense sobre Puerto Rico. PROMESA reconoce el carácter colonial de la relación entre Puerto Rico y Estados Unidos. Esta aceptación exige el inicio de un diálogo inmediato sobre la manera de resolver el problema del estatus.
El Plan de Ajuste de la Deuda aprobado como consecuencia de PROMESA tendrá graves repercusiones sociales e impedirá el desarrollo económico de Puerto Rico. Existe sin embargo la alternativa de actuar en defensa de los intereses de la mayoría de este pueblo y no en beneficio de los intereses del poderoso sector financiero, minoritario y privilegiado. Pero esa defensa de los intereses de la mayoría exige enfrentar a la junta. Le corresponde a la Asamblea Legislativa actuar.
