Hay personas que simplemente piensan que son dueños de la verdad. Sean cuales sean los argumentos, viven pensando en que su opinión es superior a la de los demás y no miden consecuencias a la hora de menospreciar a quienes no piensan como ellos. En fin, son poetas del decir lo que todos quieren escuchar y les encanta oírse en el proceso. Esos, que se quejan de todo y proponen nada, son los que aprovechan el caos para ganancia política pues no toman decisiones pensando en el bienestar colectivo, sólo en el de ellos. Quieren ver a Roma arder eternamente pues al final saben que cultivar la indignación requiere del arte de mentir sin ser detectados.
Puerto Rico vive momentos difíciles debido a la acumulación de malas decisiones tomadas durante años. Ha llegado el momento de que una generación nueva, de personas comprometidas con el futuro, nos levantemos y enfrentemos la demagogia de quienes quieren demonizar todo y repartir culpas. El Partido Popular Democrático, al igual que lo hizo ya una vez en nuestra historia, tiene la obligación de regresar a escuchar a quienes son la razón de su creación. No hay otra forma de hacerlo. Poner el oído en tierra y trabajar sin descanso es el llamado de un pueblo que quiere creer pero necesita seguridad que se demuestre con acciones concretas. Algunos, en su enajenación y soberbia, dan por sentado la desaparición del PPD. Se llenan la boca de epítetos e insultos mientras se dan golpes de pecho y palmadas de hombros en sus reuniones de champán y caviar... que equivocados están!
El nuevo Puerto Rico necesita un nuevo Partido Popular lleno de diversidad y oportunidades. No necesita una generación de egos, necesita una generación de valientes. Vamos a dar ese paso juntos. Ese es el reto del PPD y esta generación, trabajar juntos, no desaparecer separados. Sigamos adelante.