Esta semana el Partido Popular Democrático (PPD) celebró los 84 años de su fundación y el 70 aniversario de la constitución del ELA. Sobre ambos eventos tenemos tela para cortar en esta columna o en cualquier discusión política en Puerto Rico. Pero uno de los asuntos que me llama más la atención es el marullo de “opiniones neutrales” que buscan predecir el futuro del PPD. Todos los años para esta fecha esa “oposición” saca a pasear los mismos argumentos cataclísmicos y de desaparición del partido. Teniendo en cuenta que eso pasará cada año sin parar, nos corresponde a los populares decidir si caeremos en los presagios o si nos enrollamos las mangas para hacer lo que nos toca. Lo que los populares tenemos que entender es que somos nosotros, y solo nosotros, los encargados de colocar a la institución en posición de ganar la próxima elección. Dicho esto, la pregunta básica es; ¿cuáles son los pasos que debemos seguir?
Es mi parecer que la respuesta a esa pregunta se divide en varias etapas. Primero, una reorganización efectiva y adaptada a la realidad de cada municipio. Todos sabemos que, por años, no se da una reorganización de verdad en la estructura política del PPD. Esa reorganización tiene que incluir planes especiales para municipios con situaciones particulares, de la misma manera que lo hicimos en el municipio de Arecibo cuando fungí como delegado presidencial. Segundo, un plan de preparación para enfrentar una elección en el 2024 con el actual código electoral. A pesar de que hay esfuerzos para hacer cambios a esta ley, me parece fundamental que nos preparemos para el peor escenario: una ley que ya nos costó una elección estatal y varios escaños y alcaldías.
Tercero; encaminar un proceso serio de construcción del plan de gobierno que vamos a proponer para atender los problemas de hoy y del futuro. Ese proceso tiene que ser una herramienta para desarrollar el recurso humano que va a ejecutarlo y tiene que estar guiado por los principios básicos que el PPD impulsa como partido. Esto último me lleva al cuarto asunto; es momento de reformular nuestras causas. Con esto me refiero a establecerles claramente a los electores las prioridades programáticas que impulsará el PPD. Estas serán nuestras causas y por ellas vamos a pelear con fuerza.
En quinto lugar; es fundamental que como partido iniciemos un proceso de renovación, tanto filosóficamente como una renovación de liderato. Es de vital importancia que como institución iniciemos un proceso de capacitación y la imposición de responsabilidades mayores a la nueva cepa de líderes que ya están disponibles para asumir las mismas. Este proceso requiere que el liderato veterano participe activamente de esa renovación para que trabajen mano a mano con el nuevo liderato. Populares, en nuestras manos está el futuro del PPD. ¡Llegó el momento y nos toca trabajar!