Puerto Rico ha tenido figuras femeninas relevantes y destacadas dentro de la política. Como en el caso de los hombres, también ha habido figuras irrelevantes que han pasado sin pena ni gloria.
Doña Felisa Rincón de Gautier, Zaida “Cucusa” Hernández Torres, Sila María Calderón y Jenniffer González Colón son las figuras políticas que rompieron el paradigma de que los principales puestos gubernamentales fueran ocupados por hombres. La alcaldía de San Juan, la presidencia de la Cámara de Representantes, la gobernación y la comisaría residente sirvieron para demostrar que las mujeres están capacitadas para lograr puestos relevantes en la política y asumir el rol principal de un país. Pueden debatir qué hicieron bien o mal, pero eso no tiene que ver con el género. Hemos tenido figuras políticas varones que han sido un desastre.
En el Senado de Puerto Rico, el 52 % de los legisladores son mujeres. En tanto, en la Cámara de Representantes solo el 20 % de los escaños son ocupados por féminas. Eso no quiere decir que en un cuerpo hay más apertura que en el otro. Depende, en parte, cuántas figuras mujeres corrieron en las pasadas elecciones para un cuerpo y para el otro. En otra instancia, es el electorado el que decide quién ocupa los puestos. Sí, dentro de ese electorado tiene que haber personas con mentalidad machista, pero no creo que el género sea un elemento primordial a considerar hoy en el electorado general.
Hay personas que dentro de su conceptualización de lo que es el feminismo, entienden que los espacios deben dividirse mitad para hombres y mitad para mujeres, solo por el hecho de que son mujeres, y suponen que eso es lo que establece verdaderamente una igualdad. Yo difiero y supongo que toda mujer preparada, profesional, que se ha fajado, tampoco cree que una mujer debe ocupar un puesto solo, o principalmente porque es mujer.
Tampoco hay duda que en muchos sectores, aún habiendo llegado la mujer a un puesto de relevancia, no es tratada con igualdad en su compensación cuando se compara con un hombre. Ahí es donde debe concentrarse la lucha contra la desigualdad si ambos tienen las mismas competencias y capacidad.
Volviendo al tema de las mujeres en la política, el pasado domingo se celebró la Asamblea del PPD para escoger siete miembros de la Junta de Gobierno. Cinco, de trece candidatos, eran mujeres. Solo dos fueron electas. La alcaldesa de Loíza, Julia Nazario, recriminó que, habiendo más mujeres en la asamblea, solo dos fueron electas: “Las mujeres nos hacemos disponibles y las mismas mujeres no votamos por nosotras, porque la cantidad de mujeres allí era mayor…”.
Ciertamente, creo que hay mayor espacio para la mujer en la política, y la alcaldesa Nazario es ejemplo de que se puede hacer un buen trabajo por el pueblo, igual o mejor que los hombres. Ella fue electa con un 54 % de respaldo por sus propuestas y su compromiso en el 2016. En el 2020, los loiceños la respaldaron en la reelección con el 72 %.
Rosachely Rivera, alcaldesa del PNP en Gurabo, ganó las elecciones del 2020 con 70 % de los votos. La primera ejecutiva popular de Barceloneta, Wanda Soler, prevaleció con el 75 % de respaldo, y en Canóvanas, Lorna Soto ha prevalecido con más del 50 % en sus dos elecciones.
De los candidatos de partidos nuevos, la mayoría electa fueron mujeres: Joan Rodríguez Veve, Ana Irma Rivera Lassén, Lisie Burgos y Mariana Nogales. María de Lourdes Santiago, por el PIP, también debe ser destacada. En fin, cada cual puede estar de acuerdo o en desacuerdo con las posturas de cada una, pero de una manera u otra aportan a la política y siguen abriendo camino aunque, a mi juicio, no por ser mujeres, más bien por sus propuestas, acciones, posiciones y trabajo. Esa es la sustancia.