¿Es elegible el presidente Biden? ¿Lo es Donald Trump? De cara al ciclo electoral del 2024, mucho depende de lo que los votantes piensen sobre esas preguntas.
La idea de que Biden era el candidato más elegible fue clave para ganar la nominación demócrata en el 2020. Este año, los republicanos que buscan socavar las posibilidades de Trump de obtener una revancha también se han enfocado en el tema de la elegibilidad, diciéndoles a los votantes que aún si tienen buena opinión del expresidente, no deben volver a nominar a una persona a la que culpan por las derrotas en el 2018, el 2020 y el 2022.
La elegibilidad puede ser un argumento poderoso que a veces hasta se antepone a las ideas y políticas que propone un candidato. A manera de ejemplo, una encuesta de Washington Post/ABC News en febrero de 2020, mostró que entre los demócratas más de un 50 %, preferían un candidato elegible sobre uno que estuviera de acuerdo con ellos en temas importantes.
Pero las opiniones sobre la importancia de la elegibilidad pueden no tener el mismo efecto en una primaria republicana, según indica la encuesta. Y si ese es el caso, Trump podría tener una oportunidad más clara para la nominación de lo que esperan sus rivales.
Según la encuesta, los demócratas y los republicanos aparentan darle distintos niveles de prioridad a la elegibilidad de un candidato. Cuando se les preguntó si pensaban que era más importante al reclutar candidatos identificar personas que estuvieran de acuerdo con gran parte de lo que cree el partido o identificar a aquellos que podrían ganar, los electores demócratas estaban divididos en proporción de casi 50/50 sobre esa pregunta. Los republicanos, por el contrario, favorecieron en gran medida a los candidatos que compartían las opiniones del partido.
Cuando se les preguntó específicamente sobre los candidatos presidenciales, los resultados reflejaron un patrón similar: los demócratas estaban abrumadoramente a favor de encontrar un candidato presidencial que pensaran que podría ganar en noviembre. Los republicanos preferían ligeramente a un candidato con el que estuvieran de acuerdo en temas importantes.
El hiperenfoque demócrata en la elegibilidad es algo relativamente reciente. En 2008, por ejemplo, los votantes demócratas le dieron la espalda al entonces senadora Hillary Clinton a favor del senador Barack Obama, a pesar de que Clinton tenía más experiencia en el gobierno y la política lo cual tiende a ser indicador que aumenta los niveles de elegibilidad.
Durante muchos años, de hecho, un estereotipo de los principales partidos sostuvo que los republicanos eran, por mucho, los más pragmáticos: “Los demócratas se enamoran, los republicanos se alinean”, rezaba el dicho.
El nuevo énfasis en la elegibilidad ha sido en cierto sentido el eje de la discordia entre los demócratas. Muchos partidarios del senador Bernie Sanders de Vermont sintieron que los funcionarios del partido utilizaron erróneamente argumentos sobre la elegibilidad para menospreciar su candidatura en 2016 y nuevamente en 2020. Y es que se puede llegar a “abusar” de los argumentos sobre la elegibilidad en la medida que se utiliza como una especie de garrote para expulsar o dar de codos a los candidatos que no son hombres blancos moderados.
Al mismo tiempo, existe un fuerte argumento de que los diferentes enfoques de elegibilidad de los dos partidos ayudaron en gran medida a los demócratas a mantener el control del Senado en las elecciones de mitad de término del 2022. Al elegir a sus nominados para 2022, los demócratas continuaron con su patrón de otorgar una gran importancia a la elegibilidad percibida. Los republicanos, en particular, no lo hicieron. Los líderes del partido en muchos casos se mantuvieron al margen de las elecciones primarias, cediendo a Trump. Y los votantes de las primarias eligieron una serie de candidatos para el Senado y las gobernaciones que tenían poca o ninguna experiencia en postularse para un cargo o cuyas opiniones se inclinaban hacia la extrema derecha del partido, o ambas cosas.
La aparente falta de énfasis entre los republicanos en conseguir candidatos que puedan prevalecer en una elección general desconcierta a muchos demócratas, quienes a menudo preguntan si al Partido Republicano le importa más la ideología que ganar.
El faccionalismo dentro del Partido Republicano también ha sido mucho más perturbador que entre los demócratas en los últimos años. En 2020, después de que Biden ganara las primarias de Carolina del Sur, tres de sus rivales abandonaron la carrera en rápida sucesión, lo que le permitió consolidar rápidamente el apoyo. No vemos a los republicanos haciendo eso, ni en 2016, cuando los candidatos rivales no lograron idear una estrategia conjunta para derrotar a Trump, ni posteriormente.
Un factor que complica las cosas es que los partidarios acérrimos del expresidente, que representan alrededor del 30 % de los votantes del partido, no aceptan el argumento de que no puede ganar porque no aceptan que alguna vez perdió. No tienen las mismas preocupaciones sobre la elegibilidad porque creen que les robaron las elecciones del 2020.
No obstante, la preocupación por la elegibilidad es fuerte entre otra gran facción de votantes republicanos.
El tema de la elegibilidad sale a relucir en los grupos focales todo el tiempo. Cuando hacen referencia al gobernador de Florida, Ron DeSantis, lo llaman Trump sin todo el “bagaje” y, como consecuencia, lo identifican como el más elegible de los dos. De hecho, piensan que su elegibilidad se da en gran parte por que no solo consolida el voto republicano sin que tiene mayor capacidad que Trump de atraer a los votantes indecisos. En ese sentido, hay una facción significativa de republicanos para quienes el tema de la elegibilidad es primordial. La gran incógnita es si esa facción es más grande que la de los que apoyan a Trump y operan bajo la consigna de Trump o nadie.