No tome ese titular de manera literal. Cuando digo eso, me refiero a que, si miramos los casos de corrupción relacionados a Oscar Santamaría y otros contratistas municipales, todos se han declarado culpables, por lo que no se ha pasado prueba ante los ojos y oídos del pueblo con tanto detalle de cómo se las ingenian en el mundo de la corrupción.
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Al decidir ir a juicio, Ángel Pérez ayudó a que escucháramos de las voces de Félix “El Cano” Delgado y Oscar Santamaría las intrigas de esta historia. Si Pérez decidía no ir a juicio, probablemente no hubiéramos tenido tanto detalle de cómo se puede llegar a ser tan ambicioso, bajo, mezquino y truhan. No es lo mismo uno saber que una persona es corrupta porque se declaró culpable a tener un desfile de prueba de cómo se bate el cobre en la cloaca de los corruptos.
La verdad es que lo vertido en este juicio federal no me sorprende, pero el propósito del mismo no es sorprendernos, es que paguen los responsables y mostrar, a los que están ahora mismo delinquiendo con actos corruptos, que no hay lealtad, y que es cuestión de que uno de los que está participando de algún esquema corrupto hable para salvarse él. Solo bastará con alguien sentir detrás de su oreja un suspiro federal para romper a “cantar”.
Veamos algunas trascendencias de este caso.
Dijo el exalcalde de Cataño en su testimonio en sala: “me reuní con el licenciado Santamaría, que era el que me estaba dando los sobornos, y hablamos que estuviéramos tranquilos porque si ninguno de los dos hablábamos, no iba a pasar nada”. Sin embargo, cuando Delgado supo que el FBI visitó el trabajo de su esposa, salió corriendo donde su abogado para entregar a Santamaría y otros que lo sobornaban. ¿Lealtad? Eso no existe en el mundo de la corrupción.
Dijo este lunes Santamaría: “Al principio, Félix era un hombre limpio, sabía que tenía que vivir con el dinero del municipio” y luego señaló al ex vicealcalde Pedro Marrero de ser “el que le enseñó cómo coger dinero de los contratistas”. No obstante, el Departamento de Justicia había establecido que Delgado había planificado su esquema desde antes de ser alcalde y, por lo leído, lo pudo haber montado con el mismo Santamaría.
De la información que ha trascendido, luego de perder en su intento de convertirse en alcalde en el 2012, “El Cano” Delgado se fue a trabajar en el Municipio de Guaynabo, pero en el 2016 decidió abandonar su trabajo para dedicarse a la campaña de alcalde en las elecciones que se avecinaban, por lo que Santamaría lo mantenía económicamente. ¿A cambio de nada? Dijo “El Cano” el viernes pasado: “cuando uno tiene el poder como alcalde, hay personas que han ayudado en campaña y hay que compensarlos mediante darles contratos”. Basado en eso debe ser que Justicia establece que “El Cano” ya tenía el esquema montado de antemano. Eso de decir que era un tipo “limpio” y que lo dañó el vicealcalde está complicado para creer.
Narró Santamaría que “El Cano” se echó a llorar en una ocasión porque el sueldo de alcalde no le daba para atender unas necesidades de salud de su esposa, su hijo y su mamá. Acordaron que Santamaría le pasaría al exalcalde $2,000 semanales. Sin embargo, “El Cano” dijo en su testimonio que el dinero que le sacaba a Santamaría a cambio de los contratos municipales los usaba para beber, pagar rounds de alcohol, jugar caballos y comprarse ropa, entre otros. ¿Cómo se atrevió a usar la salud de su familia para lograr mantener la extorsión?
En el caso de Ángel Pérez, “El Cano” ya desmoronó el argumento de la defensa de que el exalcalde guaynabeño no tenía injerencia en la otorgación de contratos. Dijo que “…después que tenga a uno que responda completamente a mí, yo sé que se puede manipular esa Junta de Subasta… Tienes que tener a alguien de confianza… En el caso mío, era la misma persona, era el de Obras Públicas que estaba en la Junta de Subasta”. Eso derrota el argumento de que un alcalde no controla las Juntas de Subastas.
El otro argumento que se derrota es el de que lo que recibió Pérez no fue un soborno a cambio de contratos porque se trató de alegados donativos políticos. Santamaría ya testificó que le saldó una deuda de campaña a Pérez, pero que, después de saldar, le siguió dando dinero por debajo de la mesa al exalcalde y que este los seguía recibiendo.
De hecho, el delito que se le imputa a Ángel Pérez no es por cómo usó el dinero que recibía, es por recibir el dinero, sin importar el uso que le daba, a cambio de dar o mantener contratos en el municipio.
Culmino dando las gracias a Ángel Pérez por decidir ir a juicio y con eso darle la oportunidad al pueblo de escuchar a “El Cano” Delgado y a Oscar Santamaría sobre cómo se bate el cobre con algunos alcaldes… repito, con algunos.