Opinión

“Sé que Dios me tiene aquí por algo. Tengo mucho que vivir”

La increíble historia de la joven que intentó quitarse la vida lanzándose desde un puente. Entrevista exclusiva con el Nalgorazzi

Corillo, esta columna es súper especial para mí y a tono con la Semana Santa que se avecina. Simplemente, le bajé el tono al bochinche pero a la misma vez me siento orgulloso de darle seguimiento a la increíble historia de esta chica, Karina Rivera, de 22 años y de Carolina, a quien tuve el honor de conocer en el 2019 cuando tenía 18 años. Muchos de ustedes recordarán cuando Karina, agobiada emocionalmente, intentó quitarse la vida lanzándose desde un puente bien cerca de Plaza Las Américas, a plena luz del día, el 16 de mayo de ese año. Afortunadamente vivió para contarlo. Les confieso que su historia de superación es digna de admirar. Una chica completamente transformada. Estaba loco por hablar con ella nuevamente. Me contó en detalle todo lo que le pasó, cómo su vida ha cambiado y está decidida a que ese cambio es para siempre.

Karina, tanto tiempo. ¿Cómo estás?

“Súper bien, gracias a Dios. Me encuentro feliz, dentro de todo agradecida con papito Dios.”

¿Cómo te describes antes de lo que te pasó?

“Era una persona súper callada, seria. Tenía mis metas que quería lograr pero era una chica vacía. No conocía a Dios. Cada mínima meta que lograba no sentía que era suficiente.”

¿Qué pasaba por tu mente en esos días y semanas previas?

“Todo era a base de una acumulación de emociones. Todo me lo guardaba. Siempre contaba con el apoyo de mi familia pero no lo apreciaba de manera correcta. Cada situación que me pasaba durante el día, yo me la guardaba. Sentía que solo yo tenía que manejar esas situaciones. El enemigo me estaba hablando en mi cabeza y me decía que “tú tienes que terminar esto ya porque nunca lo vas a resolver”. La tristeza y enojo de no poder salir de esa emoción. Me levanté un día en que quería acabar con todo, decidida a no vivir más, no abrir más los ojos, no despertar más porque si yo iba a lograr tantas cosas, la gente me puede decir que soy hermosa, que tengo un propósito y potencial hermoso pero no me sentía de esa manera ¿para qué iba a seguir viviendo si todo era una falacia, una fantasía?”

¿Habías tenido esos pensamientos antes o te levantaste ese día con ese propósito?

“Te soy honesta. Siempre había tenido esos pensamientos, desde pequeña, tenía inseguridad, no tenía satisfacción en cuanto a mi vida. Cada mínimo detalle que pasaba, siempre me hacía pensar en la muerte. Sé que era el enemigo tratando de hablar porque el propósito es tan inmenso que quería destrozarlo desde muy pequeña.”

¿Qué recuerdas de ese 16 de mayo del 2019?

“Me levanté como a las 8 de la mañana. La noche anterior tuve una situación y me acosté con el pensamiento de quererlo hacer y lo iba a realizar esa misma noche. Salí de mi casa, me senté frente a mi carro, recuerdo que era un Toyota Yaris azul. Tenía también en la mente que si prendía el carro me iban a escuchar, a seguir, me iban a detener y no podría lograrlo. Esa noche yo quería acabar con mi vida. Tenía muchos pensamientos. O prender el carro y dirigirlo hacia una pared bien duro o tirarme del puente más alto que viera o chocar contra otro carro. Tenía tantas cosas que pasaban por mi mente para acabar con mi vida. Me acosté a dormir. Al otro día, lo recuerdo como ahora, abro mis ojos y algo me decía “llegó el día”. Me paro de mi cama, voy al clóset, busco el primer traje que encontré, recuerdo que era color verde con listas color blanco, agarro las llaves del carro, lo enciendo, agarro mi teléfono, no digo una sola palabra por todo el camino. Hoy día suelo orar pero para ese tiempo no conocía a Dios. Creía que existía pero no sabía que lo tenía tan cerca. Pasé por un puente pero habían personas pescando. Decidí seguirlo. Voy en dirección a Bayamón, por el expreso Las Américas, veo a lo lejos unos puentes, eran como tres. Me llamó mi abuela, me pregunta cómo estoy, recuerdo que fui muy parca y seca durante toda la conversación con ella. Yo estaba guiando a lo loco, no ponía señales. Lo que sea que pasara, que pasara ya. Llegué a un puente donde justo antes había un semáforo y ahí comenzó una batalla interna donde me decía “¿qué yo hago aquí?, tengo que volver, tengo que virar. ¿Qué estoy haciendo?”. Pero a la vez me decía “tengo que hacerlo ya porque ya llegué aquí”. Cuando me estaciono en el puente y luego de batallar como 15 minutos con ese pensamiento, sé que era el enemigo que me trataba de hablar y…al recordar eso me da un “feeling” (se conmueve). Algo me dice “después que estás aquí ¿no lo vas a hacer?”. Tomé mi teléfono y le envié un mensaje a mi mamá, a mi hermano y a mi papá y les dije que los amaba, no les dije más nada. Me cambié al asiento del pasajero y salí por esa puerta, la dejé abierta. Me senté en la baranda del puente. Eran como las 9 de la mañana, pasaban muchos carros. Todo fue muy repentino. Me tiré de espaldas al vacío.”

¿Pensabas en algo en ese justo momento?

“Mientras iba cayendo, lo único que salía de mi boca era “Dios, perdóname”.”

Wow. ¿Qué pasó cuando te diste cuenta que estabas viva?

“Había perdido el conocimiento por completo. Lo que puedo recordar es ya estando en el hospital, una vez desperté, solo podía abrir un ojo, lo recuerdo como ahora. Vi la luz bien potente del hospital. No lo asimilaba. Me preguntaba dónde estaba y qué hacía ahí. Estaba aturdida y mirando para todos lados. Mi mamá se me cruza de frente y con el corazón le dije “mamá perdóname”. Literalmente, se echó a llorar sobre mí. Me decía “ya lo más duro pasó, no te preocupes. Estás aquí”. Mi papá estuvo ahí conmigo. Todo esto fue en sala de emergencias. Luego me pasaron a un cuarto.”

¿Cuánto tiempo estuviste en el hospital?

“Esta es la parte más bonita. Dios ha sido bien detallista conmigo. De 6 meses que los doctores estimaban que sería mi recuperación, salí del hospital en sólo 28 días. Tenía un “brace” puesto para poder caminar, tenía una tobillera ya que tuve varias fracturas en la espina dorsal y cervival. Pero gracias a Dios me recuperé y en 28 días pude salir.”

Recuerdo que un joven, Christian Soto, fue el primero que se detuvo en su carro para ayudarte.

“Aunque no recuerdo nada de la escena tras la caída ni cuando me asistió pero definitivamente él es mi ángel. Dondequiera que esté siempre lo llevaré en mi corazón. Dios me lo envió. En vez de sacar su teléfono para grabar, burlarse o permitir que otras personas grabaran, me cuidó en todos los aspectos, por lo que pude hablar con él. Tuve la oportunidad de verlo en el hospital cuando me visitó.”

¿Has mantenido comunicación con él?

“La última vez que pude verlo fue luego de 2 años.”

¿Cómo cambió tu vida lo que te pasó?

“Wow, ahora mismo siento que estoy viviendo en propósito. Aunque antes siempre tenía metas, siempre he sido una mujer trabajadora que busco mi porvenir, esta vez lo estoy haciendo por una razón y de corazón porque Dios, literalmente, sé que me tiene aquí por algo. Cada día lo vivo por una razón, no por querer más y más, es que genuinamente Dios ha depositado en mí un corazón nuevo. De ser una persona callada y seria, parecía prepotente o antipática, no sabía expresar el vacío que tenía en mi corazón. Pero conocí quién es el Camino, la Verdad y la Vida y ahora vivo en propósito, genuinamente y porque Dios está en control. Ahora valoro las personas que están a mi alrededor, valoro que mi mamá está ahí al 100 porciento y me pueda escuchar, que literalmente se preocupa, que está ahí para mí. Cada situación que se me presenta actualmente o si tengo un pensamiento nuevamente ya que soy humana y pueden llegar de nuevo, puedo tener el conocimiento y autoridad de detenerlo. No voy a permitirlo porque soy hija de Dios, tengo vida y tengo mucho, mucho que vivir, demostrar y emprender.”

¿Te has topado con alguna persona que tenga esos pensamientos que tuviste de quitarse la vida? ¿Cómo la has ayudado?

“Me pasa 2 veces en semana, aproximadamente. Me llegan chicas que vienen a entrenar o me ven en las redes diciéndome que necesitan mi ayuda y me piden orar por ellas o hasta me escriben personas de la nada, que no me conocen. Trato de estar para ellas, ya sea a través de una llamada o enviándole mensajes a diario o invitarlas a salir y a mi iglesia, de tal manera hacerles llegar ese apoyo, ser esa luz en medio de la oscuridad que esa persona está pasando.”

¿Qué piensas de la crisis de salud mental en Puerto Rico?

“Me topo mucho con noticias de suicidios. La semana pasada una chica de 22 años se quitó la vida. No quiero pensar que la culpa es de alguien o de un recurso, cuando verdaderamente todo comienza en el hogar, desde el hecho de que tus padres te escuchen tal vez, o el simple hecho de que en la familia esté Dios en control, tiene que estar en cada hogar y pueda destruir cualquier tipo de negatividad, depresión o ataques de ansiedad. Lo digo por experiencia. Tengo la certeza de que Dios puede ayudar a cada persona que pueda estar pasando por esta situación.”

Antes no tenías motivos para vivir. Hoy te sobran. ¿Por cuáles motivos te levantas todos los días?

“Es una respuesta con muchos detalles (ríe). Cada día me levanto y tengo que agradecer tanto, Fernan, por los pequeños detalles, por mis padres, mi hermano, mi trabajo. Tengo un equipazo en mi casa como familia. No me quejo de ellos. Cada día trabajo para lograr mi propósito. Tengo esa conciencia de que al final del día, todo va a estar bien. Estoy agradecida y eso me da más razones para vivir.”

Ahora estás en los caminos de Dios. ¿Cómo te ha cambiado la vida?

“Asisto a una iglesia. Suelo ir los domingos debido al tiempo que me ocupan mis trabajos. Lo que quiero hacer llegar al mundo por medio de cualquier plataforma que Dios me brinde es que tenemos un mejor amigo, alguien que va a estar en nuestro corazón. Tenemos la oportunidad de darle la autorización a papito Dios para que esté en nuestro corazón y nos dirija. Me encanta eso. Estoy viviendo una vida feliz y plena, aunque no tenga los mejores lujos, mi casita, no tenga el mejor gimnasio del mundo, estoy viviendo en paz y en propósito.”

¿Cuál es tu propósito en la vida?

“Poder hacer llegar a otras personas lo que es el amor de Dios, reflejado en cualquier manera. Tener un  gimnasio más amplio, no tan solo para trabajar con el área física sino también con el área espiritual y emocional, que van a la par y son importantes. Poder a ayudar a cualquier persona en Puerto Rico o en cualquier parte del mundo.”

Muy posiblemente esta entrevista la esté leyendo una o varias personas que están pasando lo que tú viviste. ¿Qué les dices?

“Quizá se miren al espejo y se sientan mal ellos mismos, sin metas ni futuro. Siempre tengan en cuenta que cada vez que estén a solas o solos en el cuarto, que es donde se están encontrando y donde está saliendo esa luz que necesitan los demás. No se van a ir de esta vida hasta lograr sus propósitos. De cada situación mala, adquieran solo lo bueno, aunque sea pequeño. Eso les dará la capacidad de poder llegar al próximo nivel. El mundo los necesita. No se den por vencidos, hay una larga vida.”

Karina está en proceso de culminar un bachillerato en entrenamiento personal. Logró una certificación como entrenadora personal, otorgada por el Departamento de Recreación y Deportes. Tiene su propio gimnasio con el nombre “MDG Fitness”, que significa “Máquina De Guerra” y tiene otro trabajo que la mantiene ocupada el resto del día. Cuenta con 12 fieles clientas a quienes entrena desde las 5:30 de la madrugada y a quienes les implementa el amor de Dios en cada entrenamiento. Para ella, ver el desarrollo físico y emocional de sus clientas, que vean lo que son y lo que pueden llegar a ser, el poder ayudarlas a descubrir su potencial, la llena demasiado.

Karina tiene muchas ganas de seguir ayudando a otras personas que necesiten ayuda o estén pasando lo que ella pasó. Le encantaría que universidades, escuelas, trabajadores, iglesias, le brinden la oportunidad de dar charlas motivacionales, “para así aportar un granito de arena en este mundo que necesita tanto del amor de papá Dios”, como expresó en su cuenta de Facebook (Karina Marie). También la pueden seguir en Instagram como “karinariveraig”. Una chica encantadora que serviría de mucha ayuda a todo el que esté pasando por un problema emocional. Un verdadero milagro. Le deseo lo mejor del mundo y le doy las gracias por la confianza. Que Dios la bendiga siempre.

Se enteraron #PrimeroConElNalgo en Metro.

Si usted o alguien que conoce se siente agobiado o está considerando el suicidio, es importante buscar ayuda. Puede llamar a la Línea PAS, al 1-800-981-0023 (1-888-672-7622 TDD) las 24 horas del día, los siete días de la semana, libre de costo y confidencial.

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