Opinión

Realidad económica

Lee aquí la columna del representante del Partido Independentista Puertorriqueño.

Uno de los temas del debate público que ha generado el mensaje político del gobernador Pierluisi ante la legislatura es el presunto aumento en la tasa de participación laboral en nuestro país. Alega el gobernador que el incremento en este indicador – de un tradicional 40 % a un 44 % – debe considerarse como un gran logro de su administración.

Ese dato se une a la supuesta reducción histórica en la tasa de desempleo. Sobre la realidad laboral que vive nuestro pueblo, he leído la opinión de economistas que analizan con rigurosidad esta dimensión fundamental de nuestro sistema económico. Sus conclusiones se distancian del cuadro alentador que presentó Pierluisi la semana pasada. Veamos por qué.

En primer lugar, la tasa de participación laboral se obtiene mediante la división entre el Grupo Trabajador (las personas de 16 años o más que se presentan en el mercado de trabajo) y la población civil (la población de 16 años o más). Ese cociente varía dependiendo de los cambios en el numerador y en el denominador. En el caso de Puerto Rico, la disminución de la población civil ha sido dramática debido tanto a la caída en los nacimientos como a la emigración. Por ende, aunque hipotéticamente el grupo trabajador se quede igual, al disminuir la población civil, aumenta la tasa de participación laboral. Así de sencillo es el asunto.

Ahora bien, aunque demos por cierto el aumento a 44 % que reclama Pierluisi, lo cierto es que esa tasa de participación continúa siendo extremadamente baja cuando se compara con el 60 %, 65 % o hasta 70 % que tienen países vecinos de América Latina y el Caribe, Estados Unidos o Europa. De modo que no es mucho lo que hay que celebrar. En todo caso, el dato contundente es que al 30 de junio de 2007, Puerto Rico tenía 1,263,000 personas empleadas, cifra que al 30 de junio de 2021 se redujo a 1,038,000, es decir, 225,000 puestos de trabajo eliminados en 14 años. Eso no lo dicen ni los líderes del PNP ni del PPD que han gobernado durante ese periodo. No hablan del fracaso de un modelo económico que, durante décadas, ha expulsado a miles de familias trabajadoras y que es consecuencia directa de nuestra condición colonial.

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