El pasado martes, el presidente Donald Trump volvió a hacer historia al ser el primer exmandatario estadounidense en ser acusado criminalmente. Según los fiscales, Trump falsificó documentos sobre el pago que le hizo a una actriz porno para que no revelara que habían tenido una relación íntima.
La acusación es en la ciudad de Nueva York, no una acusación federal.
Hay quien apuesta a que el caso no es tan sólido como para que un jurado lo encuentre culpable. Si la fiscalía de la ciudad no logra una convicción, eso podría traerle problemas al Departamento de Justicia a nivel federal, quienes encausan otras investigaciones de potenciales delitos que pudo haber cometido Trump. No olvidemos el allanamiento que tuvo en su residencia hace unos meses y donde encontraron documentos clasificados que el exmandatario se llevó sin autorización.
Ahora bien, luego de dicho allanamiento trascendió que el propio presidente Joe Biden y que el ex vicepresidente Mike Pence también tenían en sus propiedades privadas documentos clasificados que se llevaron sin autorización cuando abandonaron sus respectivas vicepresidencias. Eso podría neutralizar cualquier acción que vaya a tomar el Departamento de Justicia federal contra Trump, ¿o usted realmente los ve acusando a un presidente incumbente y un ex vicepresidente, todos por igual? Algo así desestabilizaría políticamente a la nación en momentos donde libran dos conflictos, uno con Rusia y otro con China. No estoy muy seguro que Justicia vaya en esa dirección, de acusar a todos.
Ahora bien, dentro del campo de las especulaciones, me inclino a pensar que los movimientos de la fiscalía de Nueva York contra Trump pudieron haber sido comunicados de alguna manera a Justicia federal. Me resulta difícil que, conociendo que los federales están respirándole en la nuca al exmandatario, fiscalía de la ciudad se vaya a zumbar por su cuenta y que salga el tiro por donde salga en lo federal.
Justicia federal quedaría muy mal si acusa a Trump por llevarse documentos clasificados y no hace lo mismo con Biden y Pence. El mensaje sería que sí es una agenda. Por eso no me extrañaría que al final eso quede en nada. Entonces, si no hay motivación para acusarlo federalmente, ¿habría un go ahead a los fiscales de la ciudad para que procedan en confianza con el caso que radicaron el martes? Son jurisdicciones distintas y una no depende de la otra, actúan de manera independiente, pero me niego a creer que no hubo comunicación entre ambas. No es cualquier acusado, es un expresidente.
Si en este juicio que se le avecina al expresidente, él sale por la puerta ancha, su figura política se fortalece ante un sector electoral considerable, y la bandera de persecución política toma mayor relevancia para cualquier otro proceso judicial. Ciertamente, estos procesos podrían tomar largos meses e incluso llegar al día de las elecciones. Nada impide que Trump aspire, aún con una acusación, así que podría correr, incluso, con una candidatura independiente. Todo estará por verse.
Por otro lado, el gobernador de la Florida, Ron Desantis, podría ser el mayor contendiente del expresidente, ya sea en una primaria del Partido Republicano o ambos como candidatos a presidente, uno por los republicanos y el otro independiente. Eso fragmentaría el sector ultraconservador, en beneficio para los tambaleantes demócratas.
En la política nacional hay similitudes con lo que ocurre en Puerto Rico.
En el Partido Republicano se habla de dos potenciales candidatos, mientras en el Partido Demócrata hay incertidumbre de quién finalmente aspirará a la presidencia y si tiene la fuerza para prevalecer. Quien diga que Joe Biden puede revalidar, aún con sus condiciones de salud, pues no sé… Biden es una figura con muchos flancos abiertos. La vicepresidenta Kamala Harris es una figura política irrelevante y no se ve a alguien en el bullpen calentando el brazo y levantando esperanza. Como lo veo hoy, en el Partido Republicano hay figuras definidas mientras en el Partido Demócrata no.
En Puerto Rico pasa algo similar. En el Partido Nuevo Progresista hay figuras definidas entre el gobernador Pierluisi y la comisionada residente Jenniffer González, mientras que en el Partido Popular Democrático se percibe incertidumbre. Sin entrar en las virtudes y defectos de los candidatos mencionados, no se siente la efervescencia interna que levantó Alejandro García Padilla en el 2012 y David Bernier en el 2016.
A eso se le suma el efecto de la hemorragia de votos que puedan sufrir el PPD por la candidatura de Juan Dalmau en el PIP y por el Movimiento Victoria Ciudadana. Ciertamente, el PNP también podría sufrir su éxodo de votos hacia el Proyecto Dignidad, pero mirando los números de las elecciones pasadas, el que más sufre de pérdida de electores por otros partidos es la pava.