Opinión

Luego de la acusación…

Lee aquí la columna del abogado estadista.

El presidente de la Cámara de Representantes, Kevin McCarthy, prometió que el Congreso exigirá que el fiscal Alvin Bragg rinda cuentas ante el Congreso, y la representante Marjorie Taylor Greene comparó al expresidente Trump con Jesús y Nelson Mandela. Era de esperarse de estos personajes luego de que el expresidente Trump fuera acusado de 34 cargos a nivel federal.

Pero quizás la declaración más sorprendente de cualquier republicano en el Congreso el día de la comparecencia de Trump provino del senador Mitt Romney, el exabanderado del Partido Republicano que pronunció un discurso contundente contra la candidatura de Trump en 2016 y votó dos veces a favor de condenarlo después de su acusación en la Cámara. Lejos de ser un fanático de Trump, Romney dijo que Bragg “se esforzó para llegar a cargos criminales por delitos graves como parte de una agenda política”. Al proceder de esta manera, Romney asume que el mensaje de que el caso Trump es una cacería de brujas política podría resonar entre los republicanos moderados o anti-Trump y hasta entre los independientes.

La reacción colectiva del trío resume en gran medida el estado de ánimo entre los republicanos de toda la nación después de que Trump se declarara inocente el martes de 34 cargos de falsificación de registros comerciales derivados del presunto encubrimiento de un pago secreto realizado antes de las elecciones de 2016.

Los republicanos y demócratas del Congreso replantearon sus posiciones sobre los problemas legales de Trump la semana pasada después de la noticia de que un gran jurado de Manhattan había votado para acusar a Trump, el actual favorito para la nominación presidencial republicana en 2024. Mientras tanto, los demócratas emitieron en gran medida declaraciones cautelosas que se limitaban a establecer que mientras nadie esté por encima de la ley, Trump tendrá su día en la corte.

Con el Congreso en medio de un receso de dos semanas, los miembros pueden elegir cómo, cuándo y si dicen algo sobre Trump y el caso en su contra. En lugar de que los líderes del Congreso hicieran preguntas en las conferencias de prensa semanales en el Capitolio y los miembros de base fueran presionados por sus posiciones en los pasillos por manadas de reporteros, los miembros pudieron twittear, publicar declaraciones por correo electrónico, acudir en masa a sus redes de televisión preferidas o permanecer en silencio.

Después de que se revelara la acusación el martes por la tarde, ambas partes mantuvieron sus posiciones. McCarthy abrió el camino para los republicanos en el Congreso, acusando a Bragg de interferencia electoral con “cargos politizados”, mientras que el fiscal de distrito de Manhattan afirma que el Congreso carece de jurisdicción para investigar “esta farsa”.

“No es así”, tuiteó McCarthy. “El Congreso fijará responsabilidad sobre aquellos que han politizado y utilizado el proceso de justicia federal como un arma para atacar al oponente”.

Si bien los demócratas controlan el Senado, los republicanos ganaron la Cámara por un estrecho margen en noviembre pasado, lo que les dio al menos dos años para establecer la agenda legislativa de la Cámara y reasignar la presidencia de los comités a congresistas republicanos, algunos de los cuales ya se han involucrado en un polémico intercambio con la oficina del fiscal.

Greene, quien viajó a la ciudad de Nueva York para protestar por los cargos contra Trump, le dijo a un periodista conservador que, al rendirse, Trump se unía a personas como Jesucristo y el expresidente sudafricano Nelson Mandela.

En su declaración, Romney dijo que el carácter y la conducta de Trump lo hacen no apto para el cargo, pero agregó que todos tienen derecho a un trato igualitario ante la ley. Según Romney, la extralimitación del fiscal sienta un precedente peligroso para criminalizar a los opositores políticos y daña la confianza del público en nuestro sistema de justicia.

El líder de la minoría del Senado, Mitch McConnell se mantuvo notablemente callado. Los martes, cuando el Senado está en sesión, él y Schumer responden preguntas de la prensa. Pero con la Cámara en receso, solo Schumer optó por hablar y emitió un comunicado que decía que Trump tendrá un juicio justo y advertía contra cualquier influencia externa o intimidación en el proceso legal.

Algunos republicanos del Congreso se preguntaron en voz alta dónde estaba la acusación de Hunter Biden, en alusión al hijo del presidente, a quien los republicanos del Congreso están investigando. Muchos más hicieron declaraciones críticas contra Bragg como un fiscal de extrema izquierda que persigue una cacería de brujas partidista en un esfuerzo por evitar que Trump gane la Casa Blanca en 2024.

Queda por verse lo que ocurrirá en las próximas semanas una vez el receso congresional culmine y los congresistas regresen a Washington. Además, queda por ver si como consecuencia de la radicación de cargos y la posible radicación de cargos en las investigaciones en curso en Georgia y Washington, Trump continúa copando la discusión política o si Ron DeSantis logra abrirse espacio para hacerles sombra a su contrincante de cara a la primaria Republicana. Queda mucho tiempo y en la política todo puede pasar con tanto tiempo restando para las elecciones del 2024.

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