En el 2021, se aprobó una ley para aumentar el salario mínimo para algunos sectores de la clase trabajadora. El modesto aumento en el salario mínimo tuvo un indiscutible efecto positivo para la economía de Puerto Rico, y en específico en los recaudos del gobierno.
El Departamento de Hacienda confirmó que el 75 % de los recaudos provienen de las contribuciones que se le retienen mediante salarios y que, además, el 85 % de las personas que rinden planillas son asalariadas. Por tanto, un aumento en el salario significa – sin lugar a duda alguna – un aumento en los recaudos del gobierno.
Y en efecto, este año, Hacienda confirmó que recaudó en enero 12.7 % más que en enero de 2022. Se trata de un récord histórico de recaudos, según los datos de Hacienda. Además, los recaudos del 2022 superaron por 39.7 % los estimados del gobierno. Para el 2022, los ingresos del gobierno aumentaron 10.3 %, logrando la cifra más alta registrada.
Un sector que no recibió el aumento a su subsalario mínimo de $2.13 es el de quienes trabajan por propinas, que en su gran mayoría son personas meseras, de la industria de restaurantes y mujeres. Ningún gobernador o gobernadora debe sentir orgullo de mantener a un sector de trabajadoras con un subsalario de $2.13, que no ha recibido aumento alguno desde hace poco más de tres décadas. Sin embargo, fue el propio gobernador quien vetó la medida que muy modestamente aumentaba el subsalario, a pesar de que los datos reflejan que aumentar el salario tiene el efecto de aumentar los recaudos. Por tanto, es falso alegar que detener el aumento salarial a quienes reciben propinas promueve mejorar la economía. Ese cobarde argumento solo responde a un sector patronal que lo único que le importa es maximizar sus ganancias a costa de la explotación de personas trabajadoras y quedándose para sí, con los recaudos que llegarían al gobierno mediante la retención de contribuciones. ¡Que se apruebe el PS 754!
