A pesar de que el gobernador de Florida, Ron DeSantis, no ha ingresado oficialmente a la carrera presidencial, sus posibilidades de vencer al expresidente Trump para la nominación republicana recibieron otro golpe simbólico esta semana cuando el video más visto de su viaje a Asia mostraba al gobernador luciendo desencajado mientras trataba de esquivar una pregunta incómoda sobre sus bajos números en las encuestas.
Muchos demócratas se regodean, en parte porque desprecian la política de guerra cultural de DeSantis. Pero también tienen una razón estratégica para apoyar a DeSantis: creen que el expresidente Trump, que perdió el voto popular dos veces y llevó a su partido a tener un desempeño inferior en dos elecciones de mitad de término, es un candidato más vencible en las elecciones generales.
Eso puede ser cierto. Pero plantea varias preguntas importantes que se deben discutir. Si están de acuerdo con el presidente Biden en que Trump es una amenaza para la democracia, ¿no deberían de estar apoyando una alternativa? ¿Hay alguna diferencia entre Trump y el resto del Partido Republicano cuando se trata de proteger la democracia? ¿Es mejor enfrentar a un candidato con más defectos que Trump, incluso si eso significa un mayor riesgo de que pueda regresar a la Casa Blanca?
Comencemos poniendo todo esto en contexto. Primero, los republicanos, no los demócratas, elegirán al candidato republicano. Segundo, las encuestas actuales de los republicanos sugieren que Trump ha resistido una acusación y un amague inicial de DeSantis y ahora ocupa una posición cómoda en la deltantera en las primarias republicanas. Tercero, Biden, quien anunció oficialmente su campaña de reelección la semana pasada, está diseñando su campaña en torno a la derrota de Trump, reiterando su mensaje de 2020 de que la democracia está en juego.
Aquí es donde se pone interesante. A pesar de que las movidas de DeSantis no logran que sobresalga por encima de Trump, en muchas encuestas se desempeña mejor que Trump contra Biden en una elección general. Eso ha llevado a muchos demócratas a creer que es mejor enfrentarse a Trump.
Y es que hay que reconocer que el movimiento MAGA dentro del Partido Republicano es la fuerza dominante; cualquiera que sea el nombre del candidato, es el movimiento lo que preocupa. Sin embargo, Donald Trump como candidato hace que sea más fácil presentar el caso contra el movimiento porque no es necesario educar a los votantes sobre Donald Trump. Aún cuando no hay diferencia entre Trump y sus compañeros republicanos cuando se trata de cuán peligrosos son para la democracia, es más fácil presentar el caso contra Trump.
Como evidencia de que DeSantis está a la par con Trump en términos de ser un peligro para la democracia, basta con darle un vistazo a su legislación “No digas gay”, que restringe la enseñanza sobre género y sexualidad en las escuelas públicas de Florida, sus movimientos para penalizar a Disney cuando la compañía objetó el proyecto de ley y su apoyo a una ley que prohíbe el aborto después de las seis semanas.
Independientemente, el camino más plausible de Biden hacia la reelección es vencer a Trump.
Y varios encuestadores de estos temas a nivel nacional, le da una buena oportunidad.
Estos entienden que será difícil para Trump obtener más del 46 % del voto popular, el nivel aproximado que alcanzó en 2016 y 2020. El electorado en 2024 estará compuesto por 2 a 3 puntos porcentuales más de minorías que en 2020, que era un electorado más diverso que el que eligió a Trump en 2016, lo que dificulta un posible incremento en los números de Trump, cuya base es abrumadoramente blanca.
El electorado también se está volviendo más joven, otro factor que favorece a Biden. La mejor esperanza de Trump, es una elección de baja participación con menos personas de color y menos votantes millennials y de la Generación Z.
Dicho esto, las elecciones de 2016 demostraron que incluso un candidato defectuoso que gana la nominación de un partido importante es capaz de ganar en un sistema bipartidista. Ya sea que piense que la posibilidad es del 50 %, 30 % o 10 %, sigue siendo una posibilidad.
Y hay muchas preguntas en torno a Biden. Tiene 80 años y podría enfrentar problemas de salud que lo hagan tropezar o que los votantes cuestionen su viabilidad. La economía podría caer en una recesión, especialmente si EE. UU. incumple con el repago de su deuda este verano. Algún otro evento o problema en el mundo caótico en el que vivimos podría sacudir la carrera.
A fin de cuentas, hay que reconocer que si Trump gana la nominación, podría ganar la presidencia, por lo que su ventaja ante DeSantis en las primarias republicanas no debe servir de alivio para los demócratas.