En las últimas décadas se ha cuestionado la distinción biológica entre los sexos. Algunos afirman que las variaciones en los niveles hormonales y los cromosomas muestran que alegadamente las diferencias biológicas son mucho menos distintas y mucho más fluidas de lo que se pensaba anteriormente. Los activistas trans incluso citan la existencia de una pequeña minoría de personas intersexuales, cuya anatomía reproductiva y sexual diverge de la del típico hombre o mujer, como prueba de que existen más de dos sexos, en lugar de solo desviaciones de la norma. Este argumento se basa en ampliar el significado de género y reducir la importancia de las diferencias sexuales.
Estas nuevas formas de identidad de género, por lo tanto, “destruyen” la concepción binaria de las diferencias sexuales basadas en una biología supuestamente arcaica y poco inclusiva. No es de extrañar que muchos activistas estén pidiendo el fin de la distinción entre sexo y género. Como escribe el sociólogo Rogers Brubaker: “En las últimas décadas, la distinción ha sido cuestionada por aquellos que argumentan que el sexo biológico es tan social y culturalmente construido como el género, y que por lo tanto es engañoso tratar al sexo como biológico y al género como cultural”. Por lo tanto, para los activistas trans, la identidad de género es más importante que la biología. Su verdadero objetivo es erradicar el sexo biológico de toda consideración posible.
Este empuje ideológico de eliminar las categorías binarias de sexo también se centra en el intento de erradicar la relación entre las mujeres biológicas y la maternidad. En un mundo en el que alguien que ha dado a luz puede afirmar ser padre y no madre, no es sorprendente descubrir que el término “mujer embarazada” es cada vez más criticado por ser alegadamente excluyente. En Puerto Rico, durante este cuatrienio, en varias ocasiones se ha intentado sustituir los términos madre, mujer embarazada o madre obrera en la legislación dirigida a proteger la maternidad en el empleo por el término persona gestante. Así también, se le requiere a todo profesional de la salud en Puerto Rico tomar seminarios como requisito para mantener sus licencias en donde se les intenta obligar a usar este tipo de lenguaje en sus prácticas médicas. Todo bajo el argumento de que supuestamente existen hombres que pueden quedar embarazados. Así como usted lo lee, así mismo.
Pero dado que la realidad innegable es que todos los embarazos involucran a alguien que posee órganos reproductivos femeninos, el intento de eliminar el término “mujer embarazada” está impulsado por la idea de que para lograr la verdadera inclusividad hay que separar la maternidad del ser mujer. Así, la erradicación del embarazo como fruto exclusivo del sexo femenino constituye la próxima frontera de la campaña para eliminar la distinción biológica entre hombres y mujeres.
En un ensayo titulado “Unsexing Pregnancy” publicado por el Columbia Law Review, se cuestiona el “embarazo sexuado”. Esto es, ponen en entredicho que el embarazo sea una “experiencia sexuada única de las mujeres”. Otros han ido más lejos. Jessica Clarke, una profesora de derecho publicó en la misma revista un artículo titulado “Pregnant People?”, en donde sugiere que “el derecho podría ver el embarazo no como algo que solo ocurre en los cuerpos de las mujeres, sino también como una condición corporal experimentada por personas que no se identifican como mujeres”. En dicho artículo esta profesora de derecho argumenta en favor de cambios en la terminología, para que se abandonen los términos “mujeres afectadas por el embarazo” o “madres gestantes”, por el de “personas afectadas por el embarazo” o “padres gestantes”. Esta profesora busca justificar estos cambios en el lenguaje y la legislación pues entiende que “todas las personas embarazadas merecen inclusión”.
Lo que estos intelectuales y activistas no se dan cuenta es que la inclusión que predican, y alegadamente buscan conquistar, tiene el efecto directo de que la maternidad pierda todo su significado, pues transforma el embarazo en un logro técnico realizado por individuos desvestidos de sus sexos, binario-neutrales, donde el ser mujer no importa. La subordinación de las diferencias biológicas de sexo al imperativo de la neutralidad de género erosiona la maternidad, invisibiliza a la mujer y la desviste de uno de sus atributos más fundamentales para la supervivencia humana, su maternidad. Feliz día de las madres.