Mientras más detenidamente se analizan los datos sobre quién votó en en las elecciones nacionales del 2022, más evidente es la premisa de que los votantes jóvenes desempeñaron un papel crucial en las victorias de mitad de término de los demócratas. Esos votantes milenial y Gen Z también serán fundamentales para determinar quién gana las elecciones presidenciales del 2024, razón por la cual los estrategas de ambos partidos están analizando cuidadosamente la votación del año pasado.
El más reciente análisis que se discute en los medios nacionales proviene de Catalist, una empresa de análisis de datos que presta servicios a demócratas, sindicatos y otras organizaciones progresistas. Su informe, publicado el jueves pasado, es parte de una serie de estudios que la firma ha realizado después de cada una de las últimas elecciones.
El informe de este año destaca dos factores principales en el resultado de mitad de término: los votantes jóvenes y las mujeres blancas de clase trabajadora.
Tal y como he reseñado anteriormente en este espacio, las elecciones del 2022 no tuvieron un patrón singular. En cambio, surgieron dos: uno en estados muy disputados donde el aborto era un tema de importancia, el otro en lugares donde las contiendas eran menos reñidas.
En el 2022, no hubo ola nacional en ninguna dirección. En cambio, los republicanos disfrutaron de una ventaja general a nivel nacional, pero los demócratas los superaron en contiendas muy disputadas. En algunos estados muy disputados, la cantidad de personas que votaron aumentó significativamente, incluso en comparación con 2018, que rompió récords centenarios de participación en una elección de mitad de término. Por el contrario, en los estados menos disputados, la participación cayó. En todo el país, votaron poco más de 111 millones de personas, por debajo de los 118 millones de 2018, pero más que cualquier otra elección previa de mitad de término, continuando la serie de elecciones de alta participación que comenzaron con la victoria de Donald Trump en el 2016.
Esta información hace que los analistas predigan que, cuando pensamos en las elecciones generales del 2024, se entiende que los estados clave serán muy disputados. Los números de 2022 sugieren que en esos estados que constituyen el campo de batalla, con las contiendas más reñidas del 2024, tienen el potencial de volver a presentar un nivel de participación muy alta.
En los estados disputados de 2022, el aumento de la participación fue especialmente fuerte entre los votantes más jóvenes: los de la generación del milenio (nacidos entre 1981 y 1996) y la Generación Z (nacidos en 1997 o después). Eso habla de lo que motiva a los jóvenes; a diferencia de algunas personas mayores que votan habitualmente, los jóvenes aparentan ser más propensos a emitir su voto cuando creen que este marca la diferencia.
A nivel nacional, los grupos de edad millennial y Gen Z crecieron hasta el 26 % de los votantes en 2022, 3 puntos más que en 2020. Mientras tanto, la participación por parte de los miembros de las generaciones más antiguas del electorado, los nacidos en 1945 y antes, se redujo. La generación del baby boom siguió siendo el grupo de edad más grande, con el 38 % de los votantes.
Esas tendencias favorecen a los demócratas: poco menos de dos tercios de los votantes de 18 a 29 años votan por los demócratas, según los estimados de Catalist. Los votantes de 65 años o más, por el contrario, han sido un pilar del Partido Republicano en los últimos años.
La contienda de mitad de término de 2022 marcó la cuarta elección importante consecutiva (2016, 2018, 2020 y 2022) en la que los demócratas obtuvieron más del 60 % de los votos de los votantes jóvenes, un sello distintivo constante de la era Trump. La impopularidad de Donald Trump puede estar politizando a una generación de votantes alejándose del Partido Republicano y acercándose a los demócratas. Esto tiene el potencial de convertirse en la parte más duradera del legado de Trump.
El aumento en el voto de los jóvenes no significa que los republicanos estén condenados a una futura derrota. Pero la creciente influencia política de los votantes milenial y de la Generación Z plantea un desafío a la forma en que el Partido Republicano se ha definido a sí mismo, como la voz de los votantes conservadores mayores blancos, en su mayoría rurales, cuyos valores difieren marcadamente de los de los votantes más diversos, de orientación urbana y generaciones más jóvenes.
Para los republicanos, una forma de salir de esa caja sería aumentar su atractivo para los votantes negros, latinos, asiáticos estadounidenses e isleños del Pacífico, especialmente para aquellos que no se graduaron de la universidad. Varios estrategas y analistas republicanos han instado al partido a ir en esa dirección, construyendo sobre su base de votantes blancos sin educación universitaria para convertirse en un partido de clase trabajadora con apoyo a través de líneas raciales y étnicas.
Las cifras del 2022 brindan alguna evidencia de movimiento en esa dirección: los votantes negros siguen siendo abrumadoramente demócratas, por ejemplo, pero su apoyo a los candidatos demócratas cayó varios puntos en el 2022. Su participación también disminuyó, especialmente entre los votantes más jóvenes, como estudios previos sobre la votación del 2022 han demostrado.
Pero los votantes latinos, entre los cuales los republicanos lograron avances en 2020, no mostraron cambios significativos en 2022. Y, en general, el Partido Republicano tiene un largo camino por recorrer si quiere convertirse en un partido verdaderamente multirracial: en el 2022, el 86 % de los votantes republicanos eran blancos: el 55 % de votantes blancos sin título universitario y el 31 % de votantes blancos con título universitario. Los votantes de color constituían solo una séptima parte de la coalición.
Por el contrario, los votantes de color constituían un tercio de la coalición demócrata. Los otros dos tercios se dividieron aproximadamente en partes iguales entre votantes blancos con educación universitaria y sin educación universitaria.
Los cuatro años de Trump en el cargo aceleraron un cambio a largo plazo de votantes blancos con educación universitaria hacia los demócratas. En 2018, su apoyo fue clave para que Nancy Pelosi pudiera recuperar la mayoría de la Cámara. Aunque, en el 2022, la historia aparenta haber sido diferente: las cifras de Catalist sugieren que el cambio de los universitarios hacia los demócratas puede haber culminado. Los hombres blancos con educación universitaria, de hecho, incrementaron en algunos puntos porcentuales a favor del Partido Republicano a nivel nacional en 2022.
Sin embargo, fueron las mujeres blancas sin educación universitaria las que más cambiaron. El apoyo a los candidatos demócratas entre las mujeres blancas de clase trabajadora creció 4 puntos en los estados más disputados, según estima Catalist. Eso es importante, ya que las mujeres blancas sin educación universitaria son una parte central de la estrategia republicana para ganar en el futuro.
La capacidad de los demócratas para ganar terreno con ese grupo se debió en gran medida al “impacto sísmico” de la decisión de la Corte Suprema el verano pasado de revocar Roe vs. Wade y poner fin a una garantía de medio siglo de antigüedad del derecho al aborto en toda la nación.
Esa parece ser todavía la opinión de la mayoría de los votantes, a juzgar por las elecciones locales y estatales de este año. En Wisconsin, un juez liberal ganó el mes pasado las elecciones a la Corte Suprema estatal. En Florida y Colorado, los demócratas ganaron el martes las elecciones como alcaldes de las ciudades dominadas por los republicanos. Y en Pensilvania, los demócratas rompieron el control republicano sobre la legislatura estatal.
El Partido Republicano no parece estar listo para cambiar de rumbo; los votantes parecen dispuestos a seguir castigándolos.