Opinión

Ni una lágrima más

Lee aquí la columna del representante del Partido Independentista Puertorriqueño.

Denis Márquez
Denis Márquez + columnista

Al filo del último día de aprobación de medidas, la Cámara de Representantes aprobó el Proyecto de la Cámara 663, para hacerle justicia a cientos de comunidades ante la proliferación de torres de comunicaciones en las cercanías de sus hogares, de sus escuelas, parques y en múltiples ocasiones, básicamente, en el patio de sus casas. Es importante recalcar que este proyecto no es uno de prohibición, sino de regulación y de protección de comunidades, establecer parámetros justos y un balance de interés entre la instalación de una torre y las comunidades.

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Esta medida tiene tres propósitos principales: que cuando se vaya a instalar una torre de comunicación en una comunidad se aumente la distancia entre las torres y la comunidad, que haya una notificación adecuada y que haya una participación ciudadana con vistas públicas para que la gente se pueda expresar.

Uno de los principales promotores de este proyecto y líder del grupo Frente de Comunidades Contra la Proliferación de Antenas, Don Wilson Rivera, le expresó a la prensa del país: “es una victoria porque estas comunidades son las comunidades marginadas cuya voz no ha sido escuchada por tantos años. Entendemos que estos procesos son de aquellas personas que ocupan posiciones en el gobierno, que ocupan posiciones políticas y que están vinculadas en cierta medida con las empresas de telecomunicaciones, que son las empresas ricas. Así que la voz del pueblo ha llegado por fin al hemiciclo”.

Durante la discusión de la medida en el hemiciclo, se mencionó que residentes de comunidades lloraron en las vistas públicas al hablar de las vicisitudes de sus comunidades ante tanta injusticia en los procesos de aprobación de estas torres. Como señalé en mi turno, esas lágrimas son el resultado de años de batalla, de lucha, de ir a los tribunales sin tener dinero, de enfrentarse a gente poderosa, de ver la instalación de torres que afectan la vida de las personas. Son lágrimas de injusticia y no son otra cosa que un reclamo a la Legislatura de que se hiciera justicia social”.

A este proyecto le queda camino por recorrer, su aprobación en el Senado, donde tendrán como principal aliada a María de Lourdes Santiago, y posteriormente la firma del Gobernador. Para que no haya una lágrima más de injusticia, este proyecto se tiene que convertir en ley.

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