Opinión

Después del bipartidismo, ¿qué?

Lee aquí la columna del vicepresidente del Proyecto Dignidad.

La historia es avasalladora, y las transformaciones sociales se dan lentas, pero cuando se dan, nadie las detiene. A su vez, estas transformaciones sufren de una contradicción inherente, siempre son iguales, pero se dan de maneras distintas. Al final, cuando el polvo se asienta, y la realineación de actores se estabiliza, usualmente lo que queda son caras nuevas conectadas a las mismas fuentes de poder. Más aún cuando la transformación se da en un ambiente de laboratorio colonial como en el que se encuentra Puerto Rico.

Hoy esas transformaciones se fraguan en medio de discursos de hartazgo con la oficialidad y el status quo. Estos discursos están teniendo efectos en los gobiernos de América, Europa, así como en África. Los bandazos van de izquierda a derecha. En el caso de Puerto Rico, se ha creado la narrativa del hartazgo dirigida al bipartidismo.

No niego que el bipartidismo sea un asunto importante que atender. Ciertamente es una de las fuentes del pantano cotidiano en el que vivimos. Es fuente de inmovilismo, corrupción e ineptitud de nuestras instituciones en mover a Puerto Rico hacia el futuro. Liberarnos del bipartidismo va a costar. Ahora bien, la pregunta es, romper el bipartidismo ¿para qué?

Si es para trepar a la mogolla, me niego. Verdaderamente creemos que la mogolla/alianza va a traer un cambio de política pública en Puerto Rico. El escrito está en la pared. El ala liberal/nuevo trato/social demócrata/fabiano que tuvo su época de gloria en el partido popular, pero que hoy sus desafectos intentan colonizar al PIP a través del MVC, y su raíz trotskista del PPT, lo que nos ofrecen es un revisionismo de políticas públicas socialistas aguadas y simplistas. Todas ellas mezcladas con una fuerte dosis de políticas identitarias que se incorporan con la intención de mantenerse “relevantes” y serviles al colonialismo internacional woke.

Si derrotamos al bipartidismo es para abandonar de una vez y por todo el sistema anquilosado en el que nos han sembrado desde los años 40. Ese sistema donde el Estado es la cabeza, y donde el Ejecutivo con su aparato administrativo es el corazón. La mogolla/alianza no busca derrotar al bipartidismo para ofrecernos un futuro distinto. Estos quieren romper el bipartidismo para ellos tratar de poner al día un sistema social demócrata libertino fracasado fundamentado en un Estado que alega poder redimirnos. Si derrotamos el bipartidismo es para implementar políticas públicas que verdaderamente pongan al individuo, la familia y la comunidad como actor principal de la transformación, y no al Estado.

Si vamos a derrotar el bipartidismo es para darle libertad a las personas para emprender sin incorporar discursos xenofóbicos disfrazados de políticas progresistas, pero que su resultado es enviar el mensaje que los nuestros no pueden competir de tú a tú con los de afuera.

Derrotemos el bipartidismo para proteger a nuestra niñez y nuestros ciudadanos de la violencia con políticas públicas coherentes que enfrenten verdaderamente los problemas de fondo de la drogadicción, el alcoholismo, la pobreza, la salud mental, y no para implementar políticas públicas ideológicas, como la perspectiva de género.

Derrotemos el bipartidismo para transformar nuestro sistema educativo de manera que capacite y empodere a las familias con la responsabilidad y obligación de tener mayor injerencia en la educación de sus hijos. Para que entendamos que el Estado no es el que tiene la responsabilidad de hacer de sus hijos mejores ciudadanos, sino que eso se logra a través del compromiso individual y comunitario.

Derrotemos el bipartidismo para que nuestra clase media trabajadora, y nuestra clase dependiente, que sufre día a día las políticas públicas fallidas de un Estado omnipresente y anquilosante, ya no siga siendo utilizado cada cuatro años para amasar votos y que luego sea despreciada, subestimada e ignorada en sus reclamos. Derrotémoslo para acabar con las generaciones de clases pobres que tienen que mantenerse en la pobreza para sobrevivir, sino que puedan ser incentivados a desarrollar una esperanza de un futuro digno a través del esfuerzo y el trabajo.

Derrotemos el bipartidismo para mirar al futuro y atrevernos a creer que podemos vivir en una tierra en donde a través del éxito de nuestras familias y comunidades se alcance el progreso de todos. En donde el futuro dependa del esfuerzo de nuestras manos y de nuestro ingenio, y nunca más vuelva a estar a la merced de la burocracia gubernamental de un Estado inservible y fallido. Para esa derrota del bipartidismo pueden contar con Proyecto Dignidad. ¡Aquí corremos para ganar!

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