La semana pasada, los votantes de Ohio rechazaron un esfuerzo que habría complicado el proceso para enmendar la constitución del estado. La medida tuvo consecuencias no solo para la viabilidad de la democracia— en Ohio y en otros estados, incluido California, que permiten a los votantes enmendar sus constituciones—sino también para la lucha por los derechos reproductivos.
Después de que el Tribunal Supremo de los Estados Unidos anulara el caso histórico que garantizaba el acceso al aborto, los legisladores de Ohio tomaron medidas para restringir el procedimiento y hacer valer una prohibición preexistente. Los defensores estatales del derecho al aborto respondieron de inmediato proponiendo una enmienda que consagraría los derechos al procedimiento en la constitución estatal.
Pero antes de que los constituyentes pudieran votar sobre esta medida, como parte de una elección especial, tendrían que decidir si enmendar el proceso mediante el cual se puede modificar la constitución del estado.
El derecho al aborto en Ohio atrajo la atención internacional en el mes de julio cuando una niña de 10 años se vio obligada a viajar fuera de la jurisdicción del estado para interrumpir su embarazo. El episodio se convirtió en un punto álgido para ambos lados de este controvertible tema. Aunque los líderes de la derecha ponen en duda los hechos que dieron pie este caso y lo transcurrido luego de que salió de Ohio, muchos de la izquierda señalaron el momento como un ejemplo de las consecuencias reales de la caída de Roe vs. Wade.
En medio de la controversia generada en esta instancia, los defensores se movilizaron rápidamente y propusieron una enmienda para consagrar la protección del derecho al aborto en la constitución estatal. Sin embargo, antes de que se llevara a cabo la votación sobre esta medida pautada para noviembre, los republicanos pusieron la siguiente pregunta en la boleta electoral: ¿Debería requerirse una súper mayoría para enmendar la constitución del estado?
Un voto a favor de la medida habría dificultado que las enmiendas impulsadas por los ciudadanos lleguen a una votación mediate la cual los constituyentes puedan expresar su sentir sobre diversidad de temas al requerir que los proponentes obtengan firmas de los 88 condados en lugar de 44.
Esta propuesta de votación fue presentada por el secretario de estado republicano de Ohio, Frank LaRose, quien sostiene que respaldar esta propuesta ayudaría a mantener a los grupos ricos de intereses especiales a distancia. LaRose, sin embargo, también ha reconocido que se trata 100 % de mantener una enmienda radical a favor del aborto fuera de la constitución del estado.
Los republicanos incumbentes y los aspirantes a cargos electivos apoyaron la medida, incluido el exvicepresidente Mike Pence, quien en varias ocasiones ha alegado que los intereses de izquierda han abusado del proceso de enmienda constitucional en Ohio para convertir su agenda extrema en ley.
El exgobernador republicano de Ohio, Bob Taft se opone a la medida, junto con otros exgobernadores republicanos y demócratas de Ohio, incluidos John Kasich y Ted Strickland. De hecho, Taft reprendió al Partido Republicano por forzar este tema en el verano, cuando se espera que la participación electoral sea baja sosteniendo su oposición en el argumento de que este es un tipo de cambio que realmente debe ser considerado por todas las personas que salen a votar en una elección presidencial.
Al final del día, la propuesta fue rechazada en las urnas por 57 % de los votantes. El senador demócrata de Ohio, Sherrod Brown, elogió los resultados y expresó que quienes votaron en contra de la medida rechazaron le intento de los intereses especiales de adjudicarse un poder de veto que no les corresponde mientras que exigieron que la democracia permanezca donde pertenece: en manos de los votantes.
La victoria por parte de los que rechazaban la propuesta para enmendar el proceso mediante el cual se llevan a cabo enmiendas a la constitución del estado de Ohio subrayaría el amplio apoyo público para mantener el acceso legal al aborto, incluso en la mayoría de los estados que ahora se inclinan fuertemente hacia los republicanos. Un proyecto de encuesta masivo de 2022, realizado por la organización no partidista Public Religious Research Institute, encontró que la mayoría de los votantes en 43 estados dijeron que creían que el aborto debería seguir siendo legal en todas o en la mayoría de las circunstancias.
Esas actitudes se han traducido en resultados en las urnas. Desde que la mayoría del Tribunal Supremo designada por los republicanos anuló Roe v. Wade el verano pasado, los partidarios del derecho al aborto han triunfado cada vez que los votantes han tenido la oportunidad en una iniciativa electoral de decidir directamente si el aborto debe seguir siendo legal en su estado. Ese patrón se ha extendido a los estados rojos (incluidos Kansas, Kentucky y Montana) y azules (como California y Vermont). La victoria el martes en Ohio, un estado que el expresidente Donald Trump ganó cómodamente tanto en 2016 como en 2020, alentará a los defensores a impulsar iniciativas electorales que restablezcan el derecho al aborto el próximo año en otros estados tradicionalmente de tendencia republicana donde los gobernadores y legisladores republicanos han restringido o prohibido el aborto, incluyendo Florida, Dakota del Sur, Missouri y posiblemente Arizona.