La situación en nuestros centros educativos debido a la ola de calor es inaceptable. No es un lujo tener abanicos, aires acondicionados o cualquier otra herramienta que ayude a atender la situación; es una necesidad vital para nuestros estudiantes que enfrentan aulas sin ventilación adecuada y malas condiciones de planta física.
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Nuestros niños no deben ir a la escuela a sufrir. En medio de una crisis educativa que ya arrastra rezagos debido a huracanes, terremotos y pandemias, es imperativo garantizar que nuestros estudiantes tengan calidad de vida en las escuelas.
La pregunta obligada aquí es: ¿dónde está el plan a corto, mediano y largo plazo para abordar esta crisis que afecta de manera tan insensible a nuestra comunidad escolar? ¿Dónde están los recursos que el Gobierno Federal ha asignado a nuestros niños y jóvenes?
La Administración del Partido Nuevo Progresista (PNP) ha demostrado una incompetencia y una falta de compromiso alarmantes. El Departamento de Educación ha tenido acceso a más de 7,000 millones de dólares para la reparación y reconstrucción de escuelas desde el huracán María, y su incapacidad para utilizar estos fondos en beneficio de nuestros niños es indignante.
Es inexcusable que aún no se haya utilizado el 47 % de la asignación federal destinada a la segunda fase del Fondo de Ayuda de Emergencia para Escuelas Primarias y Secundarias. De no usarse, ese dinero debe devolverse el próximo 30 de septiembre.
De una asignación de $1.3 millones en fondos federales, solo se ha gastado $694 mil y se han desperdiciado $23 millones en la primera fase.
La tercera fase está en riesgo, con solo el 20.6 % de los fondos utilizados hasta ahora, a pesar de una asignación de $2.9 billones.
Es evidente que los estudiantes también están sufriendo las consecuencias de un gobierno insensible e incompetente.
Ni el gobernador ni la comisionada tienen hijos en el sistema público de educación. ¿Cómo pueden entender lo que están viviendo nuestros niños si no lo experimentan en carne propia?
Este es el mismo Gobierno que perdió $400 millones en comidas de comedores escolares y que aún no ha resuelto el problema de las columnas cortas en el sur. Además, es el PNP quien ha dejado un legado de dos secretarios de educación convictos por corrupción.
Hacemos un urgente llamado al gobernador Pedro Pierluisi a que tome medidas inmediatas y a la comisionada Jenniffer González a que fiscalice de manera rigurosa los fondos federales que tanto le gusta anunciar pero no llegan a nuestros niños.
Gobernador, los niños merecen más que este legado de corrupción y fracaso. El bienestar de nuestros estudiantes debe ser la prioridad absoluta, y es hora de tomar medidas concretas para garantizar un ambiente educativo seguro y cómodo para todos.