Es difícil ignorar cuántos estadounidenses preferirían no enfrentarse a otras elecciones entre el presidente Joe Biden y el expresidente Donald Trump. Pero ignorar el descontento es exactamente lo que los dos principales partidos de la nación parecen decididos a hacer: una revancha pinta cada vez más inevitable.
Si usted ve noticias por cable o lee páginas de internet que tratan los temas de política nacional, es posible que piense que esta revancha no es necesariamente un hecho. Es que estamos en la pre-temporada de la campaña, cuando la votación aún está muy lejos y los periodistas y expertos políticos tienen tiempo para inventar escenarios improbables por eso de atraer la atención del elector.
Sin embargo, no se deje engañar. Salvo que se produzca un acontecimiento repentino y dramático, la suerte está prácticamente echada. La evidencia se puede ver en varias encuestas recientes a nivel nacional. Del lado republicano, una encuesta realizada en California mostró que el apoyo a Trump ha crecido durante el verano y ahora alcanza el 55 %, lo que lo coloca en camino de arrasar con la delegación de 169 miembros del estado en la Convención Nacional Republicana, la más grande de cualquier estado.
A nivel nacional, el panorama es muy parecido: la última encuesta de CNN, publicada hace aproximadamente una semana, mostró que Trump cuenta con el apoyo del 52 % de los votantes republicanos. El gobernador de Florida, Ron DeSantis, en segundo lugar, obtuvo solo el 18 %. Ninguno de los otros candidatos logró apoyo de doble dígitos.
En el lado demócrata, las cifras de California muestran a Biden con dos tercios de los votos, muy por delante de los indecisos, que ocuparon el segundo lugar con un 17 %. Muchos demócratas tienen dudas sobre Biden, pero él no enfrenta ningún rival creíble. Ninguno de los dos candidatos más destacados que competían contra él, Robert F. Kennedy Jr. y Marianne Williamson, superó las cifras de dos dígitos.
Por otro lado, a nivel nacional, una encuesta realizada la semana pasada por Morning Consult encontró que el 76 % de los demócratas dijeron que respaldarían a Biden en la contienda por la nominación. En la encuesta de CNN, dos tercios de los demócratas y de los independientes de tendencia demócrata dijeron que la nueva nominación de Biden era muy o extremadamente probable. Dos tercios también dijeron que deseaban que el partido eligiera a otra persona.
La forma en que llegamos a este punto dice mucho sobre dónde reside el poder en los dos partidos. Del lado republicano, el apoyo popular a Trump está superando los profundos recelos de los líderes del partido. Entre los demócratas ocurre lo contrario: los líderes del partido y los funcionarios electos tienen mucho más entusiasmo por Biden (o preocupación por las alternativas) que el votante promedio.
Los líderes republicanos ven a Trump como un perdedor que arrastrará al partido a la derrota, tal como creen que lo hizo en 2018, 2020 y 2022. Sin embargo, la mayoría de los votantes del partido no coinciden con esta postura; ven a Biden como un perdedor seguro y, más allá de eso, también creen que Trump es su candidato más fuerte.
Por supuesto, los votantes no siempre tienen la razón. El año pasado, los votantes de las primarias republicanas en New Hampshire, Georgia, Pensilvania, Michigan y Arizona hicieron caso omiso de las advertencias del establishment del partido sobre los candidatos de derecha al Senado o a gobernador que promovía Trump. Las advertencias del liderato republicano, en contra de las predicciones de Trump, fueron acertadas: esos candidatos perdieron.
No se trata solo de que Trump tenga una enorme ventaja en las encuestas entre votantes republicanos. El candidato que quedó en segundo lugar, DeSantis, también se identifica con el ala populista que el establishment republicano desaprueba. Lo mismo piensa el candidato que ocupa el tercer lugar en la mayoría de las encuestas, Vivek Ramaswamy.
Sume el apoyo a esos tres en el promedio de encuestas mantenido por el sitio web FiveThirtyEight: el 78 % de los votantes republicanos respalda a un populista, en comparación con el 15 % que apoya a un conservador del establishment como Pence, la exgobernadora de Carolina del Sur, Nikki Haley, o el exgobernador de New Jersey, Chris Christie.
Trump es el querendón de esa ala populista, no están interesados en un sustituto y no hay evidencia de que algo de eso esté cambiando, aún cuando el expresidente enfrenta cuatro acusaciones penales y el primer juicio está programado para comenzar el 4 de marzo.
Los demócratas carecen de una división ideológica profunda similar a pesar de sus divisiones sobre políticas específicas. Lo que tienen es una preocupación persistente sobre la edad y vitalidad de Biden (cumplirá 82 años un par de semanas después de las elecciones).
En la encuesta llevada a cabo en California, el 48 % de los votantes dijeron que estaban “muy preocupados” por la edad de Biden, y el 42 % dijeron que creían que la edad de Biden “perjudicaría mucho sus posibilidades de ganar la reelección”. Los republicanos eran más propensos a decir que su edad perjudicaría mucho la candidatura de Biden, pero más de una cuarta parte de los votantes demócratas del estado estuvieron de acuerdo.
En la encuesta de CNN, solo el 49 % de los demócratas de toda la nación dijeron que Biden tenía la resistencia y la capacidad para servir eficazmente como presidente. Eso es 14 puntos menos que una encuesta anterior de CNN realizada en marzo.
Los líderes del partido, sin embargo, admiran a Biden, sienten que ha logrado mucho e insisten en que no han visto una disminución en sus habilidades. También son muy conscientes de que si Biden dimitiera repentinamente, la vicepresidenta Kamala Harris enfrentaría un intenso escepticismo por parte de muchos votantes y cualquier movimiento para reemplazar a Harris abriría las puertas para disputas dentro del partido en temas de raza y género.
Los líderes demócratas han logrado desalentar cualquier desafío creíble a Biden. Eso ha mantenido al partido unificado, pero ha traído consigo una preocupación constante por la posibilidad de un serio tropiezo físico o verbal por parte de Biden de aquí a unas elecciones para las que aún faltan 14 meses.
Biden también enfrenta el desafío de motivar a los votantes más jóvenes, especialmente a los votantes negros y latinos más jóvenes. Su tibio apoyo es una de las principales razones por las que las encuestas actuales muestran que una revancha entre Biden y Trump está tan reñida.
Pero gran parte de lo que se habla sobre encuestas reñidas ignora la realidad. Vivimos en una era de elecciones reñidas tanto a nivel local como a nivel nacional. La idea de que un nuevo candidato carismático pueda llegar, romper el estancamiento político y unir a la nación —o incluso ganar por una gran mayoría— va en contra de lo que sabemos sobre la naturaleza atrincherada de la política estadounidense actual. Los votantes han elegido su bando. Puede que no estén entusiasmados con Trump vs Biden: la revancha, pero es la secuela que con toda probabilidad obtendrán.