Unos de los peores males que ha tenido el empleo público durante décadas ha sido la influencia, el control y el clientelismo político por parte de los gobiernos del Partido Popular Democrático (PPD) y del Partido Nuevo Progresista (PNP). Históricamente desde el punto de vista legal, el servicio público está basado en el principio del mérito, criterio que está supuesto a marcar la ruta en las diversas acciones del empleo público. No obstante, la realidad en incontables ocasiones es otra. Para comenzar, ambos gobiernos utilizaron por décadas la División de Inteligencia de la Policía —la infame creadora de las carpetas— como su principal asesora para no emplear y descartar a independentistas en el empleo público.
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En las agencias del gobierno de Puerto Rico manipular el proceso de reclutamiento para nombrar personas afines al gobierno de turno es tarea ordinaria y, en muchas ocasiones la otorgación de asensos, pasos o reclasificaciones está condicionada a la identificación del empleado con el gobierno de turno o con los respectivos “brazos políticos” que agrupan a los empleados de las agencias. Los triunfos electorales se convierten en el inicio de la vorágine del “cambia y cambia” en puestos de dirección en todos los niveles al interior de las agencias, encubierto bajo el supuesto criterio de “confianza”, pero siendo el control político la razón ulterior.
Podría mencionar decenas de injusticias sufridas por empleados públicos en casos de discriminación política que trabajé cuando fui abogado de empleados públicos. En todos y cada uno de esos casos el canibalismo político de los rojos y azules siempre estuvo presente.
Por lo que hemos visto recientemente, no aprenden. Secretarios y secretarias de gabinete uniformados con los colores del PNP, en actividades políticas, en medio del “chijí-chijá”, enviando el mensaje a sus empleados que es líder político en la agencia y claramente apoyando la organización política en la misma. Jefes de agencias burlándose de la ley y haciendo actividades de campaña y recaudación de fondos. Mientras, en el caso de los rojos, tratando de organizar de igual forma sus grupos políticos en las entidades de gobierno.
Si realmente queremos transformar el Gobierno y hacer justicia a su clase trabajadora, tenemos que acabar con este esquema ilegal, discriminatorio y abominable de control político en el gobierno y, hacia eso vamos con nuestro proyecto de una Patria Nueva.