Las unión que representa el grueso de los trabajadores de las principales empresas automotrices en la Nación están en huelga, la inflación aún no se ha empezado a reducir para alcanzar los niveles prepandémicos, el hijo del presidente ha sido acusado de cargos federales por posesión de armas y el presidente de la Cámara de Representantes, Kevin McCarthy, ha dado el primer paso para destituir a Joe Biden.
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Además de todo eso, el gobierno federal ahora parece estar acercándose a un cierre inevitable.
Los republicanos de la Cámara de Representantes, que tienen una escasa mayoría en la cámara baja, no parecen poder ponerse de acuerdo sobre una medida para financiar temporalmente al gobierno. Su falta de consenso no sugiere que podrán llegar a un acuerdo con los demócratas del Senado para enviar un proyecto de ley de financiación del gobierno al escritorio de Biden, y no augura nada bueno para el futuro de la presidencia de McCarthy.
La semana pasada, McCarthy (R-Bakersfield) propuso aprobar un proyecto de ley de financiación a corto plazo que ampliaría el plazo del 30 de septiembre y daría a su partido más tiempo para negociar con los demócratas del Senado sobre un proyecto de ley de gastos del gobierno federal.
La propuesta provisional, que recortó la mayor parte del gasto interno en al menos un 8 %, fue negociada entre miembros del Partido Republicano de centroderecha y archiconservadores y extendería el plazo de cierre en un mes. La medida también requeriría que el gobierno reinicie la construcción del muro fronterizo del expresidente Donald Trump. Pero McCarthy ha descubierto que un puñado de republicanos podrían impedir que esta medida sea aprobada en el pleno.
Si McCarthy no puede obtener suficiente apoyo de su partido, podría intentar ganar votos demócratas eliminando las prioridades conservadoras del texto, pero los miembros de extrema derecha han advertido que intentar trabajar con los demócratas de la Cámara de Representantes podría costarle a McCarthy su posición como Presidente de la Cámara. De hecho, el martes por la tarde, un periodista de The Hill, descubrió lo que parecía ser un borrador de una resolución para destituir a McCarthy que aparentemente había sido dejada “extraviada” para que los medios la encontraran en un baño del Capitolio.
Incluso si McCarthy pudiera lograr el apoyo casi universal del Partido Republicano para el acuerdo, todavía enfrentaría una batalla cuesta arriba con los demócratas del Senado, quienes es muy poco probable que acepten una medida repleta de prioridades del Partido Republicano. El martes, los medios de comunicación informaron que el presidente retrasaría una votación procesal sobre la medida provisional, dejando incierto el camino para evitar un cierre del gobierno.
Aunque la economía estadounidense ha seguido expandiéndose bajo el gobierno de Biden, sigue en una posición precaria. La Reserva Federal sigue presionando para aliviar la inflación sin provocar una recesión. Sin embargo, un cierre podría dificultar el trabajo del banco central, probablemente agitando los mercados y retrasando la publicación de los datos clave de la Oficina de Estadísticas Laborales sobre inflación y desempleo en los que se basa la Reserva Federal para fijar las tasas de interés.
El lunes, la Secretaria del Tesoro de Estados Unidos, Janet L. Yellen, expresó que no ve ninguna señal de que la economía esté en riesgo de sufrir una recesión al señalar que la inflación está cayendo y el mercado laboral es fuerte. Pero, añadió, que un cierre del gobierno es preocupante, ya que podría crear una situación que podría provocar una pérdida de impulso de la economía nacional, algo que presenta un riesgo innecesario.