En el mundo acelerado de hoy en día, la salud mental es más importante que nunca. El estrés, la ansiedad y la depresión afecta a personas de todas las edades. Esto nadie me lo ha dicho. Lo he experimentado y vivido en mi casa, mi familia y vecinos. Aun, con un sistema de salud con tantos retos, vemos como cada día, el estigma que rodea a las condiciones de salud mental y la falta de educación es uno de los obstáculos más difíciles de sobrepasar al momento de buscar ayuda profesional y recibirla.
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Es hora de romper el silencio y reconocer que la salud mental debe ser tratada y asumida como una parte integral de nuestro bienestar. Al igual que la salud física, la salud mental requiere atención, cuidado preventivo y tratamiento cuando es necesario.
Por tanto, debemos cuidar de nuestro ánimo de la misma manera que podemos cuidar del corazón o los pulmones. De ahí, que identifiquemos herramientas para fortalecer nuestra salud mental. Si caminar, fortalece el corazón, ¿cómo podemos fortalecer nuestro ánimo? Una herramienta poderosa para cuidar de nuestra salud mental es el arte. El arte proporciona una salida constructiva para que las personas expresen sus emociones, pensamientos y experiencias, incluso en instancias cuando las palabras fallan o no se encuentran. El arte permite a las personas procesar sus sentimientos, sanar traumas y tener una comprensión más profunda de su propio estado mental.
Nunca deben faltar espacios creativos para sanar y canalizar nuestras emociones. Al final del día, no se trata de ser un Picasso, sino de permitirse sentir y crear. Enfocados en la perfección, nos olvidamos de que en el arte encontramos paz, tranquilidad y descubrimos talentos antes desconocidos.
El camino se descubre aprovechando oportunidades para crear y hablar sobre la salud mental, porque sí, SIEMPRE es importante hablar sobre la salud mental.
La “Noche de 1.000 Dibujos”, organizada por Miyamoto Relief, es un ejemplo del poder del arte para curar y unir. Utilizando el arte como hilo conductor, en este evento realizado el 21 de octubre, propusimos un verdadero intercambio creativo. En los Ángeles, los participantes tuvieron la oportunidad de compartir y experimentar una noche de pura expresión artística y al final llevarse un hermoso dibujo creado por comunidades al rededor del mundo incluyendo Puerto Rico.
La participación de personas de diferentes edades y orígenes en esta iniciativa es parte de nuestros valores como organización de ayuda global. La idea de que las personas, sin importar sus propias luchas, pueden contribuir de manera positiva a sus comunidades, as u propio mejoramiento y al mundo en general.
Reflejo de esto, fue la colaboración con el Sistema para la Salud Mental Panamericano, quienes se unieron a la iniciativa permitiendo a Miyamoto Relief interactuar con participantes en un taller de terapia, reflexión y dibujos.
“Esta es una iniciativa bien significativa, no solo para el sistema, sino para cada participante. Esta iniciativa va más allá de hacer un dibujo. La iniciativa lleva un mensaje de cómo podemos contribuir a la recuperación en beneficio de niños, jóvenes, estudiantes que necesitan ayuda. Algo tan sencillo como la solidaridad puede cambiar una vida. Ese mensaje cada paciente debe llevarlo consigo, la recuperación es un largo camino, pero debe comenzar con un paso y eso es expresarlo, y si el arte es el medio para expresarlo, que para bien sea”, narró Jenniffer Torres, especialista en salud mental y directora de operaciones del sistema.
Además de resaltar el arte, estas iniciativas refuerzan el valor que cada persona da a sus talentos, dejando de lado los cuestionamientos que pueden surgir desvalorizando el esfuerzo, dejando a un lado el propósito de empezar una obra de arte.
El mensaje se transforma para dar protagonismo a que ese dibujo llegue al corazón de alguien y que tomará la iniciativa de aportar a una comunidad, al bienestar de la sociedad, a la educación.
La “Noche de las 1.000 Dibujos” es un símbolo de esperanza para un mundo más compasivo y comprensivo. Al romper el silencio sobre la salud mental y fomentar el uso de la terapia artística, podemos crear espacios y comunidades en el que todos tengan la oportunidad de vivir una vida sana y feliz.