Opinión

Disminución en la Criminalidad

Lee aquí la columna del abogado estadista.

Los homicidios en Estados Unidos disminuyeron significativamente en el 2022 y se han desplomado aún más rápido este año, lo que coloca a gran parte de la nación en camino a una de las mayores reducciones en asesinatos jamás registradas, según muestran las estadísticas sobre criminalidad.

Si esto le sorprende, no está solo.

La delincuencia aumentó en toda la nación en el 2020 y 2021. El disloque ocasionado por una pandemia de proporciones históricas, un aumento récord en la disponibilidad de armas, un retroceso de la actividad policial en algunas ciudades y quizás otros factores se combinaron para crear un aumento en los homicidios y otros delitos.

Esa ola nacional de aumento en la criminalidad ha comenzado a retroceder, pero la percepción pública no ha seguido el ritmo. Esto continúa influyendo en los debates políticos tanto a nivel local como a nivel nacional, incluso cuando la realidad se aleja cada vez más de la retórica.

Comencemos con los números.

El informe anual del FBI sobre las estadísticas criminales de la nación mostró una disminución del 6 % en los homicidios en el 2022. La caída superó lo que esperaban la mayoría de los expertos en estos temas. Los datos del FBI, reflejan la data compilada de informes presentados por 18,888 departamentos de policía estatales y municipales. Según la data, en lo que va del año, los homicidios en toda la nación han disminuido entre un 11 % y un 12 %. Una reducción del 10 % sería la mayor jamás registrada.

La disminución va más allá de los homicidios: los delitos violentos en general disminuyeron en 2022 en todo el país, según mostraron las cifras del FBI, lo que devolvió a Estados Unidos prácticamente al nivel de 2019, antes del aumento de la era COVID-19. Esto es consistente con el patrón de los últimos doce años. A pesar de algunas fluctuaciones, los delitos violentos en toda la nación se han mantenido en gran medida al mismo nivel desde 2011, cuando se estancaron después de 20 años de descensos constantes.

Eso no significa que todas las categorías de delitos hayan disminuido. Los robos de automóviles, por ejemplo, se han disparado en muchas partes de la nación, en parte debido a una ola de videos en las redes sociales que muestran formas fáciles de robar automóviles Kia y Hyundai.

Entonces nos preguntamos, ¿Por qué la brecha entre percepción y realidad

El poder de la anécdota explica gran parte de esto: en una nación de casi 340 millones de habitantes, se comete algún delito cada hora, todos los días. Esos incidentes quedan grabados en la mente de la gente, especialmente cuando los detalles son espeluznantes. Las historias vívidas tienen mucho más poder que los números secos para moldear la forma en que las personas ven su mundo. Y en la era de las redes sociales, los delitos en cualquier lugar pueden estar a solo un clic de distancia.

Cada vez que hay un robo, simplemente se amplifica en la mente de la gente que el crimen está fuera de control. Las anécdotas tienen un impacto aún mayor cuando son recientes y las estadísticas sobre criminalidad no lo son. A diferencia de las estadísticas económicas, que llegan mensualmente en tiempo real, el sistema estadounidense para informar datos sobre delitos, creado por primera vez en la década de 1930, sigue siendo anticuado y lento. Cuando el gobierno informa los datos, a menudo son demasiado antiguos para informar los debates tanto locales como nacionales.

La naturaleza localizada de la mayoría de los delitos también influye. Cualquier año, cualquiera que sea la tendencia nacional, es probable que alguna ciudad experimente un aumento en la delincuencia, a menudo sin una causa clara. Este año, por ejemplo, Washington, D.C., ha sufrido un fuerte aumento en los asesinatos, en marcado contraste con la disminución a nivel nacional. San Francisco ha experimentado una ola de robos en comercios minoristas que ha tenido cobertura en los medios a nivel nacional. Las noticias tienden a centrarse en lo inusual, no en lo rutinario, por lo que esos sucesos atípicos reciben una atención desproporcionada.

Y, por supuesto, parte de lo que causa la brecha entre la percepción y la realidad es la política. Incluso cuando el crimen está disminuyendo en toda la nación, algunas personas viven en vecindarios inseguros y tienen temores muy reales de ser victimas del crimen. Sin embargo, no son los votantes que más a menudo respaldan políticas tradicionalmente consideradas duras contra el crimen (penas más largas, por ejemplo, o poderes policiales ampliados). Esos votantes, generalmente mayores, conservadores y blancos, suelen vivir en zonas con una tasa de criminalidad relativamente baja. Cuando se les encuesta, con frecuencia califican sus propios vecindarios como seguros, pero dicen que el crimen está rampante en otros lugares

Sin embargo, hay evidencia de que incluso si las percepciones públicas sobre el crimen siguen en desacuerdo con la realidad, los votantes son menos propensos a apoyar “encerrarlos” como solución.

Investigaciones sobre el tema reflejan que se pueden contrarrestar los mensajes que tienden a alarmar sobre supuestos aumentos en la tasa de criminalidad enfatizando el apoyo a medidas como la ampliación del tratamiento de salud mental y la retirada de las armas de las calles.

Un enfoque de prevención más integral es más popular que simplemente castigar para salir del problema. La experiencia electoral respalda esa afirmación. Y si eso es cierto cuando los votantes piensan que la delincuencia está aumentando, imagínese el nivel de respaldo a dichas medidas si los votantes comienzan a notar que la tasa de criminalidad está disminuyendo.

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