La mayoría de los países que guardan celosamente su material arqueológico, participan agresivamente en el rescate y devolución del mismo. Este tipo de reclamo no ocurre en Puerto Rico porque no existe legislación que se dirija al rescate del material arqueológico que, según los profesionales de la materia, ha sido sustraído del país durante años, tanto presuntamente de manera legal como a través del comercio clandestino. El destino de las piezas ha sido, no solo los distintos museos alrededor del mundo, sino también las “exhibiciones” de coleccionistas privados en sus residencias y otras propiedades.
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Hablamos de materiales de distinta naturaleza (huesos, vasijas y otras obras de arte de culturas ancestrales que habitaron nuestro suelo) que se descubren como parte de las excavaciones arqueológicas y que arrojan luz sobre nuestro pasado y nuestra historia.
En Puerto Rico, un tema que no ha recibido la importancia que merece de parte del Gobierno es el de un depósito de restos arqueológicos encontrados por arqueólogos y sus equipos de trabajo. Para citar solo un ejemplo, se asegura que durante el año 2008 la Autoridad de Carreteras y Transportación recibió materiales arqueológicos encontrados en una de las excavaciones realizadas para la época, cuyo destino o la localización precisa se desconoce al presente.
La ausencia de un lugar o depósito destinado a este propósito cultural y científico tan importante para la historia de Puerto Rico como nación es un atentado a la preservación de la historia y el patrimonio puertorriqueño. Es por ello que recientemente radiqué la resolución conjunta 571 para ordenar al Instituto de Cultura Puertorriqueña (ICP) a establecer un plan para la creación del “Depósito Nacional del Patrimonio Arqueológico de Puerto Rico”. Esta resolución servirá de base para la elaboración de reglamentación estricta y confiable, la cual debe estar a cargo de los profesionales de la arqueología en comunicación y asesoramiento directo con el ICP y la Oficina Estatal de Conservación Histórica.
Lo anterior revela la necesidad urgente de crear este Depósito Nacional para “curar” las piezas arqueológicas que se obtienen en las distintas excavaciones privadas y públicas que se realizan en el país, así como para el almacenamiento y clasificación de tales piezas, objetos o materiales. Es una responsabilidad social, es preservar parte de nuestra historia para entenderla, conocerla y de esa forma estar claros de hacia dónde vamos.