Recientemente el Partido Independentista Puertorriqueño (PIP) y el Movimiento Victoria Ciudadana (MVC), danunciamos al país los acuerdos para forjar una Alianza de País que brinde a nuestro pueblo un gobierno honesto, competente y funcional.
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Tanto nuestro secretario general, Juan Dalmau, como el coordinador general del MVC, Manuel Natal, detallaron los aspectos fundamentales de esta Alianza de País en la que el MVC y el PIP apoyaremos al compañero Juan Dalmau a la gobernación y a la compañera Ana Irma Rivera Lassén a la comisaría residente. Para Representantes por Distrito procuraremos una distribución equitativa. Para Senadores por Distrito cada colectividad presentará una candidatura al Senado por cada distrito senatorial y, a nivel municipal, el PIP presentará candidaturas a la alcaldía y la legislatura municipal en cuatro municipios, en los cuales Victoria Ciudadana no presentará candidatura y viceversa y establecer acuerdos políticos en el resto de los municipios.
Esta alianza electoral, sin precedentes en la historia moderna del país no ha pasado desapercibida por quienes nos han llevado a la quiebra moral, política y económica. Ante el temor de que sobrepasemos los resultados de las elecciones pasadas, el bipartidismo hará valer de cualquier artimaña para aferrarse al poder y continuar destruyendo a Puerto Rico. Saben que somos una alternativa electoral real con capacidad para ganar las elecciones y transformar al país.
Una de las artimañas que ya escuchamos del bipartidismo es de lo “complicado” que será para los electores entender cómo votar por los y las candidatas del PIP y el MVC. En primer lugar, ello representa una ofensa a la capacidad de aprendizaje del electorado y, en segundo lugar, y como corresponde en cualquier elección, realizaremos una campaña educativa al respecto.
Las acciones concertadas que el PIP y el MVC presentamos al país son, quizás, el acto de desprendimiento político más notorio que se haya atestiguado en el escenario político puertorriqueño. Que dos instituciones diferentes tengamos la capacidad de llegar a entendidos puntuales, sobre la base del respeto mutuo, es un cambio fundamental en el proceso político puertorriqueño, que no se equivoque nadie, ¡la alianza va! Para transformar a este país, para sanear la gobernanza pública, para un verdadero proceso de descolonización, para que triunfe la esperanza.