Opinión

Interrogantes que podrían decidir los comicios federales del 2024

Lee aquí la columna del abogado estadista.

Alejandro Figueroa + Columnista

Ante la probabilidad de una revancha entre Joe Biden y Donald Trump, las encuestas pronostican otra elección reñida. Esto no es una sorpresa: cuatro de las últimas seis elecciones presidenciales han sido reñidas y, excepto por unos breves periodos, el Congreso también ha estado estrechamente dividido durante más de dos décadas. Estamos en una era de estancamiento electoral que ha desafiado las predicciones de los activistas de cada partido de que su bando está al borde de un gran avance.

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En esta coyuntura, tratar de adivinar quién ganará con tanta antelación a la votación es un ejercicio tan sencillo como predecir los números de la lotería. Pero podemos predecir que las siguientes cuatro preguntas contribuirán en gran medida a determinar los resultados.

Desde un punto bajo en 1996, la participación electoral en las elecciones estadounidenses ha aumentado en general a medida que se han acentuado las diferencias entre los dos bandos a los extremos del espectro político estadounidense. La presidencia de Trump aceleró esa tendencia: la proporción de la población adulta estadounidense que votó en 2020 fue la mayor de la historia: más del 60 % de los adultos elegibles.

Debido a que la participación general fue tan grande, la victoria del presidente Biden también fue histórica: al ganar, obtuvo el apoyo de una proporción mayor de la población estadounidense que el que obtuvo el presidente Reagan en su aplastante reelección en 1984. Pero la alta participación en la era Trump tiene efectos en ambos sentidos. La participación republicana también se disparó. El expresidente inspira a sus seguidores, enfurece a sus enemigos y motiva a ambas partes a presentarse a votar.

¿Eso persistirá? Hasta ahora, la evidencia sugiere que nos dirigimos a una caída desde los niveles récord de las últimas elecciones. Los votantes jóvenes no parecen tan interesados como sus homólogos en el 2020. Las encuestas muestran que Biden sufre de un apoyo débil entre los votantes negros y latinos.

Las grandes preguntas son cuánto cae la participación, dónde ocurre y qué lado se ve más afectado. Dado el tamaño de la coalición que Biden formó en 2020, puede permitirse cierta erosión, especialmente en los grandes estados demócratas como California y Nueva York, de la misma manera que el presidente Obama pudo ganar la reelección en 2012 a pesar de una disminución significativa en la participación desde 2008. Pero Biden no puede permitirse el lujo de perder muchos votantes en estados disputados, varios de los cuales tuvieron contiendas cerradas en el 2020.

Sin embargo, los republicanos también están en riesgo. Muchos de los partidarios del expresidente Trump que residen áreas rurales, de mayor edad y menos educados tienen historiales de votación irregulares. Por el contrario, los habitantes de los suburbios con educación universitaria, de cuyo apoyo dependen cada vez más los demócratas, son votantes muy consistentes.

Generaciones de demócratas crecieron creyendo que una alta participación siempre ayuda a su bando. Es hora de acabar con ese mito: en la política estadounidense actual, el saber a quién beneficia la alta participación es casi como tirar una moneda al aire.

¿Comenzarán los votantes a sentirse mejor acerca de la economía?

Una de las características más llamativas de 2023 fue la marcada divergencia entre el panorama de la economía que pintan las estadísticas (una de las mejores) y la opinión de la mayoría de los estadounidenses (una de las peores). Abundan las teorías sobre el motivo de la brecha: escribí sobre varias de las principales posibilidades en noviembre. La mayoría de las conjeturas involucran el impacto persistente de la alta inflación que sufrió Estados Unidos en el 2022 y principios del 2023, agravada por el partidismo y el trauma psicológico de la pandemia de COVID-19.

Sin embargo, cualquiera que sea la explicación, la sombría visión de la economía ha sido una gran parte de la caída de Biden en los índices de aprobación durante el pasado año. Una gran pregunta para su reelección es si los votantes comenzarán a sentirse mejor con respecto a la economía si la inflación se mantiene baja en el 2024 y la Reserva Federal comienza a reducir las tasas de interés como se espera.

Hay cierta evidencia de que las opiniones de los consumidores han comenzado a mejorar. Por ejemplo, el índice de confianza del consumidor del Conference Board mejoró en diciembre. Una segunda medida del estado de ánimo de los consumidores, el Índice de Sentimiento del Consumidor de la Universidad de Michigan mostró mejoras en la opinión de los estadounidenses sobre las condiciones económicas actuales y sus propias finanzas personales, aunque las expectativas sobre las condiciones comerciales futuras disminuyeron. Hace tres décadas, el estratega del presidente Bill Clinton, James Carville, declaró: “It’s the economy, stupid”. Esto sigue siendo cierto en gran medida, incluso si el número de votantes indecisos ha disminuido drásticamente desde entonces.

Las condiciones económicas serán especialmente cruciales para un gran grupo: los demócratas que están resentidos con Biden. La encuesta más reciente de YouGov para The Economist, por ejemplo, encontró que Trump y Biden estaban empate en un enfrentamiento hipotético. Una gran razón: el 15 % de los votantes de Biden en 2020 dijeron que actualmente no planean volver a votar por él. Mejorar las opiniones sobre la economía podría hacer que muchos de esos votantes vuelvan a brindarle su confianza a Biden en las urnas.

¿Cómo verán los votantes los problemas legales de Trump?

La mayoría de los estadounidenses dice que Trump es culpable de conducta criminal en sus esfuerzos por anular las elecciones de 2020. Una encuesta del Washington Post/Universidad de Maryland publicada el miércoles encontró que el 56 % de los estadounidenses dice que es definitivamente o probablemente culpable, en comparación con el 33 % que dice que es definitivamente o probablemente inocente.

Un jurado podrá llegar a emitir su veredicto antes de las elecciones. Sin embargo, el equipo legal de Trump ha realizado múltiples esfuerzos para retrasar cualquiera de los cuatro juicios criminales que éste enfrenta: dos en un tribunal federal, uno en un tribunal estatal en Georgia y uno en Nueva York. Es muy probable que consigan retrasar el juicio por conspiración electoral, cuyo inicio está previsto actualmente para el 4 de marzo.

Aún así, hay muchas posibilidades de que al menos uno de los juicios se lleve a cabo este año. Si Trump es condenado, ¿cómo reaccionarán los votantes? Los principales partidarios de Trump no lo abandonarán, pase lo que pase. Pero varias encuestas, incluida una reciente del Wall Street Journal, sugieren que un número pequeño pero significativo de votantes que respaldan a Trump se alejarían de él. La gente es notoriamente mala a la hora de predecir cómo reaccionarían ante algo que no han experimentado, pero incluso en estos tiempos tan partidistas, parece probable que algunos estadounidenses se resistan a votar por un delincuente convicto.

¿Podrá Biden convencer a los votantes de que está a la altura del cargo?

En 2020, Biden aprovechó la percepción de los votantes de que la presidencia de Trump era un caos. El mal manejo de la pandemia por parte de Trump ayudó enormemente en ese esfuerzo. Esta vez, Trump espera ponerle la etiqueta de caos a su sucesor. Los republicanos señalan repetidamente los problemas en la frontera, incluso mientras bloquean las medidas legislativas que la administración ha propuesto para tratar de solucionarlos.

También han avivado el miedo de los estadounidenses al crimen, y Trump dice al público que si fuera presidente, ni la guerra en Ucrania ni la del Medio Oriente estarían ocurriendo.

Algunas de las afirmaciones del Partido Republicano contradicen la realidad: la delincuencia ha disminuido drásticamente, por ejemplo. En 2023, los homicidios en todo el país tuvieron una de las caídas más pronunciadas de la historia.

Pero el argumento del caos no se trata realmente de hechos, sino de la sensación que tienen muchos votantes de que el país va por el camino equivocado y que Biden no está a la altura del cargo y las responsabilidades que conlleva. Más que nada, la elección puede depender de si Biden puede disipar esa impresión.

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