El pasado jueves, me expresé a través de mi cuenta en la X (antes Twitter) en contra de la violencia de género, en respuesta al feminicidio de Linnette Morales Vázquez, de 30 años y a la masacre que ocurrió la noche del 24 de enero. Escribí: “Nos matan teniendo ‘órdenes de protección’, encerradas en nuestras casas, en el supermercado, en espacios públicos, en todas partes. Exigimos poder respirar, ser libres. Queremos vivir. Ningún partido que defienda la vida puede negarse a la educación con perspectiva de género”.
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Estas fueron mis únicas expresiones durante ese día sobre este asunto. Sin embargo, Jay Fonseca utilizó sus espacios radiales y televisivos para atacarme a gritos con epítetos como “charlatana” e “irresponsable” y me atribuyó unas expresiones que no hice.
Fonseca demostró malicia real y un grave menosprecio por la verdad al atribuirme expresiones cuya falsedad conocía.
Por esto, reitero el llamado a los medios de comunicación a exigir que los comentaristas que emplean se conduzcan éticamente y a evitar que se expresen mendazmente y reproduzcan la violencia de género.
Soy partidaria de la equidad, de la educación con perspectiva de género y de la defensa de los derechos humanos. Ante el odio, el prejuicio y la violencia de género en las ondas radiales y televisivas, propongo el amor, la solidaridad y la empatía como uno de los antídotos.
Es importante aclarar que me opongo a la censura, promuevo y defiendo la libertad de expresión y la libertad de prensa. Es preferible tolerar a figuras como Fonseca a que haya censura. Sin embargo, estoy convencida de que en una sociedad en la que se eduque con perspectiva de género no habría espacio para discursos de odio como los de este comentarista.