Opinión

La inmigración y las elecciones presidenciales

Lee aquí la columna del abogado estadista.

Alejandro Figueroa + Columnista

Durante una década, comenzando con la reelección del presidente Obama y de manera acelerada durante el cuatrienio de Donald Trump, los demócratas se movieron hacia la izquierda en el tema de la inmigración, restando importancia a la vigilancia fronteriza y defendiendo los derechos de los inmigrantes a buscar asilo en Estados Unidos. Durante un tiempo, la mayoría de los estadounidenses se movió con ellos. Las duras medidas migratorias impulsadas por Trump, especialmente la separación de niños de sus familias en la frontera, generaron una intensa reacción entre los votantes.

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Las encuestas durante el mandato de Trump encontraron un aumento constante de estadounidenses que estaban a favor de que se flexibilizaran los controles de inmigración y la legalización para aquellos que habían entrado a Estados Unidos sin documentos.

Todo eso ha cambiado.

A medida que el número de inmigrantes que cruzan la frontera sur de EEUU ha aumentado a niveles récord, el apoyo público a la inmigración ha disminuido, incluso entre los demócratas. Los republicanos, por su parte, han utilizado el tema para vapulear a la Administración del presidente Joe Biden y esto, a su vez, ha dividido a los demócratas.

La respuesta demócrata, de Casa Blanca hacia abajo, ha sido abogar por una vigilancia fronteriza más estricta. Sin embargo, en las últimas semanas, la extralimitación republicana en el tema ha dado una oportunidad a los demócratas. La victoria del martes del demócrata Tom Suozzi en una elección especial del Congreso para ocupar el escaño que anteriormente ocupaba el republicano George Santos sirvió de ejemplo de cómo explotar esto. Los estrategas del partido claramente esperan desplegar tácticas similares en distritos indecisos de todo el país para la elección de noviembre.

La propuesta que combina la legalización para los inmigrantes que llevan una cantidad de tiempo considerable residiendo en los Estados Unidos con una aplicación más estricta de las resticciones de entrada en la frontera– contrastaría marcadamente con la posición republicana sobre la inmigración. En su campaña, Trump ha prometido repetidamente llevar a cabo la “mayor deportación desde la administración Eisenhower” y ha acusado a los inmigrantes de “envenenar la sangre” de los estadounidenses.

Pero esa posición demócrata también marcaría un gran cambio con respecto a hace cuatro años, cuando algunos candidatos demócratas del ala izquierda del partido adoptaron las propuestas para abolir la agencia de Inmigración y Control de Aduanas y derogar las sanciones penales por cruces fronterizos repetidos.

Biden nunca abrazó esa retórica contra la aplicación de la ley, pero dichas posturas tuvieron un claro impacto en las políticas que su administración adoptó en sus primeros días, cuando emitió órdenes ejecutivas para deshacer muchas de las políticas fronterizas de Trump.

Tres años después, el número de inmigrantes que cruzan la frontera se ha disparado a niveles récord.

Cuánto de esto es el resultado de los cambios en la política migratoria estadounidense es objeto de un amargo debate partidista. Pero lo que no se puede debatir es el impacto en la opinión pública: la proporción del público que está a favor de una flexibilización de los controles de inmigración ha disminuido significativamente, incluso entre los demócratas. La inmigración se ha convertido en el principal tema que motiva a los votantes republicanos y uno de los mayores flancos débiles de Biden.

Una nueva encuesta publicada la semana pasada por el Pew Research Center refleja que el 77 % de los adultos estadounidenses califican la situación en la frontera sur como una “crisis” (45 %) o un “problema importante” (32 %). Aunque es mucho más probable que los republicanos utilicen la etiqueta “crisis”, dos tercios de los demócratas están de acuerdo en que es al menos un problema importante, y solo un tercio lo considera un “problema menor” (26 %) o que “no es un problema” (7 %).

Solo uno de cada cuatro demócratas y solo uno de cada diez republicanos dicen que el gobierno está haciendo un buen trabajo respondiendo al problema.

Los republicanos han utilizado efectivamente la preocupación pública por la frontera para desgastar la imagen del presidente Biden. Aunque la preocupación pública sobre la entrada de inmigrantes que llegan a quitar empleos se ve atenuada estos días por una economía con niveles de desempleo en baja récord, los republicanos han conectado el caos fronterizo con las preocupaciones públicas sobre la delincuencia y la criminalidad.

De hecho, la encuesta de Pew refleja que la mayoría de los estadounidenses (57 %) dice que cree que la gran cantidad de inmigrantes que ingresan a la nación ha empeorado los niveles de criminalidad, en comparación con el 39% que dice que no está teniendo mucho impacto.

La preocupación pública generalizada llevó a Biden a aceptar a fines del año pasado negociaciones con los republicanos del Senado sobre nuevas políticas fronterizas. Las conversaciones llevaron a una propuesta bipartidista que habría cambiado la ley estadounidense para acelerar las deportaciones y reducir la capacidad de los inmigrantes para solicitar asilo en Estados Unidos.

La Casa Blanca y una mayoría de los demócratas del Senado aceptaron ese plan a pesar de que con él abandoban la posición demócrata de que cualquier nueva medida de cumplimiento debía ir acompañada de pasos hacia la legalización de los Dreamers. Pero luego los republicanos, respondiendo a las exigencias de Trump, abandonaron el compromiso que habían negociado.

El reversazo de los republicanos para complacer a Trump dio a los demócratas una gran oportunidad, que Suozzi aprovechó hábilmente. En esta coyuntura, entonces las preguntas pasan a ser otras: ¿hasta qué punto retrocederá el péndulo en las posibles negociaciones entre democratas y republicanos? y ¿si los demócratas podrán encontrar un punto medio en materia de inmigración que evite dividir a su partido en el proceso y les permita convertirlo de un flanco débil de Biden a una propuesta que allegue votantes de indecisos de camino a las elecciones de noviembre?

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