La pasarela combativa que se celebró el pasado viernes 8 de marzo podría haber sido incómoda para algunas personas. Pero la incomodidad es parte de la protesta, sea incomodar el tránsito regular, o lo que una persona piensa que es decente de ver en las calles. Esta pasarela, preparada y organizada por personas de la comunidad LGBT por más de cinco años, fue inspirada por marchas hechas desde hace más de una década alrededor del mundo, en Canadá conocido como “Slutwalk” y en muchos países de latinoamérica celebrado como “La Marcha de las P*tas”. En Puerto Rico, la pasarela surgió de la necesidad de representar la gran diversidad que representa “mujer” o la categoría de “cuerpos feminizados”, que incluye a personas trans y otras personas de la comunidad LGBT+ que no caen en el género binario.
Actualmente en Estados Unidos y en Puerto Rico nuestra comunidad trans y nobinarie son el enfoque de constantes ataques políticos fundamentalistas. Nuestra pasarela, creada y protagonizada por gente cuir recibe todos los años ataques y críticas a nuestro performance de libertad de ser “obsceno e indecente” en la calle. Es importante enfocar nuestras miradas en que la ofensa más grande y más violenta es la de un país con un gobierno transfóbico, misógino y racista que desplaza a sus comunidades más vulnerables. Lo “ofensivo” que algunas personas ven en la pasarela no es comparable con las múltiples agresiones que muchas personas tenemos que lidiar diariamente en la calle y en nuestras casas por el simple hecho de querer vestirnos, existir y ser de una forma que otres no aceptan.
Desde el 2019 se ha visto una participación mayor de comunidades marginalizadas en el 8M, un incremento en el uso del lenguaje inclusivo por más organizaciones feministas, más concientización sobre la importancia de la interseccionalidad y la integración de los derechos de personas trans, cuir y nobinaries a los reclamos principales en marchas y protestas feministas y no-feministas. En la pasarela del 8M se hacen reclamos por estos derechos por las mismas razones que se hacen también reclamos por justicia salarial y justicia climática durante el día, ya que somos las personas feminizadas y marginalizadas quienes más estamos afectadas por estas injusticias. La pasarela es un espacio libre para que todas las personas que han sido criticadas por su forma de vestir, puedan expresarse y existir en el mundo, manifestándose como quieran. La pasarela no es una hecha solamente para personas de la comunidad LGBT+ sino es una abierta para educadoras, madres, y personas de todas las edades o identidades y continuará existiendo como un espacio para todes quienes se han sentido inseguros en las calles.