Opinión

El país de rehén

Lee aquí la columna del presidente del Partido Popular Democrático.

Los deberes y responsabilidades de los jefes de agencia van más allá de cualquier afiliación política. Lo sucedido esta semana en un programa televisivo, donde cerca de una docena de secretarios de gabinete fueron a asumir un rol protagónico en la campaña primarista del Partido Nuevo Progresista (PNP) es un acto nunca antes visto en la política puertorriqueña.

No se trata de que no tengan una preferencia política. Ese es su derecho. A lo que no tienen derecho es a disminuir el servicio público a una trinchera política donde el partido está por encima de la gente a quien deben servirle. A lo que no tienen derecho es a convertir las agencias en comités de campaña con todo y pintura azul. De lo que se trata es de que el país necesita confiar en un gobierno de todos, no de unos pocos. Un gobierno del país, no de un partido. Mientras el gabinete del gobernador cantaba su melodía partidista en televisión nacional, el país continúa viviendo una crisis de servicios esenciales. Con sus acciones demostraron que para el PNP la línea entre gobierno y partido no existe. Que no hay problema en ser la secretaria de corrección en cuyo mandato liberan un asesino en serie nuevamente mata a una mujer, mientras ella cumple su rol de ser encargada de movilización en la campaña de Pierluisi. Que no hay problema en ser secretaria de la familia mientras las querellas de maltrato contra adultos mayores se atienden a cuentagotas, y al mismo tiempo tener un rol protagónico en el comité de campaña del gobernador. ¿Para quién trabajan?

Lo mismo aplica a la comisionada residente. Mientras no era candidata a la gobernación, nada decía sobre el desastre de su gobierno. Hoy, Jenniffer González, por llegar a ser la candidata oficial del Partido Nuevo Progresista, comienza a ver todas las deficiencias del Gobierno del que ella es parte.

Es menester recordarle al gobierno del PNP que, hasta noviembre, tienen el deber de representar y servir a todos los ciudadanos, sin importar su afiliación partidista. Basta ya de gobernar para unos pocos, y de poner los intereses políticos por encima del servicio público. Lo que estamos viendo es como el PNP, en medio de su guerra primarista ha decidido tomar el país de rehén. ¡Inaceptable!

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