Opinión

Las primarias de los famosos

Lee aquí la columna del vicepresidente del Proyecto Dignidad

No puedo negar que los primeros treinta segundos de la final de La Casa de los Famosos me dio una impresión muy profunda de estar viendo la versión del cine mejicano de The Hunger Games.

Yo comprendo lo entretenido que puede ser para muchos seguir estos programas, los cuales requieren de un tipo de concentración, análisis y evaluación de talentos muy singular. Comprendo perfectamente cuando los mismos se convierten en un asunto cultural, donde se comenta en la sala de la casa, durante el desayuno, a través de las redes, en la fila del banco, la escuela, el trabajo, al salir de la iglesia y en el supermercado.

Comprendo cuando ese comentar se traduce en chistes, memes, canciones, noticia, parodias televisivas, sujeto a análisis político y académico, hasta llegar a convertirse en un evento cultural que culmina con una celebración nacional. Todas las sociedades en el mundo, en todas sus etapas, por ser parte de la naturaleza humana, han tenido un componente fuerte de escapismo de la realidad. El problema fundamental surge cuando la realidad comienza a ser el escapismo.

La realidad es que La Casa de los Famosos nada tiene que ver con la reivindicación de la mujer, o de nuestra cultura, o del ejemplo de lo que constituye el esfuerzo, las capacidades, el arraigo, la valentía, la determinación. La Casa de los Famosos es simplemente un programa de televisión que busca generar pauta e ingreso para su producción, proveyendo un espacio de escapismo para una sociedad que se la hace cada día más difícil enfrentar su realidad, pues es una realidad que no es bonita, ni entretiene.

Ante esta realidad difícil y adversa que viven nuestras familias hoy en día, donde los niveles de pobreza se han mantenido entre el 40 % y 44 % por los últimos 50 años, donde la educación es cada vez más deficiente, el acceso a empleo bien remunerado se limita, los retos de violencia, maltrato, soledad y abandono familiar son lo cotidiano, comprendo que sentarse ante un televisor a ver el desarrollo de un guion que lleva al triunfo del escapismo sobre la realidad sea tan celebrado. Todos tenemos nuestras avenidas de escape, el problema surge cuando nos perdemos en ellas.

Y eso me trae al título de esta columna. No deja de sorprenderme cuan parecidas son las primarias que se avecinan el 2 de junio a La Casa de los Famosos y esos mecanismos de escape de nuestra realidad. Observe a los contendientes, unos se enfrascan en ataques traperos, acusaciones traicioneras, discusiones inconsecuentes. Otros tratan de venderse como bonachones, buena gente, civilizados. No obstante, lo menos que hacen es discutir nuestra realidad y lo más que hacen es tratar de convencer a la gente que lo que no hicieron antes, lo van a hacer ahora. Puro escapismo.

Antes, Juan Zaragoza y Jesús Manuel Ortiz fueron parte integral y principal de un gobierno que impuso contribuciones a diestra y siniestra, le quitaron chavos a corporaciones públicas para quemarlos en una deuda que sabían era impagable, trataron de convencerte que habían salvado las finanzas de Puerto Rico, persiguieron a la Iglesia y apoyaron medidas en contra de los valores familiares tradicionales de nuestro pueblo. Esa administración decretó la quiebra. Pero ahora son los más capacitados, los más experimentados y los que más herramientas tienen para administrar a Puerto Rico. Ese es el escapismo que nos venden.

Pedro Pierluisi y Jenniffer González han sido los principales actores de un gobierno que ha sido incapaz de gerenciar efectivamente la asignación de fondos federales mas grande en nuestra historia. Fueron parte integral de los gobiernos que tomaron prestado irresponsablemente para bajar ficticiamente el costo de la energía eléctrica y llevar a la AEE a la quiebra. Impusieron decretos discriminatorios en contra del sector no vacunado, han hecho silencio mientras su secretario de justicia se burló del sector conservador religioso de Puerto Rico y abogaba por la aprobación de un proyecto de ley que permitiría el aborto hasta los nueve meses. Ambos han sido principales dirigentes de varios gobiernos que nos han traído a donde estamos. Han traicionado una y otra vez al sector conservador. Hoy se gastan millones de dólares entre ambos para tratar de convencerte que lo que no han sido capaz de hacer antes, lo harán ahora.

Hay una realidad inescapable. Si no lo hicieron antes, no lo harán ahora. Hay que aguzarse y abrir los ojos. Votar por alguien simplemente porque es de los míos funcionará en La Casa de los Famosos, pero en la política es peligroso. ¡Adelante, con fe!

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