El anexionismo en Puerto Rico, lejos de ser una vía hacia el progreso y el autodesarrollo, se ha manifestado como una fuerza que perpetúa la dependencia económica y la mentalidad colonial. Este movimiento no busca forjar un camino hacia un desarrollo económico autónomo ni fomentar una infraestructura que propicie la autosuficiencia de la isla. Por el contrario, su estrategia se centra en mantener y hasta profundizar la dependencia de los puertorriqueños hacia las ayudas federales de los Estados Unidos, como son los cupones para alimentos y otras formas de asistencia social.
Esta política de dependencia no es accidental ni surge de un vacío de poder, sino que es una herramienta calculada para mantener un estado de sumisión económica y política. Los líderes anexionistas, que frecuentemente se posicionan como salvadores frente a las adversidades económicas, en realidad no ofrecen soluciones sostenibles que promuevan una economía robusta e independiente. En su lugar, proponen una integración total con Estados Unidos, argumentando que es la única solución viable frente a la crisis económica, ignorando o desestimando alternativas que involucren la autogestión y el desarrollo endógeno.
El fomento de la mentalidad de dependencia tiene profundas implicaciones psicológicas y socioculturales. Se inculca en las generaciones la percepción de incapacidad para la autogestión y el autogobierno, creando una barrera ideológica que impide el desarrollo de políticas de empoderamiento económico y diversificación. La dependencia económica se convierte así en una dependencia psicológica que socava la confianza en la capacidad de Puerto Rico para operar fuera del paraguas estadounidense.
El discurso del miedo es otro componente crítico en la narrativa anexionista. Se pinta un cuadro donde cualquier opción fuera de la integración con Estados Unidos llevaría a Puerto Rico a un fracaso económico y social. Este miedo es infundado y se utiliza como táctica para coartar el debate público y la exploración de alternativas de desarrollo independiente. En lugar de promover una evaluación objetiva de todas las opciones políticas y económicas, el anexionismo desestima sistemáticamente el potencial de un Puerto Rico soberano o asociado libremente.
Para el anexionismo, la dependencia y el mendigar fondos federales es bueno y esencial. El anexionismo se lucra y se fortalece de la pobreza ya que quieren que más puertorriqueños tengan que depender de las mal llamadas “ayudas federales”. En un Puerto Rico libre y próspero, el anexionismo no tiene sentido ni futuro. Para sobrevivir y seguir robándose fondos públicos, el anexionismo no promueve el desarrollo económico, sino la dependencia colonial.
La dependencia no solo mantiene a Puerto Rico en un estado de subordinación económica, sino que también limita significativamente el desarrollo de políticas internas que podrían fomentar sectores emergentes y fortalecer la economía local. La falta de un plan de desarrollo económico nacional es testimonio de una visión colonialista que sacrifica el progreso a largo plazo por soluciones temporales y parchos inmediatos.
En resumen, el anexionismo en Puerto Rico no es una solución a la crisis económica, sino una perpetuación de la misma enfermedad crónica y colonial. Al promover la dependencia y el miedo, se limitan las capacidades del país para desarrollar una economía diversificada, fuerte, vibrante y autosuficiente. Es crucial reconsiderar esta postura y explorar alternativas, como la soberanía nacional (sea la independencia o la libre asociación) que permitan a Puerto Rico maximizar su potencial económico y cultural, asegurando así un futuro de prosperidad real y sostenida para todas las generaciones futuras.
Javier A. Hernández es un empresario, autor, asesor y defensor de la soberanía nacional y la descolonización puertorriqueña con sede en Nueva Jersey y Puerto Rico. Es autor de PREXIT: forjando el camino hacia la soberanía de Puerto Rico, Puerto Rico para los puertorriqueños, Desarrollo y Prosperidad: El éxito económico en un Puerto Rico soberano y Puerto Rico: Hacia una economía nacional soberana. Se le puede contactar aquí y X @PRexitBook