En las primarias del pasado 2 de junio resultaron electos como candidata y candidato a la gobernación del PNP y PPD, Jenniffer González y Jesús Manuel Ortiz, respectivamente. Ahora estos dos, junto a Juan Dalmau, competirán por la silla política más alta que se disputa en las elecciones generales, La Fortaleza.
Desde que cubro elecciones en Puerto Rico, hace más de 20 años, no había visto unas elecciones tan “cantás” por el pueblo como la que ocurrirá el próximo 5 de noviembre. Desde antes de las primarias, el vox populi decía que independientemente de quien ganara en el PNP ganaría las elecciones generales y que, si era la Comisionada Residente, más seguro le resultaba a la palma ganarles a sus opositores. Ese sentir general se ha mantenido después del 2 de junio y ya todos ven a Jenniffer González como la gobernadora electa porque no le adjudican posibilidad de triunfo al candidato de la pava. Es más, ven a Ortiz disputándose con el candidato de la llamada alianza patria, Juan Dalmau, la segunda posición electoral, cosa que sería un golpe histórico devastador para el partido fundado por Muñoz.
Así que, ante este panorama, el Partido Popular Democrático tiene que luchar primero con una percepción de que, desde ya, son perdedores. Eso lo resuelve un buen publicista. Sin embargo, si superaran ese gran escollo, viene el segundo reto y esto no lo resuelve la publicidad: ¿hay voluntad y capacidad para dirigir los destinos del país entre los aspirantes de ese partido a los principales puestos electivos? Sobre eso tendrán que convencer a la gente, porque en la calle se escuchan respuestas populares, con cierta pena, de que no.
Esa percepción de una pobre capacidad o liderato no surge de la nada. En los pasados años y meses, ese partido ha exhibido una desorganización enorme, poca capacidad de movilización, una pobre estructura operacional y administrativa, y un pobre control en las decisiones políticas que se toman para darle un rumbo unísono que responda a la filosofía de su liderato, si alguna. En esa estructura directiva que ha tenido en los pasados años ese partido, pocas personas, como Toñito Cruz y alguno que otro, parecen tener idea de lo que tiene entre manos. Queda del ya candidato a la gobernación, trabajar para derrotar esa imagen en menos de cinco meses, periodo que falta para los comicios generales. Debe comenzar por examinar su entorno inmediato para añadir personas que, lejos de estrategias maquiavélicas con intereses económicos como los que le adjudicaban al grupo inmediato del gobernador, aporten de manera positiva a su carrera política. Si eso no ocurre, no habrá mucha diferencia entre su oferta y la que acaba de ser derrotada en el PNP.
Ante ese panorama no es de extrañar ver a Pablo José Hernández Rivera, candidato a Comisionado Residente, distanciarse en los próximos meses de Jesús Manuel Ortiz para no ser arrastrado por una candidatura percibida como perdidosa. Solo si se distancia, Hernández pudiera ganar, aun perdiendo las elecciones, la coronación automática como próximo líder del PPD. ¿Qué ustedes creen?