Bien administrado, el escrutinio electrónico representa un avance en el proceso electoral, agilizando los resultados de cada elección, en un marco de certeza y confiabilidad. Esta alternativa evita, también, las interminables jornadas a las que se sometían los funcionarios de colegio en épocas anteriores.
Plantear a las alturas del 2024 que regresemos al conteo manual, es sorprendente, cuestionable y altamente preocupante por múltiples razones.
No podemos perder de perspectiva nuestra historia electoral como fue, por ejemplo, el caso de las elecciones del 2012, cuando a la senadora María de Lourdes Santiago no le fueron adjudicados alrededor de 11,500 votos el día de las elecciones que, posteriormente, fueron recuperados en el escrutinio general.
Es además, castigar a miles de funcionarios de colegios de todos los partidos a un interminable conteo, en una época en la que los nuevos funcionarios nunca han participado de elecciones manuales. El aumento de partidos políticos compareciendo a las elecciones, el incremento sostenido del voto mixto y por candidaturas complicaría aún más un conteo “a palito” en las elecciones.
La CEE, en particular su presidenta y la empresa Dominion, tienen la obligación de explicar por qué en las pasadas primarias un grupo de máquinas no funcionó, por qué se transmitieron los resultados erróneamente, el estado y la condición de la totalidad de las máquinas y qué mantenimiento han recibido, si alguno.
De igual forma, la importancia de retomar la realización de simulacros electorales como ha exigido el Comisionado del PIP, Roberto Iván Aponte, para detectar problemas y buscar soluciones a tiempo.
Todo hay que evaluarlo rápido, pero con precisión. La CEE tiene que informar en dónde estamos de cara a las elecciones y garantizar que el escrutinio electrónico esté en óptimas condiciones para salvaguardar la pureza del proceso.
No es posible regresar al sistema de “palitos” que a estas alturas sería un castigo cruel e inusitado. Como dice el refrán “pa’ atrás ni pa’ coger impulso”. El país, los votantes y los candidatos merecen un sistema electoral y unas votaciones limpias, transparentes y justas.