No hay duda de que hay sectores que cruzan los dedos para que se repitan los sucesos del verano del 2019, en los que manifestaciones, pacíficas unas y violentas otras, promovieron la salida del exgobernador Ricardo Rosselló. Aquellas manifestaciones no tuvieron una organización formal, más bien fueron algo orgánicas alimentadas por la convocatoria de figuras públicas como Ricky Martín, Bad Bunny, René Pérez y otros.
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Desde que Pedro Pierluisi se convirtió en gobernador se habló del verano del 2021, del verano del 2022, del 2023 y hasta hace unos días hubo quien hablaba del verano del 2024 por lo ocurrido con la situación energética. Entre martes y jueves pasado fue el punto culminante de los apagones cuando cerca de 350,000 abonados quedaron sin electricidad por un apagón masivo. Las redes sociales se inundaron con expresiones de frustración, coraje y agite.
Aprovechando el punto de ebullición que pareció surgir a mitad de semana, de inmediato se convocó a dos manifestaciones contra Luma: una en sus oficinas centrales el viernes por la tarde y otra en La Fortaleza el sábado en la mañana. El reclamo general de las manifestaciones se concentró más en la solicitud de cancelación del contrato de la compañía privada.
A nivel político, tanto el Partido Independentista Puertorriqueño (PIP), como el Movimiento Victoria Ciudadana (MVC) se unieron a la convocatoria y convidaron a sus huestes a decir presente en las manifestaciones. A nivel artístico, no hubo expresiones de convocatoria. Ambas manifestaciones fueron de escasa participación, más la del sábado. Quizás otro hubiese sido el panorama si los artistas del verano del 2019 se hubiesen unido a la convocatoria para que fuera más gente y los visuales impactaran más. Digo, no solo pedir que fueran, más bien ellos anunciar que asistirían. Solo por verlos, sus fanáticos empaquetaban las protestas. Al parecer el famoso chat de aquella época era algo de más impacto en esas figuras que lo que viven hoy los puertorriqueños con la situación de la energía. En fin, casi ninguno de estos artistas vive en la isla, y seguramente donde pernoctan cuando vienen son lugares que sin energía no se quedan, aunque Luma falle.
Lo ocurrido en el verano del 2019, principalmente la violencia desatada en la Calle Fortaleza no es algo que creo que los puertorriqueños quieran volver a ver ni auspiciar, directa o indirectamente. Quizás por eso estas convocatorias, cuando son proclamadas por grupos no definidos o por algunos sectores ideológicos, son percibidas con suspicacia y el ciudadano levanta una ceja en señal de duda sobre asistir o no. Creo que también hay algo de convicción de que el sistema fue entregado a LUMA casi destrozado y queda algo de conciencia de que nadie podrá ponerlo al día en pocos años.
“Vamos a ser realistas. Rápido no se puede hacer nada. Tú no puedes hacer lo que dejaste de hacer en 15 años en un año o dos, pero tienes que comenzar a hacerlo, eso es así. Los temas energéticos no son de dos años, ni de tres años, de cinco…”, decía el expresidente de la UTIER, Ángel Figueroa Jaramillo, en Jugando Pelota Dura el 27 de septiembre del año 2016. Luego de esas expresiones del líder sindical, ese sistema energético deteriorado fue sometido a los vientos sostenidos de sobre 150 MPH y ráfagas de más de 200 MPH. En el 2020 también recibió las sacudidas de los terremotos. Si para Jaramillo aquel sistema que él decía no se podía reparar en dos o tres años antes del huracán María y los terremotos, pues ¿cómo hoy reclamamos que esté listo u operando de manera aceptable, sin que se le vaya la luz a nadie en solo tres años?
De hecho, el día del apagón masivo se llegó a cerca de 350,000 abonados sin energía, y en cerca de 6 a 7 horas se bajó la cantidad a alrededor de 14,000. Mientras los números de abonados iba aumentando, Figueroa Jaramillo iba publicando en “X” cuántos puertorriqueños iban quedando sin luz. Sin embargo, cuando comenzó a bajar la cantidad de abonados que no tenían luz porque les habían restablecido el servicio, él dejó de publicar. “A las 9:55 pm subió a casi 320 mil abonados sin servicio” fue su último tuit sobre el tema. No creo que él, quizás entendiendo que eso llevará a que el pueblo suplique y ruegue de rodillas que el sistema regrese a la AEE y a la UTIER, disfrute lo que ocurre, pero involuntariamente esa fue la proyección que envió, que se gozan cuando ocurren estas cosas. Me refiero a que mientras peor se pone la situación, más publican en sus redes, pero cuando comienza a reponerse el sistema, entonces miran para el lado y comienzan a silbar. ¿Por qué? ¿No les entusiasma cuando la gente tiene servicio?
Sobre cancelar el contrato de LUMA, que no es tan fácil como decirlo, se plantea que el sistema energético vuelva a los mismos que la llevaron a su peor estado por falta de mantenimiento, a los mismos que lo quebraron y destrozaron. ¿Esa es su apuesta? ¿No hay posibilidad que un futuro gobierno pueda fiscalizar bien? Digo, si su respuesta es que no, entonces, ¿ese que ni siquiera puede fiscalizar, sí va a poder aceitar todo ese sistema energético y brindarle ese servicio de excelencia que reclamamos?