Dentro de la vorágine de descargues, largas horas de espera y falta de análisis crítico en el fin de sesión, hubo un momento de oasis. Durante la sesión del pasado lunes, 24 de junio, la Cámara de Representantes aprobó la Resolución 1183, de mi autoría, para honrar póstumamente la gesta legislativa y gran trayectoria política de don Baltasar Quiñones Elías. Como legislador, siempre he considerado que una de las responsabilidades de la legislatura como institución es rescatar y preservar la memoria de aquellos puertorriqueños y puertorriqueñas ilustres cuyas aportaciones políticas, sociales y culturales han sido fundamentales en nuestro desarrollo como país. Baltasar Quiñones Elías pertenece a ese gran linaje de puertorriqueños que han representado lo mejor que Puerto Rico tiene que ofrecerle al mundo.
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El inicio de su carrera como abogado defensor coincide con el inicio de su carrera política al ser electo en el 1944 por primera vez como Representante por el Distrito 15 compuesto por los pueblos de Aguada, Rincón y Añasco. Don Baltasar, junto a Don Gilberto Concepción de Gracia y un destacado grupo de patriotas, fundan el Partido Independentista Puertorriqueño el 20 de octubre del 1946. Presidio la Asamblea de Fundación del partido, convirtiéndose en su primer vicepresidente. Luego, comparece a las elecciones del 1952 como candidato a representante por el Partido Independentista Puertorriqueño (PIP). Es electo y revalida nuevamente en las elecciones del 1956.
A lo largo de sus 12 años como legislador y portavoz del PIP en la Cámara de Representantes, impulsó medidas que aún hoy consideraríamos de avanzada. Parte de su gestión legislativa incluye el primer proyecto radicado para establecer un periodo anual de vacaciones y otro de licencia por enfermedad con sueldo completo, proyectos para proveer espacios de cuidado para los hijos de madres trabajadoras durante sus turnos de trabajo. Como también, su tenaz oposición a la Ley 53 del 1948, mejor conocida como la infame Ley de la Mordaza.
Don Baltasar Quiñones Elías fue una de las figuras políticas de mayor trascendencia de los pasados 50 años. Su memoria y legado es uno de lucha inclaudicable por la independencia y la defensa de las causas justas en Puerto Rico, digno de reconocimiento y exaltación.