Opinión

El séptimo plebiscito

Lee aquí la columna más reciente de la serie "Desde otro prisma".

En 1959, ante críticas y cuestionamientos locales e internacionales sobre el Estado Libre Asociado, se presentó en la Cámara de Representantes de Estados Unidos el proyecto Fernós-Murray para reformar la Ley 600, haciendo “cambios cosméticos” al ELA. Este sería el primero de más de una docena de proyectos para resolver el estatus de Puerto Rico presentados ante el Congreso que serían rechazados o, simplemente morirían por inacción de los comités a los cuales fueron referidos.

Luego del fracaso del proyecto Fernós-Murray El gobernador Luis Muñoz Marín aprovechó la iniciativa del Presidente Kennedy para crear la Alianza para el Progreso para pedir cambios al ELA. Muñoz ofreció a Kennedy sus buenos oficios con los líderes de la “izquierda democrática” de América Latina, (José Figueres de Costa Rica, Rómulo Betancourt de Venezuela y Juan Bosch de República Dominicana) a cambio de que considerara “la culminación del ELA”. El 25 de julio de 1962, en la celebración del décimo aniversario del ELA, Kennedy envió un mensaje afirmando que reconocía que era el momento para promover el crecimiento del ELA y endosaba la celebración de un plebiscito para que el pueblo de Puerto Rico eligiera, “incluso la independencia”, si ese fuera su deseo. (https://www.presidency.ucsb.edu/documents/message-governor-munoz-marin-the-10th-anniversary-the-commonwealth-puerto-rico). El asesinato del presidente Kennedy descarriló el proceso.

En 1967, luego de la intensificación de los debates y conflictos sobre el estatus se celebraría el primer plebiscito sin endoso del Congreso o del Presidente de Estados Unidos. El ELA triunfó obteniendo 60% de los votos.

A partir de entonces ha habido tres intentos fallidos más en el congreso de Estados Unidos para organizar un plebiscito de estatus “vinculante”—que asegure un compromiso de cumplimiento del Congreso con el resultado. (1) El proyecto Jonhnston, “Puerto Rico Status Referendum Act” (S. 712) del 4 de abril de 1989, que se reintrodujo en 1990 como S. 244 y “se colgó” en el Comité de Energía y Recursos Naturales del Senado de Estados Unidos. (2) El proyecto Young “United States-Puerto Rico Status Act” (H.R. 3024) de 1996, que se reintrodujo en la Cámara en 1997 como H.R. 856, y fue aprobado por 209 votos a favor y 208 en contra. Pasó al Senado Federal (S. 472) donde el Comité de Energía y Recursos Naturales no tomó acción. (3) El “Puerto Rico Status Act” (HR 8393) aprobada por la Cámara de Representantes en 2022, reintroducida en 2023 en Cámara y Senado Federal como H.R. 2757 y S.3231. Quedando sin atender en la presente sesión del Congreso.

Pero la inacción Congresional no ha disuadido al Partido Nuevo Progresista de insistir en “demostrar” que la anexión como estado de la Unión tiene una mayoría en Puerto Rico. Desde 1993 se han celebrado cinco plebiscitos de status bajo gobiernos del PNP y este será el sexto, séptimo en total desde 1967.

El plebiscito de 1993 presentó las tres fórmulas tradicionales: ELA, estadidad e independencia. El ELA volvió a ganar por mayoría plural, 48.6% y la estadidad registró un crecimiento sustancial, 46.3%. A partir de entonces los gobiernos del PNP han celebrado otros cuatro plebiscitos (1998, 2012, 2017 y 2020), en los cuales sistemáticamente excluyen o representan al ELA de formas no aceptables para los estadolibristas (ver tabla). Con esta táctica han manufacturado una mayoría estadista que nunca ha convencido al Congreso para actuar sobre las peticiones del PNP (https://www.youtube.com/watch?v=_Q5dkZCPv-o).

El plebiscito de 2024 no es la excepción. Se convoca identificando las alternativas de independencia y “soberanía en asociación” como homólogas. En la propuesta unilateral del gobierno PNP ambas llevarían a la pérdida de la ciudadanía norteamericana para las próximas generaciones. Además de “meter miedo” con la pérdida de la ciudadanía, el PNP pretende convencer a los electores que es el único partido capaz de lograr la estadidad, ignorando la masa de estadistas desilusionados con la corrupción y mala gobernanza del PNP que ha desertado al Proyecto Dignidad y al Movimiento Victoria Ciudadana. Curiosamente, el PNP también convoca en estas elecciones a un voto presidencial simbólico. Esto ocurre precisamente en el momento en que el Partido Republicano de Estados Unidos elimina toda referencia a la estadidad para Puerto Rico bajo el liderato de Donald Trump.

El séptimo plebiscito es un intento burdo para traer el estatus como eje de la discusión política ante un electorado harto del mal gobierno y la corrupción del PNP. El estatus no es el issue, son los apagones de LUMA, los aumentos en el costo de la vida, la corrupción, los malos servicios de salud, el abandono de pobres y envejecientes frente al enriquecimiento de los políticos corruptos del bipartidismo PNPPD. Las elecciones de 2024 presentan una gran encrucijada: nos atrevemos a cambiar de rumbo o seguimos empantanados en la mala gobernanza y la corrupción bipartidista. El miedo al cambio no es opción. “Matar al dios del miedo” es la única opción para salir de este desastre que vivimos.

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