Mañana se observa el aniversario de la Constitución del Estado Libre Asociado con una actividad en Peñuelas, seguramente marcada por el proselitismo de cara a las Elecciones Generales. El evento de mañana, pagado con fondos públicos, será encabezado por los protagonistas de la papeleta del Partido Popular Democrático (PPD).
PUBLICIDAD
Eso del financiamiento público de esa actividad ya ha pasado antes y se ha cuestionado, de la misma forma que se señalaba con dudas, hace años atrás, que administraciones del PNP sufragaran con dinero de los contribuyentes actividades afines con el anexionismo, como las del 4 o 27 de julio, días de las conmemoraciones de la independencia de los Estados Unidos y el natalicio de José Celso Barbosa, respectivamente. Así que, dejemos ese asunto atrás y hablemos de lo sustantivo de cara a las reflexiones de mañana.
Ya el presidente del PPD, Jesús Manuel Ortiz ha dicho que, a su juicio, el estatus político de Puerto Rico no es importante para el país. Dice el candidato a La Fortaleza que “a la gente” le interesan los problemas cotidianos. Creo que tiene razón. Pero, el problema está en divorciar la discusión de la subordinación política de Puerto Rico con los temas como la energía, la economía y la seguridad. Mas aun cuando desde el 2016 existe en nuestro ordenamiento legal la Junta de Supervisión Fiscal que, al amparo de la ley federal PROMESA, tiene poderes absolutos que han supuesto de facto una suspensión temporera de la Constitución del ELA.
Empecemos con la energía. Quejarse de LUMA es equivalente a quejarse de esa junta federal que ha sido su principal defensor y promovente.
Quejarse exclusivamente del gobierno puertorriqueño por sus políticas económicas locales es desconocer que ha sido la Junta la que en tiempos recientes ha avalado o derogado leyes aprobadas por nuestras ramas de gobierno.
Quejarse de la inseguridad en nuestras calles y adjudicarle el problema a la Policía es una visión miope, pues nuestro problema mayor en ese aspecto es el trasiego de drogas y armas ilegales que entran por nuestras costas y puertos, controlados por el gobierno de los Estados Unidos.
¿Por qué el liderato popular actual no admite que no sienten problemas con ser unos “happy colonials”?
Los cuestionarán, pero sería honesto y legítimo que así lo proclamen. Decir que esperan por un proceso justo para presentar una propuesta de desarrollo del ELA que sea no colonial y no territorial es lo mismo que decir, nunca bregaremos con eso.
Por otro lado, tenemos al PIP y PNP. El candidato Juan Dalmau ha repetido la receta histórica de su partido de una Asamblea Constitucional de Estatus con el ingrediente adicional de explicar el proceso a seguir y contar con el asesoramiento del popular Rafael Cox Alomar. Cox lleva meses expresando una gran insatisfacción con el rumbo que ha tomado su partido al mando de Ortiz y otros. El mecanismo procesal propuesto por el PIP suena extenso y complejo, sobre todo al momento de decir que buscarán llegar a un acuerdo con el Congreso de los Estados Unidos antes de exponerle a los boricuas las opciones de estatus. Mientras tanto, el gobernador Dalmau, de resultar electo, continuaría administrando la colonia.
¿No promueve ya el PIP que la independencia es un derecho inalienable de todos los países? ¿Por qué ese derecho está sujeto a una negociación entre fórmulas de estatus con Washington?
Mientras tanto, el PNP insiste en los plebiscitos como ruta para atender el tema. Pero desde el 1967, los plebiscitos no nos llevan a ningún lado. Ha sido una gastadera de dinero en consultas y cabildeo sin resultado alguno. Irónicamente reclaman al final de los cuatrienios en los que han administrado, numerosos aciertos, validando la colonia como opción de gobierno.
Nada, que al final todos parecen ser unos “happy colonials” y el interés real es llegar al poder. Resolver la subordinación política del país no está en la agenda real de ninguno. Celebren todos, todos, los 72 años del ELA mañana como “happy colonials”. ¿Qué creen?